Así será leer: táctil, en línea, interactivo, social, desafiante
Una conferencia de especialistas dio pistas sobre los cambios en la lectura
Por Ernesto Martelli | LA NACION
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Tabletas disponibles en los stands para curiosear libros electrónicos. Foto: LA NACION / Santiago Filipuzzi
El panorama que describen no puede ser más alentador: lectores que comparten sus anotaciones al margen; géneros -ahora llamados transmedia - que combinan los lenguajes de la literatura, el videojuego y los documentales; bibliotecas completas disponibles en un aparato que pesa 250 gramos y entra en un bolsillo. Sin embargo, la realidad, no ya el futuro, en la que vive la industria editorial era ilustrada ayer con la imagen de un laberinto.
Ocurrió en La Rural, durante la primera edición en América latina de las conferencias TOC (Tools of Change) que llegan precedidas por su éxito en los Estados Unidos y, especialmente, en la prestigiosa feria literaria de Fráncfort. La imagen del laberinto, sin embargo, sirvió como metáfora: "Ustedes los argentinos, los latinos, tienen una gran ventaja: han leído a Borges, saben de laberintos", explicaba Bill McCoy, al exponer como especialista en publicaciones digitales. Su diagnóstico, además, ofrecía cifras precisas: los e-books representan ya el 16% del mercado editorial en los Estados Unidos.
La conferencia, que reunió a lo más avanzado de la industria editorial de la región junto con especialistas en nuevos medios, sirvió también para refutar algunos saberes. No fueron los nativos digitales ni los fanáticos de los gadgets novedosos, por ejemplo, los que construyeron el fenomenal éxito de los e-books en Europa, sino los lectores más avezados que descubrieron sus ventajas, asociadas directamente a la experiencia de leer: mejor luz, la posibilidad de ajustar el tamaño de la tipografía, la portabilidad...
La conversación fue disparada por otro dato contundente: las tabletas cada vez más baratas y los teléfonos cada vez más "inteligentes" traen novedades no sólo para las librerías tradicionales -amenazadas por las tiendas digitales- y las editoriales -que ahora deben competir con gigantes de los nuevos negocios como Amazon, Google o Apple-, sino, especialmente, para los lectores.
Kat Meyer, directora de estas conferencias, lo explica claramente a LA NACION: "El gran desafío para la industria es competir contra el contenido gratuito y fácil de acceder. Pero, para los lectores, el tema es aprender a orientarse en un multitudinario océano de opciones, que es el mercado digital". Con más de 20 años de experiencia en la industria, esta fanática de las redes sociales, concluye: "La próxima área de innovación será responder al desafío de la curación que implica el mundo digital, tanto para los editores como para los consumidores".
Los especialistas de la región y el mundo que coincidieron ayer en la sala de conferencias parecían reafirmarlo con su curiosidad: la convivencia entre el papel y las nuevas iniciativas marcará el pulso de los próximos años. Pero también en interesantes presentaciones como la del carismático Gus Balbontin -quien desarrolla las propuestas digitales de la revista Lonely Planet - queda claro que el futuro requerirá creatividad, pero también de estar dispuesto a equivocarse.
El eficaz Kindle de Amazon -que se vende a 79 dólares y muestra su pantalla en blanco y negro como virtud- y el iPad de Apple -con su alta definición y su potente sistema operativo táctil- no sólo son dos caras de un mismo fenómeno. Muestran cómo dos mentes creativas y audaces, las de sus creadores, Jeff Bezos y Steve Jobs, pueden haber hecho también un aporte para configurar la literatura que vendrá con elementos que conocemos de los libros infantiles: tocar, jugar, participar, compartir será, nos dicen, también parte de la mágica experiencia de leer
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