domingo, 8 de julio de 2012

alarma del primer mundo

Europa se latinoamericaniza: la pobreza invadió Roma y Madrid

En medio de feroces recortes a planes sociales, Italia y España son los ejemplos más palpables de un cambio de época. Los nuevos indigentes que llegan a ciudades ricas.

Por Angela Nocioni desde Roma / Hebe Schmidt desde Madrid
08/07/12 - 12:53
Europa se latinoamericaniza: la pobreza invadió Roma y MadridPobreza en el Norte. "Soy un pobre italiano. Por favor, ayúdeme", se lee en el cartel de un mendigo que implora por unas monedas con el imponente Coliseo romano de fondo. Es una imagen repetida por toda Italia. "Ayúdeme, tengo hambre", se puede leer en el cartón del español que también pide una colaboración en la puerta de un banco de Madrid.

Mendigos entre el Coliseo, las cúpulas barrocas y las boutiques
En una silla de plástico blanco, sobre la vereda de la via Cavour, en pleno centro de Roma, está sentada una chica de ojos verdes, linda, pálida. Tiene el pelo recogido y anteojos livianos. “Dale algo para que vaya a comer”, susurra una señora soltando la mano de su hijo. Dos monedas de 50 centavos caen en el vaso junto al cartel que dice: “Me llamo Roberta, ¡soy una joven italiana! Gracias”. La chica se levanta: “No tengo hambre; tengo que pagar el alquiler”, dijo, con un dejo de rencor.
Roberta cuidaba a una señora mayor. La mujer murió y ella ya no encontró otra opción. No es el único caso. Desde hace unos meses, no es raro encontrar mendigos italianos entre el Coliseo, las cúpulas barrocas y las boutiques de Roma. Se los reconoce por los zapatos y la mirada incómoda. Son los nuevos pobres, los que no llegan a la segunda semana del mes. Empleados que perdieron el puesto, jubilados con el sueldo mínimo, o gente abrumada por las deudas. El número de personas que pide ayuda a Cáritas aumentó un 14% promedio en los tres últimos años. En el sur del país, la cifra se eleva al 74%.
Según el Observatorio de la Exclusión Social de Lombardía, la región burguesa y productiva italiana por antonomasia, en 2011 los despidos aumentaron el 20%. En Milán, en los últimos 12 meses, 134 mil personas y sus familias recurrieron a la beneficencia para sobrevivir.
Maestros y profesores de secundaria que con un salario de 1700 euros vivían más o menos decentemente en familia, después de divorciarse no pueden pagar los alimentos para los hijos y un alquiler. En Rho, provincia de Milán, hay un albergue transitorio para pobres reservado a padres separados.
Roma, cinco de la tarde. Via dei Fori imperiali luce su habitual majestad. Columnas antiguas, turistas encantados, autos en tránsito y el Coliseo al fondo. Sopla un viento húmedo, un nubarrón negro anuncia una noche de lluvia. Agachado en el piso, un hombre con un viejo traje gris recoge unas monedas de la gorra. “Cuidaba la compra de insumos de la empresa de un amigo, cerca de Bari, la empresa quebró, me quedé sin casa, mi mujer se fue. No es fácil el amor cuando se acaba el dinero”, dice a PERFIL y suelta una risa amarga.
Los datos sobre la microcriminalidad en Roma indican que los robos pequeños no sólo aumentaron en el último año, sino que muchos de los implicados nunca habían robado. El primer lugar entre los productos robados en los supermercados lo ocupa el queso de mesa. Un botín de pobres. También se multiplicaron los robos de gasolina. “Antes eran inmigrantes los que robaban de las gasolineras para vender, ahora son también italianos los que chupan de los autos estacionadas”, cuenta un policía.
La desocupación juvenil aumentó el 7,8% desde el 2008, según el Instituto Nacional de Estadística. De cada diez jóvenes, cuatro no encuentran trabajo. Esto, sin contar a los que dejaron de buscar.
La rabia ciudadana late en Italia, estallando intermitente contra la política de austeridad y los recortes sociales del gobierno de Mario Monti, que el viernes impuso un ajustazo por decreto que reducirá 23 mil millones de euros para achicar el Estado.
En los últimos meses, Equitalia, la oficina encargada de recaudar impuestos y multas, denunció 270 actos violentos contra sus oficinas. Uno de sus representantes legales, el abogado Gennaro De Falco, renunció a su cargo con esta frase: “Muchos suicidios. No puedo más. Estamos arruinando familias”.

Los “sin techo” se multiplican cerca de la Puerta del Sol
“Tengo que seguir siendo fuerte”, dice a PERFIL, entre lágrimas Carmen Castilla, una anciana de 77 años que vive en la calle junto a sus tres hijas, una de ellas con capacidades mentales disminuidas. Dos de las hijas de Carmen perdieron el trabajo, no pudieron afrontar el pago de la hipoteca de mil euros mensuales y fueron desalojadas. Desde principios de junio pasan el día bajo los árboles de la elegante calle Cea Bermúdez, en Madrid. Todas sus pertenencias se amontonan en dos carros de supermercado. Por la noche buscan refugio en la entrada de un edificio. Los vecinos les acercan agua, frutas, leche y comida.
La situación de Carmen no es única. Miles de personas duermen y viven en la calle en España, muy cerca de la tradicional Puerta del Sol. Y si bien no existe una estadística exacta, en 2010 Cáritas y la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN), cifraban a los “sin techo” en más de treinta mil, mientras que más de 1,5 millón de personas viviría en viviendas precarias. En 2007, apenas se los veía. Pero hoy, los “sin techo”, comienzan a visibilizarse en las distintas esquinas de los barrios más elegantes de Madrid.
Al principio, eran mirados con genuino asombro, pero ahora pasan inadvertidos ante los ojos de los transeúntes, como si hubieran pasado a formar parte del mobiliario urbano. Tal es el caso de Julio, un español de menos de 45 años, que hace aproximadamente tres años duerme sobre la Gran Vía casi esquina con la calle de Montera, una céntrica arteria de apenas 300 metros que desemboca en la Plaza del Sol y que convoca la habitual presencia de prostitutas y proxenetas. Al refugio de Julio, se ha sumado una mujer, también española, hace poco menos de dos años. Ahora duerme a pleno sol, y a sus pies, tiene una pequeña lata de duraznos en almíbar vacía con un cartel en el que pide dinero para comer. Pero hoy no hay suerte, nadie se inclina a dejarles ni un euro.
“Lo peor es el miedo que pasas en las noches”, dice Gema, que no quiere fotos, y “menos hablar”. Aunque apenas suelta, con una dignidad que asombra: “¿Quién quisiera pasar por esto? Vivir en la calle, de a poco te desestabiliza mentalmente, te va matando”, advierte, asentada a metros de la esquina donde nace la calle Princesa, muy cerca del Palacio de Gobierno de La Moncloa, y que luego de Plaza España, se convierte en la Gran Vía. “Los albergues para indigentes son tan peligrosos como la calle. Allí se juntan borrachos, drogadictos y pastilleros, prefiero pasar lejos de ellos”, explica.
Según Cáritas, la proporción de hogares españoles que viven por debajo del umbral de la pobreza ya se sitúa en casi el 22%, mientras que otro 25% de los hogares está en “situación de riesgo”. La pobreza en España es “más extensa, más intensa y más crónica que nunca”, además de asegurar que el incremento de la brecha salarial entre ricos y pobres “amenaza con polarizar la sociedad”, según datos de su informe Exclusión y Desarrollo Social 2012, elaborado por la Fundación Foessa.
Según el informe, España, es uno de los países europeos con mayor tasa de pobreza, superado sólo por Rumanía y Letonia. En 2010, Cáritas atendió a un millón y medio de personas en situación de vulnerabilidad, un 20% más que en 2009 y prevé un incremento similar para 2012.
Unicef España, denunció en su informe Infancia en España 2012-2013, que un total de 2,2 millones de niños, el 26,2% de los menores españoles, viven en hogares que están por debajo del umbral de la pobreza. De esta forma, la pobreza infantil en España sólo es superada por Rumanía y Bulgaria en la Unión Europea. La crisis que parece no tocar fondo y le puso rostro a la pobreza. Un rostro que muchos, prefieren no mirar.

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