domingo, 26 de diciembre de 2010

dchueri deciles de una vez que reutemann se fue,los pobres estan ilusionados,solos no sirven para nada

RUMBO AL PRINCIPIO DEL FIN.
Por: Darío H. Schueri – Desde Santa Fe
 La zozobra y el temor ancestral ante lo desconocido se apodero de los políticos santafesinos, transformándolos en silbadores frente al cementerio con exhibiciones de fortalezas que en realidad ocultan miedos no resueltos.
Es natural que así sea:de aquí al cierre de listas del 21 de Febrero (que el peronismo está pidiendo se posponga) todo es expectativa y angustia; sensaciones encontradas de satisfacciones, seguridades y desazones. En el socialismo gobernante, el radicalismo acechante y el peronismo opositor se diseminó el virus fatal de la duda shakespiana: ¿me presento o no me presento?.
Algunos optaron por resolver el acertijo de manera contundente; como el Gobernador Hermes Binner, quien sobre el filo de la Nochebuena le quitó dudas y agregó dramatismo al FPCyS: Antonio Bonfatti es su precandidato a Gobernador, Rubén Giustiniani debería seguir como senador nacional porque “para eso lo eligió la gente”, y envió a Mario Barletta a la Municipalidad de Santa Fe por otros cuatro años.
Binner, ante las provocaciones de propios y extraños no vaciló en hacer uso de su autoridad y liderazgo. Es una fantasía enciclopédica que en política se persuade; el diálogo reparador llega una vez que se mostraron los ejércitos, el poder de fuego y las primeras escaramuzas. El Gobernador le mostró al socialismo y al radicalismo (por antonomasia al peronismo) y a la sociedad santafesina que está dispuesto a defender su territorio y ascendencia nacional (Alfonsín y Sanz lo quieren como Vicepresidente) y para ello está ordenando la tropa, por ahora a manera de intimidación, y llegado el caso extremo para dar la batalla; “los buenos generales nunca entablan combate sí la necesidad no los obliga o la ocasión no los llama”, supo aconsejar Maquiavelo.
Los radicales tratan de organizarse para el combate con más impresiones que estrategias, y un ejército por ahora en desordenada formación con no pocos soldados dispuestos a vender sus ambiciones a Binner o Giustiniani, de manera directa o indirecta.
Giustiniani exhibe lo que Binner considera un logro compartido tras el fragor de la lucha por la senaduría nacional (“le dije a Reutemann cosas que no me quiero ni acordar”, se sinceró): conocimiento e interesante opción de voto. Ahora necesita tropa y logística para afrontar una contienda provincial contra el principal referente de su propio partido y un centenario Partido que aún con boleta única en las primarias y desconfianzas internas ofrece un altísimo poder de fuego.
En el peronismo, con Reutemann en desesperante ostracismo y Obeid en retiro efectivo, no hay generales que organicen y conduzcan rumbo a la batalla por la recuperación del poder perdido.
Agustín Rossi se esperanza en su admirable capacidad de trabajo, perseverancia y organización territorial, (menguada si se aplica la boleta única); se identifica plenamente  – para bien o para mal – en la gestión de la Presidente Cristina Fernández. El “Chivo” Morirá – llegado el caso -  con las botas puestas, cualidad que le reconocer hasta sus más acérrimos adversarios.
Ricardo Spinozzi y Omar Perotti (y eventualmente Mercier) ya decidieron que el 21 de febrero es el principio del fin. Presentarán listas para las inciertas primarias peronistas del 22 de Mayo; Spinozzi lo anunciará este miércoles 29 en la sede el PJ provincial. Caso contrario (si no hay primarias en el PJ) dividirán los votos en Julio entre ellos y los candidatos del FPV (Rossi y Bielsa), esfumando las expectativas del peronismo por recuperar el poder y transformándose en una Ava Parte de la derrota junto a Oscar “Cachi Martínez y Norberto Nicotra, este último alineado a la suerte del recientemente lanzado Eduardo Duhalde, como contraplano del kirchnerismo.
Hablábamos del silencio tibetano del senador Reutemann. Precisamente, aunque parezca un contrasentido, la ausencia de opinión del Lole ayuda a los candidatos del peronismo en el armado, apelando a la mística de una providencial reaparición en escena para conducir a un candidato a la victoria sobre el socialismo gobernante. Por ahora pareciera que el líder espiritual ha dejado la suerte del peronismo en manos de sus actuales dirigentes. “Ya son grandes, saben lo que hacen, ahí tienen el Partido, yo les dí todo desde 1991; dense el gusto de ser candidatos”, dicen que fue lo último que pronunció cuando llamó a un conocido para saludarlo por las fiestas.
Mientras, difícilmente la suerte de la gobernación santafesina haya sido motivo de conversación – y de preocupación -  de la sociedad no política ni politizada durante la cena de Navidad y la próxima despedida de año.
Las miradas están puestas en la gestión de Cristina Fernández y el gobernante local. No es un dato menor, junto a la boleta única, para comenzar a diseñar estrategias de campaña.

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