jueves, 18 de abril de 2013

el perro verde leyo lo que le escribio vaya a saber quien

Reutemann y su discurso sobre la "Democratización de la Justicia"
El Senador Nacional Carlos Reutemann en el marco de la discusión en la Cámara alta del Congreso del Proyecto sobre "Democratización de la Justicia" dio su opinión en el recinto. Transcribimos la posición del representante de la provincia de santa Fe.
Señor Presidente:
Con el objetivo de una supuesta democratización de la Justicia, se promueve en este Senado una batería de leyes que tienen que ver con un intento de disciplinar a un poder que no resulta funcional al Poder Ejecutivo nacional actual.
Un Poder Ejecutivo que se ha dedicado a concentrar recursos en sus arcas como herramienta para asfixiar las jurisdicciones provinciales, en un modelo de unitarismo fiscal.
Ese Poder Ejecutivo que hoy mismo evidencia un uso y abuso de su circunstancial mayoría parlamentaria, fijando los puntos de la agenda, los ritmos de los tratamientos de los proyectos, con consecuente ausencia de debate real, con la imposibilidad de reformular las iniciativas que ellos imponen, o incluso de rechazarlas teniendo en cuenta los vicios de inconstitucionalidad que se exhiben y que fueron advertidos por reconocidos juristas y representantes del ámbito judicial.
Hoy, en otra muestra de voracidad de poder, se pretende sin debate, sin análisis, sin consenso pluripartidario, que la Justicia pierda grados de autonomía. Este punto, señor Presidente, es el más delicado y el más preocupante.
Es motivo de honda preocupación, que los ciudadanos vean cada vez más lejos la posibilidad de  tener justicia en tiempo y forma, ya sea por reparos e impedimentos a las acciones cautelares que quieran promover en defensa de eventuales acciones del Estado que los perjudiquen, ya sea por la creación de nuevas instancias judiciales que solo hacen que se burocratice y se haga más lento un proceso ya dificultoso para acceder a la justicia. Las medidas cautelares son una valiosa herramienta procesal, que resulta fundamental al momento de poner freno a actos del Estado arbitrarios y lesivos frente a los derechos de los individuos. Sin contar que constituyen medidas efectivas para la protección de grupos en situación de vulnerabilidad.
Y esto, es particularmente crítico en lo que respecta a los jubilados y pensionados, quienes por lógicas razones de edad son los que más afectados se hallan ante las dilaciones de la justicia.
Con el proyecto de la reforma del Consejo de la Magistratura lo que se pretende, señor Presidente, es conseguir una mayoría propia en un intento de disciplinar ese ámbito, no de democratizarlo. Con esta propuesta bastaría una mayoría simple para destituir a un juez, según el método de selección propuesto.
Bajo esta supuesta democratización, solo se logrará politizar partidariamente un espacio y se lo someterá a reglas de juego que tienen más que ver con la lucha por la conquista de los votos que con la sabiduría jurídica y la justicia. Eso no es justicia. Eso es abuso de poder.
Ya se lo intentó cuando se aprobó  la última reforma a su composición la que, todos lo recordamos, fue una propia iniciativa de la Presidenta de los argentinos, por entonces Senadora Nacional. Y así como antes se buscaban menos consejeros, hoy se buscan más. ¿Qué ha cambiado en el medio que justifique esta modificación? Nada que resulte convincente, señor Presidente. Solo que hoy se busca que esa instancia no sea un contrapeso institucional. Solo se busca una justicia subordinada al poder de turno.
Nos encontramos ante un Poder Ejecutivo nacional que se confunde a sí mismo con el Estado, donde todas las decisiones confluyen en la voluntad de una sola persona. Olvidándose que Estado son los tres poderes. Poderes independientes. Y poderes que deben ser fortalecidos.
Un Poder Ejecutivo que, convencido de ser depositario de la verdad y del saber popular, se olvida de que es la expresión mayoritaria (y no unánime) de un momento político-histórico determinado, de un grupo y no de una facción y, por lo tanto, debe escuchar, debe respetar, debe atender las otras opiniones, manteniendo y fortaleciendo los equilibrios institucionales, no intentando cooptar ni contrariar los ámbitos de disidencia y de opiniones distintas, sin imponer discursos únicos.
No obstante no nos extraña que esto suceda. Ya hemos perdido cierta capacidad de asombro, señor Presidente.
Lo que no hemos perdido, lo que nunca habremos de perder, es la capacidad de enfrentar los renovados atropellos institucionales.
Y menos hemos perdido, y menos habremos de perder, señor Presidente, la capacidad de esperanza de que las cosas habrán de cambiar.
Hasta ayer nomás, un obispo que era evitado puntualmente por el Poder Ejecutivo nacional en todos los tedeum del 25 de mayo, es hoy Papa.
Ante la necesidad de estar discutiendo otra clase de iniciativas, alejadas de los problemas más reales, que forman parte de una agenda que se impone al Congreso donde una mayoría oficialista se apresta a seguir obedientemente un curso que es marcado y decidido en otro Poder, no puedo dejar de señalar que solo nos cabe la esperanza de que las cosas cambien en el futuro luego de que la ciudadanía se expida en el próximo acto eleccionario.
En el mientras tanto, solo nos cabe oponernos a unos proyectos que ponen en peligro la independencia del Poder Judicial, que tienen graves problemas de constitucionalidad, y que comprometen a la República como un todo. Ya que la falta de respeto a la Constitución se transforma en ausencia de respeto a la República y la muerte de sus instituciones.
Es por las razones previamente expresadas que no acompañaré ninguna de las iniciativas del PEN que se están discutiendo estos días en lo que respecta a una mentada democratización de la justicia que está bien lejos de ser real.
Gracias señor Presidente

No hay comentarios:

Publicar un comentario