Uno quiere ya y el otro le pide tiempo
El precandidato radical aspira a cerrar cuanto antes el acuerdo con el socialista para que lo acompañe en la fórmula presidencial. El gobernador de Santa Fe prefiere que los radicales definan antes su interna y también resolver su sucesión en esa provincia.
Por Santiago Rodríguez
Angel Rozas, Alfonsín, Binner y Roy Cortina también se fotografiaron juntos en París.
Arrinconado contra las cuerdas ante la imposibilidad de presentarse a una reelección como gobernador, Binner no tiene mayores alternativas para pasar al centro del ring. Los socialistas lo soñaron a mitad de su mandato como la figura que desde una candidatura presidencial llevaría al partido a los primeros planos, pero ya se han resignado a esperar una nueva oportunidad: el santafesino nunca tomó la iniciativa en ese sentido, a pesar de que también desde otras fuerzas afines lo alentaron a anotarse en la carrera presidencial.
Por caso, cuando empezó a delinearse el escenario político con vistas a 2011, una delegación del GEN viajó a Santa Fe y le planteó a Binner la conveniencia de que se lanzara a presidente y el compromiso de que en ese caso la fuerza liderada por Margarita Stolbizer lo apoyaría. Cuentan que el socialista escuchó en silencio y después, para sorpresa de sus interlocutores, dijo: “El que se apresura, apresurado es”. “Alfonsín, en cambio, la hizo fenómeno: se presentó a una interna en la que votaron cien mil tipos, ganó y se instaló como candidato”, contraponen los mismos socialistas que alguna vez se entusiasmaron con ver al santafesino a la cabeza de una fórmula presidencial.
Otra opción para Binner sería seguir el camino que han recorrido otros tantos gobernadores: postularse a senador y continuar en la Cámara alta su carrera política. “Quién dice, por ahí no se presenta de candidato a nada y se va a su casa; con Binner nunca se sabe”, aventuró también un socialista ante Página/12.
Los que han estado en contacto con Binner en los últimos meses sostienen, sin embargo, que “la instalación de Alfonsín como candidato le solucionó el problema”. El gobernador de Santa Fe ha dado reiteradas muestras de que la idea de integrar una boleta con Julio Cobos no lo convence. “Aunque sería más potable que Cobos, lo de (Ernesto) Sanz tampoco nos cierra”, aclaran desde el socialismo en relación con el nuevo presidenciable del radicalismo.
Ya lanzado formalmente como precandidato presidencial, Alfonsín quiere cerrar cuanto antes el acuerdo con Binner para que lo acompañe en la fórmula. Los alfonsinistas consideran que lo ideal sería que el anuncio no pasara más allá de febrero. La confirmación de la presencia del socialista en la boleta le permitiría a Alfonsín presentarse ante sus correligionarios como garante de un armado político más amplio y que, por ende, elevaría las chances de la UCR de retornar al poder.
Además de multiplicar sus encuentros con Binner, el precandidato radical también cultiva su relación con otros socialistas. Esta misma semana Alfonsín estuvo en un encuentro que el presidente del socialismo porteño, Roy Cortina, organizó como primer paso en su intento por empezar a articular una alianza electoral en el distrito. El radical descuenta que será él quien lleve la bandera del Frente Progresista en las presidenciales de 2011 y pretende tener el mayor respaldo posible en la Ciudad de Buenos Aires, donde la UCR no tiene un candidato que descolle. En ese encuentro estuvieron también los legisladores porteños Aníbal Ibarra y Martín Hourest, la ex ministra de Salud Graciela Ocaña y Claudio Lozano. No hubo nadie de la Coalición Cívica porque el vínculo con el espacio conducido por Elisa Carrió se rompió en forma definitiva.
La integración de una fórmula conjunta es algo hablado entre Alfonsín y Binner, quienes ya tienen varias fotos juntos para su álbum de campaña. Hace un par de semanas ambos volvieron a juntarse en París, donde coincidieron con motivo de la reunión de la Internacional Socialista. Pero las cuentas pendientes que los dos tienen dentro de sus propios espacios demoran el cierre del acuerdo.
Alfonsín debe sortear la interna radical. Binner no quiere asumir el compromiso de acompañarlo hasta que la pulseada dentro de la UCR no esté resuelta. Por eso los socialistas –y también el GEN– le reclaman al radicalismo que convoque a sus afiliados a votar en marzo. “Si ellos no definen, te obligan a ir a las primarias y después de eso ya no hay margen para nada: si perdés, tenés que quedarte e ir con el que ganó”, reflexionan en ambas fuerzas.
Binner, a su vez, no tiene solucionada su sucesión. Su candidato es Bonfatti, pero no consigue imponerlo. Logró en parte allanarle el camino al persuadir al intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, de que declinara su postulación. Lifschitz abriga la esperanza de llegar a la gobernación, pero aclaró que forma parte de un espacio, que es el que conduce Binner, y que como tal hará lo que sea mejor para el conjunto. Su destino podría ser el primer lugar en la lista de diputados nacionales.
Giustiniani, en cambio, no cede a la pretensión del gobernador, con el que está enfrentado desde hace años: el senador y presidente del Partido Socialista mantiene firme su decisión de candidatearse y puso el 15 de enero como fecha para el comienzo de su campaña. “Se acerca a los 60 y en la última elección perdió por unos pocos votos con (Carlos) Reutemann. Sabe que ésta es su oportunidad y no piensa dejarla pasar”, coinciden en el socialismo, donde no dudan en advertir que “si Binner le corta la carrera a gobernador, desde la conducción del partido le va a torpedear la candidatura a vicepresidente”.
Sobre el socialismo santafesino pesa otra espada de Damocles: la decisión orgánica que tomaron los radicales –sus socios en ese distrito– de presentar su propio candidato a gobernador en las internas abiertas de esa provincia. El nominado es el intendente de Santa Fe, Mario Barletta, que en la interna radical está más cerca de Alfonsín que de Cobos.
A menos de un año de las elecciones, Binner tiene muchos cabos sueltos. Quiere atar la mayor cantidad posible antes de consumar su romance con Alfonsín.
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