El diputado Bromo-Sódico
Había nacido en Córdoba y en su juventud fue hombre de milicia e inventor de instrumentos de guerra. También ejerció la poesía, y ya en 1920 en los cenáculos literarios cordobeses el nombre de Enrique Badessich era sinónimo de extravagancia, irreverencia y anticlericalismo, fama que ganó con poemarios tales como "El ósculo del crepúsculo". Finalmente, en 1922 incursionó en el terreno político, apoyado por un grupo de jóvenes que buscaban sacudir la esclerosada sociedad mediterránea llevando a primer plano a un personaje cuyo solo aspecto (cubierto con sombrero de ala ancha y con amplio gabán, luciendo una escandalosa corbata), era toda una agresión.
Así, en el verano de 1922 recorrió la provincia dictando conferencias (más de 300 en tres meses) cuyo éxito se basaba fundamentalmente en la burla constante a que sometía al clero y a los apellidos más ilustres de la provincia, a quienes llamaba "los zánganos de la colmena". Terminada la gira, nació el Partido Bromo-Sódico Independiente, que lo postulaba como diputado para las elecciones del 26 de marzo, con el apoyo de la masonería de todos los ritos, los ciudadanos del culto evangélico estudiantes y obreros liberales. A pesar de la sorpresa y explicable desconfianza de las autoridades electorales, la nueva agrupación política fue inscripta con todas las de la ley y pudo participar en las elecciones.
Apenas se inició el escrutinio Badessich se instaló en el edificio de la Legislatura y siguió atentamente el recuento de votos devorando gigantescos sandwiches de salame.
No estaba mal encaminado y los números acabaron por darle la razón. Ante el escándalo y el desconcierto de los políticos profesionales, viejos caudillos fogueados en las lides de conseguir votos de cualquier manera, el candidato del partido Bromo-Sódico resultó electo en tercer lugar, aventajando a católicos, radicales y socialistas.
La conmoción provocada por el desacostumbrado episodio superó los límites de la provincia, y el 13 de abril de 1922 el diario "La Nación" se hizo eco de la preocupación de un sector de la ciudadanía calificandolo como "un personaje colocado fuera de la razón", que había obtenido su diploma con recursos grotescos y propósitos festivos, motivos más que suficientes para rechazarlo "en nombre de la cultura y del decoro del país". Sin embargo, no todos compartían esa opinión y en Alta Gracia un grupo de prominentes intelectuales (entre ellos José Ingenieros, Eusebio Gomez, Gregorio Bermman, etc) agasajó alborozado al novel legislador. Evidentemente no hacían sinó mostrar su satisfacción ante la burlona bocanada de aire renovador que su irreverente estilo conllevaba. En respuesta al homenaje, Badessich anunció los ciento cuarenta proyectos que se proponía elevar a la Legislatura. Algunos fueron: amor libre, acortamiento de los hábitos sacerdotales, separación de la Iglesia y el Estado, implantación de la República Cordobesa con representantes confidenciales en el exterior y electrocución de los bacilos del tifus que hacían estragos en zonas de la capital provincial y Río Tercero.
Así, en el verano de 1922 recorrió la provincia dictando conferencias (más de 300 en tres meses) cuyo éxito se basaba fundamentalmente en la burla constante a que sometía al clero y a los apellidos más ilustres de la provincia, a quienes llamaba "los zánganos de la colmena". Terminada la gira, nació el Partido Bromo-Sódico Independiente, que lo postulaba como diputado para las elecciones del 26 de marzo, con el apoyo de la masonería de todos los ritos, los ciudadanos del culto evangélico estudiantes y obreros liberales. A pesar de la sorpresa y explicable desconfianza de las autoridades electorales, la nueva agrupación política fue inscripta con todas las de la ley y pudo participar en las elecciones.
Apenas se inició el escrutinio Badessich se instaló en el edificio de la Legislatura y siguió atentamente el recuento de votos devorando gigantescos sandwiches de salame.
No estaba mal encaminado y los números acabaron por darle la razón. Ante el escándalo y el desconcierto de los políticos profesionales, viejos caudillos fogueados en las lides de conseguir votos de cualquier manera, el candidato del partido Bromo-Sódico resultó electo en tercer lugar, aventajando a católicos, radicales y socialistas.
La conmoción provocada por el desacostumbrado episodio superó los límites de la provincia, y el 13 de abril de 1922 el diario "La Nación" se hizo eco de la preocupación de un sector de la ciudadanía calificandolo como "un personaje colocado fuera de la razón", que había obtenido su diploma con recursos grotescos y propósitos festivos, motivos más que suficientes para rechazarlo "en nombre de la cultura y del decoro del país". Sin embargo, no todos compartían esa opinión y en Alta Gracia un grupo de prominentes intelectuales (entre ellos José Ingenieros, Eusebio Gomez, Gregorio Bermman, etc) agasajó alborozado al novel legislador. Evidentemente no hacían sinó mostrar su satisfacción ante la burlona bocanada de aire renovador que su irreverente estilo conllevaba. En respuesta al homenaje, Badessich anunció los ciento cuarenta proyectos que se proponía elevar a la Legislatura. Algunos fueron: amor libre, acortamiento de los hábitos sacerdotales, separación de la Iglesia y el Estado, implantación de la República Cordobesa con representantes confidenciales en el exterior y electrocución de los bacilos del tifus que hacían estragos en zonas de la capital provincial y Río Tercero.
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