"El
peor analfabeto es el analfabeto político." Bertolt Brecht
No
es por error. Y quien lo compre como "un error" lo estará pagando carísimo.
Cualquier fingido pedido de disculpas, cualquier esbozo aparente de
justificación es, en el fondo, sólo un atajo, una parábola que desembocará,
inevitablemente, en una nueva prohibición; en un nuevo desatino. Porque lo que
empuja su torpeza política infinita son sus convicciones: esa arraigada
ideología (aunque no tenga la menor idea de qué se trata cuando se habla de
ideología) a la que suma su condición de "tilingo, nene de mamá", caprichoso y
engrupido, acostumbrado a que nadie lo contradiga... o casi nadie: apenas, de
tanto en vez, el "poder paterno". Por eso sostengo que no es un error, ni fue ni
lo será. No querer que se
haga "política" (hablamos de todos los lados, no sólo en las escuelas) es una
concepción ideológica. Negarse a que se discuta, se debata, a construir
consensos a partir de los disensos, se acuerde y se gobierne en tal sentido es
sólo (y nada más que) una postura ideológica.
La
prohibición del juego del "Eternauta" es el mejor ejemplo: la lógica pedagógica
de este entretenimiento didáctico es precisamente fomentar la participación
política: lo que se busca
es "sensibilizar a los participantes acerca del respeto, la solidaridad y la
acción colectiva y la organización como camino para la transformación de las
situaciones de desigualdad e injusticia".
¿Acción
colectiva? ¡Madre de Dios! Una idea absolutamente contraria al espíritu
individualista y egoísta que propone esta entente de gatos con un perro adentro
que han dado en llamar pomposamente Propuesta Republicana (PRO). Este repúblico
de pacotilla que mandaba a espiar a quienes consideraba sus enemigos, que
fomenta la delación (todos sus 0800 podrían subsumirse en un 0800FACHO) y que no
le tembló la mano en mandar a golpear a personas en situación de calle? lejos
está de las verdaderas vocaciones republicanas. Eso sí, mucha comunicación,
mucha propaganda, todo bien pintadito de amarillo y decorado con globos de
colores. Marketing. No pasarían un ejercicio básico de democracia de una escuela
de gobierno porque su ideología los traicionaría.
Juan
José Hernández Arregui decía: "? lo colectivo, en su contorno humano, es el
hombre de estas latitudes vivo y multiplicado; el hombre oprimido de nuestras
tierras que, además, sabe dónde está la raíz de su desdicha y de su fuerza."
Por eso El Eternauta,
transformado en un juego de rol en el que el héroe es el grupo, que toma
decisiones en conjunto y que protegiéndose unos a otros se llega a cumplir con
los objetivos fijados, se vuelve una herramienta poderosa contra la ideología de
la salvación propia, el éxito particular y la vanagloria individual que propone
el proyecto que representa. Por eso quiero dejar en claro que es ideológico. Y
que quienes los acompañan son portadores sanos de la misma ideología, más allá
de participar eventualmente en determinados negocios... como miembros
individuales de una sociedad anónima, claro.
No
hay error, hay ideología. No hay traspié, hay intencionalidad. No se equivocan,
todo lo contrario. Lo hacen con absoluta conciencia. En la búsqueda de imponer, otra
vez, un modelo de país que excluya a la mayoría para favorecer a unos pocos. Que
les quite a los pobres para darles a los ricos. Que mire hacia Europa o los
Estados Unidos y reniegue de su pertenencia sudamericana. Que priorice al
Mercado por sobre el Estado. Que favorezca la Economía y niegue la
Política. Y aunque confunda a El Eternauta con el "Néstornauta", a
Stalin con una fábrica de caramelos, o crea que hay que darle el pésame a la
viuda de Oesterheld porque se murió Neil Armstrong, toda esa ignorancia no quita
que lo que hace tiene un sustento básicamente ideológico? ¡Y eso no es
chiste!
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