perfil reunio a cuatro especialistas
Para los analistas, 2010 fue un año positivo para el gobierno de CFK
Aunque con matices, todos coincidieron en el diagnóstico. El estilo, la inflación, la seguridad y el control de la calles, los riesgos que acechan.
Por Gabriel Ziblat / Ezequiel Spillman
En el muro. Alejandro Catterberg, de Poliarquía; Artemio López, Consultora Equis, Carlos Fara de Fara y Asociados y Graciela Römer, de Römer & Asociados.
—Esta semana Cristina dijo que el balance del año es positivo, ¿coinciden?
LOPEZ: Coincido plenamente. Fue un balance positivo en términos políticos, socieconómicos y de acumulación electoral. Fue trágico a nivel personal, y de un costo altísimo en términos de liderazgo político, porque la desaparición de Kirchner no tiene precio.
RÖMER: Creo que fue positivo para ciertos actores y negativo para otros. Pero para el país en su conjunto, el año no termina de manera positiva. Sigue habiendo deudas pendientes, en términos de pobreza, de niveles de inseguridad galopantes, y de inflación. Creo que sí ha sido positivo para la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Comenzó a crecer a partir de los festejos del Bicentenario y de la Ley de Matrimonio Gay. Y después se amesetó, hasta la muerte de Néstor Kirchner, que le dio un nuevo envión a su figura.
FARA: Desde el punto de vista político fue un año positivo para el Gobierno, fuera de la desgracia personal de Cristina. La recuperación económica se hizo sentir y la gente hace un balance positivo del año, y tiene una perspectiva positiva respecto a 2011.
CATTERBERG: Fue un año de recuperación de expectativas, de confianza, de optimismo. De pasar, en 2009, de ser una sociedad pesimista ahora ya se está en una situación casi neutra.
F: Ahora está pasando algo inédito, que es que Argentina tuvo siempre o mucha inflación o cero inflación. Ahora tenemos algo en el medio. Y a la gente le preocupa, pero no es un tema que le esté quitando el sueño.
L: Lo que dice Carlos es muy importante. Porque a pesar de que en términos de medios hay un despliegue bastante importante del tema inflacionario, cuando indagás acerca de la preocupaciones del hogar no se corresponde. Porque la verdad es que hay recuperación en los ingresos. Si no debiera aparecer en las encuestas.
R: No, pero viene creciendo.
L: Pero no es comparable a lo de la inseguridad.
R: Obviamente, porque el 70% de la población te dice que es el principal problema.
L: Sí, y también te dicen que no tiene solución. Yo creo que eso no se puede capitalizar políticamente.
R: Si eso fuera así, De Narváez no hubiese logrado lo que logró. Se posicionó apelando a la inseguridad, sobre todo en el Conurbano.
C: Yo creo que la clase dirigente no puede dejar de hacerse la distraída con el tema inseguridad. En los 80, el principal reclamo era el tema inflacionario y de los servicios públicos. En los 90 surgieron el desempleo y la corrupción. Y en esta década surgió con fuerza la inseguridad. El tema de la inseguridad y el de la inflación son temas a tratar. Aunque claramente no es el principal componente del voto, que siempre es la economía.
R: Creo que hay que separar el tema inseguridad vinculado al delito tradicional; y otra cosa es el desmadre territorial. En el sentido de la apropiación del espacio público. Es un tema que viene creciendo en los sectores medios urbanos, generando un clima de crispación. Y debilita la imagen de los Estados, en términos de incapacidad de control. Es altamente preocupante.
—¿Qué puede perjudicar a Cristina de acá a octubre?
F: La inflación es un tema. La carrera entre salarios y precios históricamente la perdieron los salarios, y es una amenaza concreta. La segunda cuestión es que el Gobierno, y no sólo Cristina, se desmadre de nuevo en el tema del estilo.
L: Es muy difícil decir uno. Cualquier elemento de gestión central que pueda estar dificultado puede dañar la marcha del Gobierno. Seguridad, precios, si alguna de esas cuestiones se complicara podría tener problemas.
C: Una dificultad es la inflación y otra el control de la calle. Y otro riesgo es la resolución de cualquier crisis que surja.
—¿Cómo ven a la oposición y quién está mejor posicionado de cara a 2011?
R: La oposición hoy está en problemas. Hay sistemas políticos altamente fragmentados, pero con una capacidad dirigencial para la formación de acuerdos, inexistente en nuestro país. Frente a la precandidatura de Kirchner, la oposición tenía un factor aglutinante. Muerto Kirchner, la oposición quedó desnuda frente a sus propias falencias. Hoy vemos a Alfonsín liderando la alternativa panradical; Macri es la opción para PRO a nivel nacional y yo diría que Scioli y Reutemann aparecen bien posicionados, pero en términos individuales.
F: Estos opositores son los que están en peor situación en estos 27 años de democracia, por lejos. En primer lugar, el gran tema es que la sociedad ve un solo relato, el del Gobierno. La sociedad no kirchnerista sabe que no quiere votar a los Kirchner, pero no sabe por quién optar porque no ve una alternativa. Básicamente, está un poco mejor en las encuestas Macri, pero la realidad electoral y política no se describe solamente con las encuestas. Porque el radicalismo, fuera del Gobierno, es el partido que tiene mayor estructura a nivel nacional. Nosotros no lo vemos mal a Cobos, tiene un perfil más apto para los independientes que Alfonsín. Y la otras dos alternativas, tanto Carrió como Solanas, probablemente estarán en el 10%.
C: El apenas 10% de Carrió o de Solanas es enorme. En términos de partidos, al radicalismo se le hace dificultoso definir cuál es su vaso comunicante con la sociedad. En ese sentido, PRO está mejor posicionado, aunque no es suficiente para ganar una elección nacional. Y despues está la posicion de la izquierda, que por el carisma de Solanas tiene la posibilidad de hacer una buena elección. En términos individuales, en la UCR Alfonsín y Cobos vienen cabeza a cabeza. En PRO la figura central es Macri, que viene polarizando. Tiene el problema del principio de desaparición del Peronismo Federal. Y hay figuras dentro del oficialismo que hay que mirar y destacar. Uno de los políticos con más posibilidades de ser presidente yo diría que es Daniel Scioli.
L: El más visible y que hoy tiene mayor intención de voto de la oposición es Ricardo Alfonsín. Para mí está bastante por arriba de lo que es una estructura de derecha más clásica, encabezada por Macri, que consolidó un electorado propio, pero perdió el componente populista que le dio la presidencia de Boca. Y la posición de Carrió me parece que es muy dramática en términos electorales; creo que va a una elección bastante compleja. Respecto a Cobos, creo que no tiene chances.
—¿Habrá ballottage el año que viene?
R: Es muy difícil anticipar. Si las elecciones fueran hoy no hay segunda vuelta.
F: Sí, coincido. Y obviamente con triunfo de Cristina Kirchner o del kirchnerismo.
C: Las chances del peronismo el año que viene son muy altas, en la cabeza de quien sea, Cristina, Scioli o algún otro. Antes del fallecimiento de Kirchner parecía que la victoria estaba en manos de la oposición. Hoy se da la situación inversa.
L: Yo creo que no hay segunda vuelta, y no me extrañaría que Cristina haga una elección incluso superior a la de 2007.
El efecto de la muerte de Néstor Kirchner
La muerte de Néstor Kirchner fue el acontecimiento del año y generó un quiebre en el escenario político. Los cuatro analistas reunidos por PERFIL coinciden en este análisis y marcan las consecuencias que tuvo. Para Graciela Römer, “hay un antes y un después de Néstor Kirchner”, y lo sostiene en la “demostración de la importancia de la figura del ex presidente como un actor central en el mapa político”. La socióloga y directora de Graciela Römer y Asociados, consideró que el impacto político se dio “de manera diferente a nivel gobierno y a nivel oposición”. “Para el Gobierno fue altamente favorable, ya que acolchona a un gobierno, que venía mejorando sus expectativas pero había entrado en un amesetamiento”, explicó. Y agregó: “Pero también hay un evidente cambio de estrategia en el discurso de la Presidenta. Hay un cierto pasaje de un estilo de gestión que era tatcheriano a uno merkeliano. De un perfil varonil y agresivo, que acompañaba el perfil de Kirchner, a uno más maternal, componedor”.
Para Artemio López, de la consultora Equis, en cambio, “la recuperación del Gobierno era previa a la muerte”. “Con algunas líneas de gestión hubo una recuperación electoral muy notable”, aseguró. Por otra parte, el sociólogo sostuvo que en términos de “liderazgo político”, la pérdida de Kirchner “no tiene precio”.
Alejandro Catterberg aseveró que “la muerte de Kircher, en términos de impacto político, debe estar entre los dos o tres hechos más importantes desde el ’83 a la fecha”. Uno de los socios de la consultora Poliarquía argumentó su análisis en el “impacto en la sociedad y en los actores de poder, político y no político”. “Cambió el juego y la dinámica establecida”, continuó.
Por último, Carlos Fara, de Fara y Asociados, indicó que “todo lo que se mide después de la muerte de Néstor entra en otra dimensión” y consideró que “hay muchas cosas que se terminaron de reafirmar después de su muerte”. “La Presidenta ya estaba siendo vista distinta desde antes”, agregó.
La muerte de Néstor Kirchner fue el acontecimiento del año y generó un quiebre en el escenario político. Los cuatro analistas reunidos por PERFIL coinciden en este análisis y marcan las consecuencias que tuvo. Para Graciela Römer, “hay un antes y un después de Néstor Kirchner”, y lo sostiene en la “demostración de la importancia de la figura del ex presidente como un actor central en el mapa político”. La socióloga y directora de Graciela Römer y Asociados, consideró que el impacto político se dio “de manera diferente a nivel gobierno y a nivel oposición”. “Para el Gobierno fue altamente favorable, ya que acolchona a un gobierno, que venía mejorando sus expectativas pero había entrado en un amesetamiento”, explicó. Y agregó: “Pero también hay un evidente cambio de estrategia en el discurso de la Presidenta. Hay un cierto pasaje de un estilo de gestión que era tatcheriano a uno merkeliano. De un perfil varonil y agresivo, que acompañaba el perfil de Kirchner, a uno más maternal, componedor”.
Para Artemio López, de la consultora Equis, en cambio, “la recuperación del Gobierno era previa a la muerte”. “Con algunas líneas de gestión hubo una recuperación electoral muy notable”, aseguró. Por otra parte, el sociólogo sostuvo que en términos de “liderazgo político”, la pérdida de Kirchner “no tiene precio”.
Alejandro Catterberg aseveró que “la muerte de Kircher, en términos de impacto político, debe estar entre los dos o tres hechos más importantes desde el ’83 a la fecha”. Uno de los socios de la consultora Poliarquía argumentó su análisis en el “impacto en la sociedad y en los actores de poder, político y no político”. “Cambió el juego y la dinámica establecida”, continuó.
Por último, Carlos Fara, de Fara y Asociados, indicó que “todo lo que se mide después de la muerte de Néstor entra en otra dimensión” y consideró que “hay muchas cosas que se terminaron de reafirmar después de su muerte”. “La Presidenta ya estaba siendo vista distinta desde antes”, agregó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario