lunes, 30 de enero de 2012

los chimentos de la prensa hegemonica

Florencia y el "Che", un solo corazón

La trastienda de la política (y de los políticos)
Se sabe que vuelve mañana y que estuvo en Francia. Pero poco y nada más trascendió del viaje que el gobernador bonaerense emprendió a Europa junto con su mujer, Karina Rabolini, y su médico personal, Alfredo Cahe. Scioli viajó para visitar "a los médicos que lo atienden desde hace mucho tiempo y que le realizarán el tratamiento anual en el brazo" derecho, que el gobernador perdió en un accidente deportivo, según la versión oficial. La posibilidad de reemplazar la pieza ortopédica era mencionada recurrentemente en los últimos días. Lo curioso es que ningún funcionario, por vía oficial y extraoficial, pudo precisar siquiera a qué ciudad viajaba el gobernador. Ni por qué los "médicos que lo atienden desde hace mucho tiempo" se encuentran en Francia y no en Italia, el país donde según las explicaciones oficiales de otros años, Scioli viaja para recibir tratamiento.

Boudou, manos a la obra en el Senado

Unas tiras de plástico negras obstruyen, desde hace un par de semanas, la entrada al sector correspondiente a la presidencia del Senado, en el primer piso del palacio legislativo, mientras un frenético ir y venir de operarios se puede apreciar en la zona. Se trata de las obras de remodelación que ha puesto en marcha Amado Boudou. Se habla de pintura de paredes, lustrado a nuevo de los pisos de parqué y de varios aparatos de televisión de plasma que esperan ser colgados en las paredes. Parece que al vicepresidente no le gustó el estado en que recibió de su antecesor, Julio Cobos, el despacho y el área de presidencia de la Cámara alta y decidió renovarle la cara, como ya lo hiciera Aníbal Fernández con la oficina que heredó de José Pampuro, en la planta baja. El costo de la obra y cómo y a quién se adjudicaron los trabajos es, por el momento, un misterio.

Florencia y el "Che", un solo corazón

Un colgante llamativo con la cara del "Che" Guevara se destacaba sobre el suéter de hilo color crudo que lucía Florencia Kirchner el sábado por la tarde mientras paseaba por la avenida principal de El Calafate. Unas calzas negras y botitas completaban el equipo de la hija de la Presidenta, quien al igual que su madre allí juega de local. Junto a dos amigas y sin custodios a la vista, las jovencitas se mezclaban en la calle entre los turistas que después de las 6 de la tarde empiezan a poblar los bares y restaurantes de la ciudad. Cristina Kirchner volvió el fin de semana a su ciudad favorita, pero no salió del chalet familiar ubicado a la vera de la Bahía Redonda y rodeado del paseo costanero que aún no se concluyó, pero que fue bautizado Paseo Costero Presidente Néstor Kirchner.

Máximo y Rocío, de viaje en la ruta 40

Máximo Kirchner y su pareja, Rocío García, viajaron ayer por tierra desde Río Gallegos a El Calafate a reunirse con Cristina Kirchner, quien se encuentra allí con su hija Florencia desde el viernes. Pero no llegaron para compartir el almuerzo. Cerca de las 14.30 fueron vistos sobre la ruta nacional 40 a 50 km de El Calafate bajando la Cuesta de Míguez, famoso accidente geográfico desde donde se observa el valle del río Santa Cruz. Con una remera amarilla y anteojos de sol, Máximo conducía la camioneta Honda junto a Rocío, seguido muy de cerca por la camioneta blanca de su custodia personal.

El retorno del fantasma del Pacto de Olivos

Alarmados por los amagues oficiales de reforma constitucional (para ellos con reelección indefinida incluida), los diputados de la oposición empezaron a hacer números para ver si el kirchnerismo podía alcanzar los dos tercios de los votos que requiere una reforma semejante. La conclusión fue que no, pero a la hora de las cuentas siempre hay sorpresas y esta vez no fue Hermes Binner el que se llevó la desconfianza de sus pares (muchos de sus diputados apoyaron proyectos K clave), sino el radicalismo. En la oposición dejaron trascender este fin de semana (en público o privado) el temor a que el radicalismo sucumba a la tentación K y firme "un nuevo Pacto de Olivos" que permita una nueva reelección a cambio de quién sabe qué concesiones en el texto final de la reforma. Por las dudas, los quieren vigilar de cerca

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