“Cristian, hijo mío, te amo y te pido perdón”
Mi hijo Cristian tiene 17 años, está cursando 6º año en la Escuela Técnica N º 9 de Lanús. Por estos días él atraviesa un período de mucha tristeza. A tanto llega ese estado de ánimo que casi no quiere concurrir a clases. La causa de esta situación que me duele en el corazón es que todos sus compañeros viajan a Bariloche en pocos días y él no puede hacerlo, como hubiésemos querido.
¿Me preguntarán las razones? Son sencillas: vivimos en condición de indigencia y no podemos permitirnos esa alegría que él merece. Para nosotros es un lujo que no nos podemos dar.
Es el único de su grupo que se encuentra en esta condición. Imagínense por un momento lo doloroso que es para mí, su mamá, que siendo mi hijo una buena persona, y que con todo empeño busca un mejor futuro a través del estudio, sufra este desencanto. El está cursando el último año de la secundaria y merece ese premio que, lamentablemente, por nuestra situación económica, no podemos brindarle. Sinceramente, no merece semejante desilusión.
Amo a mi hijo, naturalmente, como cualquier madre, y deseo que todo esto pase pronto, que supere esta tristeza pronto y que pueda recibirse. Nada deseo más en esta vida que Cristian pueda ser una persona feliz. Ojalá pueda recibir un empleo cuando salga con su título bajo el brazo y que empiece a ver cumplir sus anhelos como lo merece. Me siento en deuda con él y con sus hermanos ya que no pude cumplir con muchos deseo comunes a todo ser humano. Hijo mío, te amo con todo mi corazón. Perdón.
María Cristina Suárez mariacristinasuarez@hotmail.com
¿Me preguntarán las razones? Son sencillas: vivimos en condición de indigencia y no podemos permitirnos esa alegría que él merece. Para nosotros es un lujo que no nos podemos dar.
Es el único de su grupo que se encuentra en esta condición. Imagínense por un momento lo doloroso que es para mí, su mamá, que siendo mi hijo una buena persona, y que con todo empeño busca un mejor futuro a través del estudio, sufra este desencanto. El está cursando el último año de la secundaria y merece ese premio que, lamentablemente, por nuestra situación económica, no podemos brindarle. Sinceramente, no merece semejante desilusión.
Amo a mi hijo, naturalmente, como cualquier madre, y deseo que todo esto pase pronto, que supere esta tristeza pronto y que pueda recibirse. Nada deseo más en esta vida que Cristian pueda ser una persona feliz. Ojalá pueda recibir un empleo cuando salga con su título bajo el brazo y que empiece a ver cumplir sus anhelos como lo merece. Me siento en deuda con él y con sus hermanos ya que no pude cumplir con muchos deseo comunes a todo ser humano. Hijo mío, te amo con todo mi corazón. Perdón.
María Cristina Suárez mariacristinasuarez@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario