Juan Balderrama: toda Salta llora y se pregunta: "¿Dónde iremos a parar?"
A veces se nos hace que fue un himno, otras que se trató de una peña, pero más allá de las diferencias folklóricas del acervo popular, se fue Juan Balderrama, uno de los fundadores de ese lugar que se convirtió en un escenario mítico de nuestra música. Mucho más, cuando Manuel Castilla y el "Cuchi" Leguizamón nos dijeron: "Dónde iremos a parar, si se apaga Balderrama".
La muerte de Juan Balderrama, anteayer, a los 76 años, golpeó el parche con su último latido, superando hasta esa insuficiencia cardíaca que lo tenía a maltraer.El gobernador de la provincia, Juan Manuel Urtubey, manifestó ayer que "toda Salta está de luto", al concurrir al Boliche Balderrama, en medio de un velatorio extraño, tan folklórico como colorada es la bandera de la provincia inspirada en el general don Martín Miguel de Güemes.
"Este lugar brillará más que nuca desde Salta y para el mundo", decía ayer por la tarde Urtubey en la esquina de Esteco y San Martín, en donde se ubica el local.
Juan Balderrama, quien murió a la hora de la siesta, por no decir a las 15, había sido internado anteayer a la madrugada en la sala de terapia intensiva de una clínica privada de la capital salteña.
Sus restos fueron velados en la peña, donde Balderrama y toda su familia, que no eran pocos, acobijaron durante las décadas del cincuenta y hasta más de los setenta una cultura de guitarreros, poetas y referentes del folklore con el calor de sus empanadas, locro y? vino, por supuesto.
"Más bien que caían borrachos de a muchos y poetas a montones. De éstos, me puedo referir a Manuel Castilla, Ernesto Cabeza, Perecito, José Ríos y hasta Eduardo Falú", comentaba ayer con profunda tristeza el chalchalero Pancho Figueroa. En realidad, aunque Pancho, tan discreto, no lo diga, el Boliche Balderrama fue una gran, pero grandiosa, borrachería.
"Se fue un grande de verdad, pero su impronta quedará para siempre en el recuerdo", expresó el gobernador Urtubey, quien le hizo un homenaje a través de las redes sociales.
Juan Balderrama, hijo de Antonio Balderrama y Remigia Zurita, quienes a mediados del siglo pasado fueron dueños de un almacén de ramos generales, manejó el boliche con sus hermanos Darío y Celestino.
Lo de Balderrama fue declarado sitio de interés turístico por el Ministerio de Turismo, Cultura y Deporte de la Nación, y el Concejo Deliberante de la ciudad de Salta lo declaró "de interés arquitectónico, histórico y cultural".
Juan Balderrama, el emblema de la familia , se llevó una gran cantidad de premios y distinciones en distintos ámbitos provinciales y nacionales, por el lógico aporte al folklore a la cultura del país.
Dicen por ahí que su hija Patricia (tercera generación) continuaría adelante con la peña salteña.
Sería bueno para Salta, para el folklore y para la Argentina, porque aunque existan muchos boliches camperos, casi ninguno lleva esa frase que nos conmueve a los nocheros: "¿Dónde iremos a parar/si se apaga Balderrama ? ". Sí, sí, allí, en donde está el lucero, solito y solo, aunque en las noches de vino faltarán una guitarra, una zamba y un mostrador pulpero, por encima del verijero.
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