vallejo se reinventa
Todo ocurrió muy rápido en la vida de Camila Vallejo. A los 25 años, la dirigente estudiantil que lideró las protestas universitarias que convulsionaron a Chile en 2011 quiere ser diputada nacional y espera un hijo. Con los vaivenes de la vida le llegaron también los vuelcos de la política: aunque siempre había criticado duramente a Michelle Bachelet, una alianza electoral la obliga ahora a apoyar la candidatura presidencial de la ex mandataria.
Con una panza de casi siete meses, Vallejo está en plena campaña para conseguir una banca en el Congreso como representante de la comuna de La Florida, en Santiago. Ella es la mejor carta que tiene el Partido Comunista de Chile (PC), la fuerza en la que la joven milita desde que comenzó a involucrarse en la política universitaria.
A fines del año pasado, este diario informó que los dirigentes del PC estaban dispuestos a acompañar una postulación de Bachelet si la ex jefa de Estado incorporaba las reivindicaciones del partido en su programa de gobierno. El trato entre el comunismo y la Concertación finalmente se concretó y Vallejo quedó encolumnada detrás de la candidatura de la ex presidenta.
La alianza dejó a la joven en una posición incómoda: ella pertenece a las Juventudes Comunistas, que dependen orgánicamente del PC pero conservan cierta autonomía y mantienen un discurso más radical. Vallejo había sido siempre muy dura con Bachelet. “La ex presidenta y los demás gobiernos de la Concertación nunca tuvieron los cojones para tomar las riendas y realizar transformaciones profundas”, lanzó la joven en una entrevista con PERFIL dos años atrás.
Es cierto que la ex presidenta se comprometió a impulsar la educación gratuita universal y una reforma constitucional para terminar con la Carta Magna heredada de la dictadura de Augusto Pinochet, dos reivindicaciones centrales de los estudiantes. Aun así, Vallejo enfrentó críticas por su giro de 180 grados luego de haber dicho que jamás haría campaña por Bachelet ni llamaría a los jóvenes a votarla.
Al tiempo que admitió que “no fue una decisión fácil” respaldar a la ex mandataria, Vallejo consideró que “un gobierno de Bachelet no daría garantías absolutas de cambios, pero sí abriría posibilidades para incidir políticamente en esos cambios”.
Para la joven es inevitable que su vida privada se mezcle con su actividad política. Y mucho más ahora que recorre los barrios con una panza considerable. Contra lo que muchos supusieron, su embarazo no fue accidental sino que lo buscó junto a Julio Sarmiento, ex presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, su pareja desde hace cinco años. “Dentro de mí crece otra potente razón para seguir luchando”, dijo cuando dio a conocer la noticia de su maternidad.
“Hay una falsa concepción de la modernidad, en el sentido de que primero te dedicas a trabajar, a realizarte personalmente, y luego a tener hijos –afirmó Vallejo en una reciente entrevista con la revista femenina Mujeres, en la que también se prestó a una producción fotográfica–. Puede parecer raro, pero estar embarazada ahora es coherente con lo que creo. Yo pensaba que si caía en la lógica de la postergación quizás no tendría hijos hasta ser mucho mayor, y siempre pensé tener hijos joven para disfrutarlos por más tiempo”.
Su estado no quedó exento de la chicana política. El candidato presidencial independiente Tomás Jocelyn-Holt llegó a decir que a Vallejo “le regalaron el distrito de La Florida por estar embarazada”. Ella se quejó de los que intentan “ensuciar” su embarazo e insistió en que su expectativa maternal alimenta sus motivaciones políticas.
Lo cierto es que Vallejo espera el bebé para el 8 de octubre, apenas un mes antes de los comicios generales en los que los chilenos votarán presidente y diputados. Aunque los sondeos que maneja el PC indican que la joven tiene chances de ingresar al Congreso, un niño en brazos podría contribuir al objetivo electoral de máxima de la líder estudiantil: obtener un “doblaje” en su distrito, un escenario en el que el ganador se queda con las dos bancas en disputa.
El doblaje es uno de los vicios del sistema binominal que rige en Chile, y que Vallejo siempre cuestionó. Pero muchas cosas cambiaron para la mujer que intenta pasar de la protesta callejera a una prometedora carrera política.
Camila, entre su embarazo y la campaña con Bachelet
A los 25 años, la líder estudiantil chilena espera un hijo y quiere ser diputada. Galería de imágenes.
Con panza. En los últimos meses, Camila se mostró en actos junto a Bachelet. | Foto: Cedoc - Diario PERFIL
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Con una panza de casi siete meses, Vallejo está en plena campaña para conseguir una banca en el Congreso como representante de la comuna de La Florida, en Santiago. Ella es la mejor carta que tiene el Partido Comunista de Chile (PC), la fuerza en la que la joven milita desde que comenzó a involucrarse en la política universitaria.
A fines del año pasado, este diario informó que los dirigentes del PC estaban dispuestos a acompañar una postulación de Bachelet si la ex jefa de Estado incorporaba las reivindicaciones del partido en su programa de gobierno. El trato entre el comunismo y la Concertación finalmente se concretó y Vallejo quedó encolumnada detrás de la candidatura de la ex presidenta.
La alianza dejó a la joven en una posición incómoda: ella pertenece a las Juventudes Comunistas, que dependen orgánicamente del PC pero conservan cierta autonomía y mantienen un discurso más radical. Vallejo había sido siempre muy dura con Bachelet. “La ex presidenta y los demás gobiernos de la Concertación nunca tuvieron los cojones para tomar las riendas y realizar transformaciones profundas”, lanzó la joven en una entrevista con PERFIL dos años atrás.
Es cierto que la ex presidenta se comprometió a impulsar la educación gratuita universal y una reforma constitucional para terminar con la Carta Magna heredada de la dictadura de Augusto Pinochet, dos reivindicaciones centrales de los estudiantes. Aun así, Vallejo enfrentó críticas por su giro de 180 grados luego de haber dicho que jamás haría campaña por Bachelet ni llamaría a los jóvenes a votarla.
Al tiempo que admitió que “no fue una decisión fácil” respaldar a la ex mandataria, Vallejo consideró que “un gobierno de Bachelet no daría garantías absolutas de cambios, pero sí abriría posibilidades para incidir políticamente en esos cambios”.
Para la joven es inevitable que su vida privada se mezcle con su actividad política. Y mucho más ahora que recorre los barrios con una panza considerable. Contra lo que muchos supusieron, su embarazo no fue accidental sino que lo buscó junto a Julio Sarmiento, ex presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, su pareja desde hace cinco años. “Dentro de mí crece otra potente razón para seguir luchando”, dijo cuando dio a conocer la noticia de su maternidad.
“Hay una falsa concepción de la modernidad, en el sentido de que primero te dedicas a trabajar, a realizarte personalmente, y luego a tener hijos –afirmó Vallejo en una reciente entrevista con la revista femenina Mujeres, en la que también se prestó a una producción fotográfica–. Puede parecer raro, pero estar embarazada ahora es coherente con lo que creo. Yo pensaba que si caía en la lógica de la postergación quizás no tendría hijos hasta ser mucho mayor, y siempre pensé tener hijos joven para disfrutarlos por más tiempo”.
Su estado no quedó exento de la chicana política. El candidato presidencial independiente Tomás Jocelyn-Holt llegó a decir que a Vallejo “le regalaron el distrito de La Florida por estar embarazada”. Ella se quejó de los que intentan “ensuciar” su embarazo e insistió en que su expectativa maternal alimenta sus motivaciones políticas.
Lo cierto es que Vallejo espera el bebé para el 8 de octubre, apenas un mes antes de los comicios generales en los que los chilenos votarán presidente y diputados. Aunque los sondeos que maneja el PC indican que la joven tiene chances de ingresar al Congreso, un niño en brazos podría contribuir al objetivo electoral de máxima de la líder estudiantil: obtener un “doblaje” en su distrito, un escenario en el que el ganador se queda con las dos bancas en disputa.
El doblaje es uno de los vicios del sistema binominal que rige en Chile, y que Vallejo siempre cuestionó. Pero muchas cosas cambiaron para la mujer que intenta pasar de la protesta callejera a una prometedora carrera política.
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