sábado, 15 de septiembre de 2012

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CFK subestimó los cacerolazos, viajó al Sur y va por más

El cristinismo negó ayer que el Gobierno vaya a dar respuesta a los reclamos y generó fisuras en el oficialismo. Creen que las protestas van a diluirse.

Por Mariano Confalonieri / Rosario Ayerdi
15/09/12 - 12:41
CFK subestimó los cacerolazos, viajó al Sur y va por másAyer. La mandataria llega a Río Gallegos y se dirige a la casa de su hijo, Máximo. Antes había ordenado a Abal Medina salir a criticar los cacerolazos.
El Gobierno redujo el cacerolazo a sectores minoritarios que siempre se opusieron a las “políticas de inclusión”. El portavoz que interpretó así la movilización que hubo en Capital Federal y en otras ciudades grandes fue el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina. Pero lo que dijo es lo que se piensa en el círculo íntimo de la Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
En la Casa Rosada tienen la creencia de que ninguno de los que salió a golpear la cacerola votó a Cristina y suponen que nunca lo harán. Es una porción del electorado que dan por perdida. Sólo los outsiders del kirchnerismo reconocen que es necesario tomar nota de la protesta y reaccionar en consecuencia, porque ya no se trata de los primeros cacerolazos, que eran aislados.
Sin embargo, Cristina Kirchner no tomará ninguna medida para apaciguar los ánimos de los que se movilizaron. “No me van a poner nerviosa”, disparó mientras en las calles porteñas sonaban las cacerolas. Es más, fuentes del oficialismo admitieron a PERFIL que la pesificación de la economía y el cepo al dólar –dos de varios de los reclamos– llegaron para quedarse. Y recordaron que con la 125, con gente cortando las rutas y copando las calles, el Gobierno redobló la apuesta. “No es que cuando se termine de pagar la deuda se van a flexibilizar los controles, todo lo contrario, esto se va a fortalecer”, agregó una fuente vinculada al Palacio de Hacienda. Tampoco el oficialismo cederá con su intención de reformar la Constitución e incluso, si es posible, intentará incluir la reelección indefinida.
En materia económica, a Cristina le ofrecieron dos alternativas: colocar las restricciones de manera gradual o imponerlas de un solo golpe. Eligió la dosificación. Esto significa que aparecerán, cada semana, nuevos controles para cerrar el grifo al dólar y lograr lo que en la Rosada llaman “soberanía económica”. “Pensar en pesos”, como alguna vez sugirió Aníbal Fernández.
En los despachos de la Casa Rosada está prohibida la palabra inflación. Los que se quejan por el cepo al dólar son los que “van a veranear a Miami”, como sostuvo ayer Abal Medina. El funcionario también minimizó la convocatoria.
“Tienen que armar un partido, presentarse a elecciones y ganarlas”, explicó el jefe de Gabinete. Desde el Gobierno siguieron de cerca la cobertura que los medios hicieron de la manifestación, con la convicción de que el Grupo Clarín (y algunos otros medios) la explotó porque está en guerra con el Gobierno por la Ley de Medios. “El monopolio se dio cuenta que el 7 de diciembre tiene que aplicar la Ley”, dijo en referencia al fallo de la Corte Suprema, que le puso plazo a la medida cautelar que impide la desinversión del multimedio.
Otro funcionario del Gobierno analizó que, por suerte, “no hay un opositor que pueda capitalizar lo que se vio en las calles”. Sí lo hubo en la pelea con el campo (la Mesa de Enlace) y en el reclamo por la inseguridad (Juan Carlos Blumberg). Hoy, los caceroleros están “acéfalos” y eso es una ventaja para el Ejecutivo.
El único que admitió la importancia de la marcha fue el senador Aníbal Fernández. “Hubo una manifestación importante, y como en toda manifestación es porque tienen algo para decir. El Gobierno toma nota. De todos modos, no están claros los motivos de la protesta”, indicó.
Desde otro sector del Gobierno, aislado de la toma de decisiones, creen que en la manifestación hubo votantes kirchneristas, y reconocen que medidas como el cepo del dólar e incluso, la cadena nacional alientan el malestar. “Aunque las principales manifestaciones se dieron en lugares no afines, hay un clima social al que hay que prestarle atención. En la última elección Cristina ganó en la Capital, es absurdo no creer que con la cantidad de manifestantes que vimos no había votantes propios”, explicó un funcionario. Este dirigente está convencido de que el próximo año “puede ser una de nuestras peores elecciones en la Capital Federal”.
Pese a ello, reconoce que “el Gobierno continuará con las medidas que crea necesarias más allá del humor social, porque esto es el kirchnerismo”.
Siguiendo el libreto de la cúpula del poder K, Diego Bossio, director ejecutivo de la Anses, calificó como “la expresión de un grupo minoritario” a las protestas en distintos puntos del país contra el Gobierno nacional y opinó que “muchos de ellos, no ven más allá de su egoísmo personal”.
“Es la expresión de un grupo minoritario, que por sus manifestaciones no del todo claras, no están a favor de las políticas que llevamos adelante a favor de la inclusión, la industrialización del país y la redistribución del ingreso para los sectores menos favorecidos”, afirmó el funcionario. Lo que hicieron desde el Gobierno ayer, en síntesis, fue darle la espalda al cacerolazo. La única incógnita que hay en el oficialismo es hasta dónde puede llegar este tipo de protesta, sin líderes claros, convocadas desde las redes sociales. Por eso, por ahora, la apuesta es dejar que se vayan desgastando solas. Lo resumió así un funcionario: “Va a llegar un momento en que no se van a poder organizar e ir todos a un cacerolazo. No es como con el conflicto con el campo, que la Mesa de Enlace en asamblea resolvía los cortes y las protestas”.

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