domingo, 7 de octubre de 2012

GRANDE

Bombachazo contra la violencia


 
Buenos aires, 2 de octubre de 2012. No se trata de la lámpara de 12.000 tampones con la que Joana Vasconcelos capturó todas las miradas en la Bienal de Venecia 2005. Tampoco son las bombachas intervenidas que alguna vez se exhibieron en la tienda y galería Juana de Arco. Hay otra tensión aquí. Ningún juego, mal que les pese a los colores, al recuerdo de puntillas primorosas, a los lunarcitos más bien naïves. "Al final, la anatomía terminó siendo destino", parecen gritarle a Freud en tela, en cartulina, en diseños que no eluden las tradicionales formas de la seducción pero que exhiben -con letra prolija, cuidada, tan femenina, incluso- las palabras de la furia. Y, entre las frases de barricada y los conocidos eslóganes del feminismo, una inscripción: "No te calles. No te escondas. Pedí ayuda".
Las treinta organizaciones sociales que promovieron el Bombachazo también difundieron un documento donde afirman que, en lo que va del año, más de 120 mujeres murieron producto de la violencia de género. Las cifras siempre imponen respeto. Pero no espantan tanto como la crónica diaria, la reiteración extenuante de esa nueva sección dentro de las noticias policiales: la de las mujeres quemadas, mutiladas, ahogadas en la pesadilla de la trata o violentadas por ese mal invento, el crimen pasional.
En Revoluciones, la última novela de J. M. G. Le Clézio, Balkis, una descendiente de esclavos, recibe, el año de sus "primeros sangrados", un collar bendecido por su abuela Kiambé. Es el collar de la fuerza, que portará toda su vida, hasta que llegue el momento de pasárselo a su propia hija. Cuántos de esos legados, generación a generación, historia por historia, han unido a las mujeres. Enlazadas por los vientres, por la sangre; por silencios y voces; en tantos y específicos modos de habitar el mundo. Ni siquiera hace falta acordar con cada una de las consignas que hace unos días surcaron la Plaza de Mayo. Sólo pensar en ellas, las que vendrán. En sus futuros deseos, que nada ni nadie puede arrogarse el derecho de dest

No hay comentarios:

Publicar un comentario