Nuevo poema de Orlando Barone contra periodistas
"Tintoreritos", la nueva creación del panelista de 678 contra la "metralla golpista".
Ya es un poeta kirchnerista consagrado. El panelista de 6,7,8 Orlando Barone volvió a publicar unos versos con tinta oficial en el sitio Diario Registrado, en este caso destinado a los medios de comunicación con los que este gobierno se enfrentó, a los que llamó precisamente “Tintoreritos”, a los que cataloga de “golpistas”.
“Aunque sus deseos serían / que las balas fueran / de plomo, se excitan / disparando balas de tinta / y esperan con regocijo / las consecuencias”, dice sólo el primer párrafo del poema, que en otro verso señala: “Los aplauden líderes partidarios / que con tal de ser movidos por el titiritero / renuncian al “yo” / y van cambiando de ritmo / al compás ideológico de las mudanzas”.
Barone ya publicó algunos poemas ultrakirchneristas que, al menos, resultaron coloridos. Uno fue el titulado “La bella mierda”, creado para homenajear al 7D, también criticando a los periodistas que trabajan en los medios no afines al gobierno.
Luego publicó otro poema en el que elogiaba al Papa Francisco y cuestiona a los "papanatas" que vinculan al sacerdote con la oposición. Y cuestionó con él la idea de un “Papa opositor”.
A continuación, nuevo poema de Barone titulado “Tintoreritos”:
Aunque sus deseos serían
que las balas fueran
de plomo, se excitan
disparando balas
de tinta
y esperan con regocijo
las consecuencias.
Los tintoreritos
tiñen, enturbian
y oscurecen la vida de
quienes viven leyéndolos
y escuchándolos
empujados por la inercia del hábito
que los sujeta a la amarra
y que les desgana la voluntad
y la “involuntariza”.
Los periodistas dominantes,
de los medios dominantes,
del grupo dominante
se arrogan el uso dominante
de la fuerza crítica
amparados
en la omnipotencia
de representar el rating
de los ciudadanos.
Y actúan como impostores
neutrales
para públicos perdidos
en el atávico aplauso
a quienes los engañan.
También los aplauden
líderes partidarios
que con tal de ser movidos
por el titiritero
renuncian al “yo”
y van cambiando de ritmo
al compás ideológico
de las mudanzas.
Dudoso ejercicio la metralla
periodística,
que en la Argentina actual
fertiliza en golpistas
corporativos
y en intrigantes
consentidos por la fama
y el rango de contratos
que premian prósperamente
sus servicios subterráneos
como si fueran los más altos.
Tanto ataque entintado
de televisión, de radio ,
de diarios, de cacerola
y de agenda dominante
forma parte de la “gran escala”
exigida por un grupo
de comunicación
tentacular, polimorfo,
anfibio, satelital
y “cautelarístico”
para expandir su cacería
contra el Estado
insolentemente popular
que no se amolda
a la resignación política.
Los tintoreritos, presumidos,
se permiten diagnosticarles
síndromes a otros.
Siendo que ellos padecen
de despatriotismo,
de rémoras cipayas
y de claudicación colectiva.
Sin verguenza cargan
esa deshonra
con falsa honra inexplicable.
No obstante
ya hay partes de la vida
Argentina fortificadas
a las que el estruendo
de las balas de tinta
llega debilitado e inocuo.
Casi idiotizado
por su origen opositor
recurrente.
Claro que es cierto el fin de ciclo.
Y será celebrado democrática
y jurídicamente. Y justicieramente.
El fin de ciclo del dominio balístico
de los tintoreritos
y el paulatino desarme
de sus instigadores.
que las balas fueran
de plomo, se excitan
disparando balas
de tinta
y esperan con regocijo
las consecuencias.
Los tintoreritos
tiñen, enturbian
y oscurecen la vida de
quienes viven leyéndolos
y escuchándolos
empujados por la inercia del hábito
que los sujeta a la amarra
y que les desgana la voluntad
y la “involuntariza”.
Los periodistas dominantes,
de los medios dominantes,
del grupo dominante
se arrogan el uso dominante
de la fuerza crítica
amparados
en la omnipotencia
de representar el rating
de los ciudadanos.
Y actúan como impostores
neutrales
para públicos perdidos
en el atávico aplauso
a quienes los engañan.
También los aplauden
líderes partidarios
que con tal de ser movidos
por el titiritero
renuncian al “yo”
y van cambiando de ritmo
al compás ideológico
de las mudanzas.
Dudoso ejercicio la metralla
periodística,
que en la Argentina actual
fertiliza en golpistas
corporativos
y en intrigantes
consentidos por la fama
y el rango de contratos
que premian prósperamente
sus servicios subterráneos
como si fueran los más altos.
Tanto ataque entintado
de televisión, de radio ,
de diarios, de cacerola
y de agenda dominante
forma parte de la “gran escala”
exigida por un grupo
de comunicación
tentacular, polimorfo,
anfibio, satelital
y “cautelarístico”
para expandir su cacería
contra el Estado
insolentemente popular
que no se amolda
a la resignación política.
Los tintoreritos, presumidos,
se permiten diagnosticarles
síndromes a otros.
Siendo que ellos padecen
de despatriotismo,
de rémoras cipayas
y de claudicación colectiva.
Sin verguenza cargan
esa deshonra
con falsa honra inexplicable.
No obstante
ya hay partes de la vida
Argentina fortificadas
a las que el estruendo
de las balas de tinta
llega debilitado e inocuo.
Casi idiotizado
por su origen opositor
recurrente.
Claro que es cierto el fin de ciclo.
Y será celebrado democrática
y jurídicamente. Y justicieramente.
El fin de ciclo del dominio balístico
de los tintoreritos
y el paulatino desarme
de sus instigadores.
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