25-06-10 | Por María Herminia Grande
El desafío de la coincidencia
Junio y julio fueron a lo largo de la historia argentina en su definición como perfil de país, meses claves. Mañana la Unión Cívica Radical cumple 120 años de existencia. La semana próxima -1 de julio- tanto el peronismo como el radicalismo honrarán la memoria de sus líderes: Alem y Perón. El 3 y el 26 de julio lo harán por Yrigoyen y Evita. Como bisagra de rebeldía ideológica, fue también en junio, un día 29 de 1935, cuando nació Forja. Uno de sus intelectuales, Don Arturo Jauretche dijo: “Dadme una coincidencia y haremos patria”. Lo extraordinario de esta frase es que con sólo seis palabras, define un proyecto de país. Los ciudadanos argentinos no hemos valorado la coincidencia como una política de Estado. Por eso nuestra democracia es débil y zigzagueante. Por eso nuestras instituciones no tienen sólidos cimientos. Si nuestra república fuese una persona física debería acudir a un psicólogo, dado que teniéndolo todo no logra satisfacción. Como la patria es el conglomerado de personas, la falta de conocimiento de nuestra historia, de nuestras realizaciones, de nuestros errores y de nuestros logros; llevan a los distintos gobiernos a enamorarse de las refundaciones y no de las continuaciones. La falta de profunda discusión de proyectos en los partidos conlleva a una gran liviandad en la resolución de los problemas. La política de un gobierno, no puede como sí lo hace un diario, amanecer con títulos e irse a dormir con otros nuevos. Si la política actúa así no resuelve los problemas, se enmascaran, o lo que es peor se olvidan o se posponen. Argentina pudo resolver la crisis del 2000/2001 porque primero Duhalde, luego el Dr. Kirchner, ambos acompañados por el Dr. Lavagna, reencausaron un país y recuperaron el empleo debilitando a la pobreza. Argentina no merece un “roban pero hacen” ni un “son decentes pero inservibles”. Sigue generando científicos, técnicos, profesionales, obreros de alta capacitación. Hoy sin el apremio incendiario del 2000/2001, nuestro país sigue necesitando priorizar las coincidencias por sobre los rencores y las descalificaciones.
Finalmente oficialismo y opositores, tienen sus candidatos con miras a octubre. La presidente Kirchner, hábil tiempista concentra en sí la definición del poder. Semejante responsabilidad no es buena para el país, ni para su sector político ni para su persona. Las oposiciones no lo han hecho distinto. O acaso, ¿Ricardo Alfonsín consultó a sus pares para designar su compañero de fórmula? Esta misma pregunta cabe a cada uno de los sectores que ya no son partidos sino frentes o coaliciones, los cuales no necesariamente tienen una definición ideológica clara. En algunos casos el minuto a minuto de la cooptación del posible votante definió los acuerdos.
Los metros y metros de la que será la bandera más larga en el 2012 al cumplirse los doscientos años de su creación, no logró este 20 de junio cobijarlos a los unos y los otros en un nosotros. Su extensa longitud azul y blanca no logró imponer coincidencias.
Decíamos que Argentina tiene en su haber muchos logros, en algunos casos aprehendidos luego de grandes errores que siempre son dolores para mucha gente. Hoy existe una mirada casi unívoca a la hora de definir los modelos económicos. Lo que está claro es que los grandes ejecutivos y organismos internacionales y muchos gobiernos, se preocupan por la pérdida económica de las entidades financieras y no por la pobreza de las víctimas de sus desaciertos.
Tiempo atrás el reconocido economista e historiador Marcelo Lascano dijo “un funcionario del FMI dice la verdad cuando se jubila o lo están por echar….” Avalando lo dicho por el Dr. Lascano, el ex director gerente del Fondo Monetario Internacional Michel Camdessus reconoció que, durante su gestión en el organismo, el FMI hizo "probablemente muchas tonterías, muchos errores" para con la Argentina.
Por estos días los ojos están puestos en Grecia. Si existe alguien con autoridad profesional para hablar sobre esta problemática es el ex ministro de economía Roberto Lavagna quien debiese ser consultado en forma permanente por estos países a la hora de resolver sus crisis. A propósito del tema de Grecia, el Dr. Lavagna dijo: “es interesante señalar que nada ha cambiado en el Fondo Monetario Internacional, sigue proponiendo lo mismo que a Argentina en el año 2000 y 2001. Durante el gobierno de la Alianza se aceptaron sus recomendaciones: subieron los impuestos, bajaron los salarios y las jubilaciones; y todo eso terminó en el gran desastre que fue el final del año 2001. Las cosas cambiaron y mucho a partir de abril de 2002, primero con el presidente (Eduardo) Duhalde, después con el presidente (Néstor) Kirchner consideramos que las recetas del Fondo no eran adecuadas para Argentina, por eso elegimos nuestro propio camino. Pienso que en algún momento Grecia va a tener que hacer lo mismo, está pagando precios enormes en términos de desempleo y el programa no va a dar resultado, ya lleva un año en vigencia y la situación, lejos de haber mejorado va empeorando. Lo primero que vale la pena entender, y va más allá de cualquier discurso, es que en realidad el FMI sigue siendo un organismo agente de los grandes bancos internacionales y con poco interés en lo que pasa en la vida interna de los países”
En los primeros momentos de la década que iniciaba el nuevo siglo, en Argentina las coincidencias políticas permitieron mantener la democracia y recuperar la moneda, el empleo, el orden, la esperanza, el futuro. Jauretche tenía razón: con una coincidencia la patria renace.
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