11/30/2010
la política sana

Leemos al compañero Eduardo Anguita: Mientras compartíamos el café, le dábamos vueltas a la importancia capital de la Asignación Universal por Hijo y de las netbooks. Dicho sea de paso, estuvo Diego Bossio en Gesell ese día entregando él mismo algunas netbooks a los pibes. No podíamos dejar de recordar la valentía de Cristina y la impresionante explosión de participación juvenil.
Mirado en el escenario de la historia reciente, la juventud era un actor ausente. En buena parte, por la planificación deliberada de destruir educación y crear trabajo precario durante los noventa. El dato de la juventud, entonces, hay que entenderlo como parte de la política en serio. Veamos: los chicos por los cuales los padres cobran la asignación no votan. Los chicos que reciben las netbooks no votan. Ambos son, además, derechos y no beneficios. Están concebidos como algo que les pertenece a ellos y que el Estado cumple con una obligación que le es propia: efectivizar derechos.
Entonces, ¿no será que una buena parte de los jóvenes responde, una vez más, a estímulos genuinos? ¿No será que hay maneras de conjurar y revertir la anomia pensando en que los errados eran los que les negaban sus derechos a los jóvenes y no ellos mismos?
Bueno, en el camino de reconocer la madurez juvenil, yo le decía a Artemio que, si estuviera en mí sugerir algo para el año próximo, sería poner el ojo en lo que serán las murgas en el Carnaval, en Tecnópolis y en todos los espacios que se puedan abrir para que los jóvenes se apropien de la Patria. Agregaba, como dato constatado por todos, que cuando las plazas y las calles se abrieron para los festejos del Bicentenario no había policía. Tampoco en los días de despedida a Néstor...
Y tampoco hubo falopa, agregamos en Ramble, con permiso de Eduardo.
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