Evaluaron a 6400 personas obesas de entre 35 y 55 años durante diez años

La obesidad es una enfermedad, y la legislación argentina así lo reconoció en 2008. Si bien es común que la patología aparezca asociada a la diabetes, la hipertensión y enfermedades cardíacas, una investigación científica acaba de probar que también es culpable de deterioros cognitivos, como la pérdida de memoria.
"El riesgo de padecer trastornos cerebrales y demencia aumenta con las altas cantidades de azúcar en la sangre y niveles elevados de colesterol", indicó el estudio británico publicado ayer en la revista especializada Neurology. El grupo de científicos que lo llevaron adelante son de nacionalidad francesa y conforman el equipo The Whitehall II Cohort. Durante diez años se dedicaron a analizar la evolución cognitiva de más de 6400 personas obesas de entre 35 y 55 años.
Para el seguimiento de la experimentación, se tomaron en cuenta factores como el índice de masa corporal (IMC) y otros relacionados al sobrepeso. Todos los participantes fueron sometidos hasta a tres pruebas neurológicas para conocer su estado cognitivo con el pasar de los años. Uno de los resultados demostró que la puntuación en las pruebas neurológicas cayó un 22,5% más rápido en las personas obesas o con metabolismos patológicos, que en las de peso normal y sin enfermedades cardiovasculares.
Según los especialistas, la asociación entre obesidad y habilidades intelectuales podría ser explicada por la acción de sustancias secretadas por las células adiposas sobre el tejido neuronal o por las consecuencias vasculares de la obesidad. De esta manera, la sumatoria de la obesidad y las alteraciones metabólicas, como la hipertensión, el aumento de la glucosa, el colesterol, y los triglicéridos altos, es la causante de las alteraciones neurológicas.
En el conjunto de las pruebas, los desempeños de las personas con IMC elevado fueron inferiores a los de aquellos individuos con IMC bajo. Durante la prueba de memoria, las personas cuyo IMC era igual a 20 pudieron retener en su memoria aproximadamente nueve palabras de un total de 16, mientras que aquellas cuyos IMC eran igual a 30, apenas lograron recordar siete de las palabras que les fueron mencionadas previamente.
"Se pueden tapar las arterias cerebrales de pequeño calibre que suelen ubicarse en la sustancia blanca del cerebro, en donde se ubican los cables neuronales. Al taparse, se impide la transmisión a las neuronas ubicadas en la sustancia gris", explicó Luciano Sposato, director del Departamento de Neurología de Adultos, INECO y director del Centro de Accidentes Cerebrovasculares, Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, en diálogo con Tiempo Argentino.
Por su parte, el autor del estudio, Archana Singh-Manoux, del INSERM (el Instituto Francés de Investigación en París), y de la Universidad College London, en Inglaterra, destacó que el estudio proporcionó la evidencia suficiente contra el concepto de la "obesidad metabólicamente saludable", sugerido en el caso de personas obesas que no tienen factores de riesgo metabólicos, y no muestran resultados negativos cardíacos y cognitivos, en comparación con las personas obesas con factores de riesgo metabólicos. En este último caso, el deterioro es mucho más rápido.
En el estudio se indicó que "hace falta mayor investigación en este campo para analizar los efectos de factores genéticos, y también tener en cuenta por cuánto tiempo la gente ha sido obesa y ha registrado cambios metabólicos importantes". Los científicos también destacaron que es necesario ampliar los exámenes cognitivos en adultos para entender mejor el vínculo entre la obesidad y las funciones cognitivas, como el pensamiento, el razonamiento y la memoria a largo plazo. «
"es como una anticipación del envejecimiento normal"
Cuando una persona es obesa posee mayor cantidad de adipocitos, un tipo de células que forman el tejido adiposo. “Cuando estas células se acumulan, se aprisionan y se rompen liberando la sustancia conocida como citoquina, y se genera un proceso inflamatorio que afecta a distintos órganos, y arterias y al cerebro”, explicó el doctor Máximo Ravenna, especialista en obesidad, a este diario. Según el especialista, la vulnerabilidad cerebral aumenta y comienza a perder materia gris y blanca. “Es como un achicamiento del cerebro, una anticipación de su envejecimiento normal”.
En el país la obesidad es un problema en crecimiento tanto en adultos como en niños, pero en el último caso, resulta alarmante porque un 35% de los infantes presentan enfermedades relacionadas a la gordura, como los trastornos alimentarios tempranos, o hernias de disco, cuando hace 30 años atrás era sólo de un 12 por ciento. “La inmovilidad de los chicos, el estrés, y el sedentarismo están al servicio de la destrucción corporal a muy temprana edad”, explicó Ravenna, y opinó que “en la Argentina sobra comodidad del alivio inmediato, sobra estrés, sobra comida (aunque parezca insultante decirlo), y sobra marketing y presión consumista”, aseguró el experto, y agregó que “nada de lo que pasa cuando uno es gordo es bueno. En los próximos 40 años la obesidad rondará el 89% de la población mundial, hoy afecta al 38 por ciento”.
Para el experto “la obesidad es una enfermedad neurológica. La comida rica no genera saciedad porque lo sabroso regenera el circuito de voracidad" expresó Ravenna, y agregó "la comida demasiado sabrosa genera una especie de Triángulo de las Bermudas, en donde desaparecen los flacos. Hay alimentos atrapantes que hacen que el cuerpo y la mente pidan lo que no es necesario."
el efecto contagio en el sobrepeso
Un reciente estudio publicado en The New England Journal of Medicine estableció que, tal como sucede con muchos otros hábitos nocivos como el consumo de bebidas alcohólicas, el entorno social contribuye directamente al desarrollo del sobrepeso y la obesidad.
En cuanto a las conclusiones puntuales, la investigación inglesa consignó que el “efecto contagioso” era mayor cuanto más cercana era la relación. El estudio indicó que “una persona no va a engordar porque su vecino tenga sobrepeso, sino que va a aumentar de peso cuando alguno de sus íntimos amigos o su pareja, con quienes comparte momentos, hábitos, gustos y salidas, lo hagan”.
Prueban que la obesidad causa una mayor pérdida de la memoria
Científicos franceses sometieron a quienes tenían un índice de masa corporal elevado a pruebas neurológicas. La puntuación cayó un 22,5% más rápido que en las de peso normal. Y también retuvieron menos palabras.






La obesidad es una enfermedad, y la legislación argentina así lo reconoció en 2008. Si bien es común que la patología aparezca asociada a la diabetes, la hipertensión y enfermedades cardíacas, una investigación científica acaba de probar que también es culpable de deterioros cognitivos, como la pérdida de memoria.
"El riesgo de padecer trastornos cerebrales y demencia aumenta con las altas cantidades de azúcar en la sangre y niveles elevados de colesterol", indicó el estudio británico publicado ayer en la revista especializada Neurology. El grupo de científicos que lo llevaron adelante son de nacionalidad francesa y conforman el equipo The Whitehall II Cohort. Durante diez años se dedicaron a analizar la evolución cognitiva de más de 6400 personas obesas de entre 35 y 55 años.
Para el seguimiento de la experimentación, se tomaron en cuenta factores como el índice de masa corporal (IMC) y otros relacionados al sobrepeso. Todos los participantes fueron sometidos hasta a tres pruebas neurológicas para conocer su estado cognitivo con el pasar de los años. Uno de los resultados demostró que la puntuación en las pruebas neurológicas cayó un 22,5% más rápido en las personas obesas o con metabolismos patológicos, que en las de peso normal y sin enfermedades cardiovasculares.
Según los especialistas, la asociación entre obesidad y habilidades intelectuales podría ser explicada por la acción de sustancias secretadas por las células adiposas sobre el tejido neuronal o por las consecuencias vasculares de la obesidad. De esta manera, la sumatoria de la obesidad y las alteraciones metabólicas, como la hipertensión, el aumento de la glucosa, el colesterol, y los triglicéridos altos, es la causante de las alteraciones neurológicas.
En el conjunto de las pruebas, los desempeños de las personas con IMC elevado fueron inferiores a los de aquellos individuos con IMC bajo. Durante la prueba de memoria, las personas cuyo IMC era igual a 20 pudieron retener en su memoria aproximadamente nueve palabras de un total de 16, mientras que aquellas cuyos IMC eran igual a 30, apenas lograron recordar siete de las palabras que les fueron mencionadas previamente.
"Se pueden tapar las arterias cerebrales de pequeño calibre que suelen ubicarse en la sustancia blanca del cerebro, en donde se ubican los cables neuronales. Al taparse, se impide la transmisión a las neuronas ubicadas en la sustancia gris", explicó Luciano Sposato, director del Departamento de Neurología de Adultos, INECO y director del Centro de Accidentes Cerebrovasculares, Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, en diálogo con Tiempo Argentino.
Por su parte, el autor del estudio, Archana Singh-Manoux, del INSERM (el Instituto Francés de Investigación en París), y de la Universidad College London, en Inglaterra, destacó que el estudio proporcionó la evidencia suficiente contra el concepto de la "obesidad metabólicamente saludable", sugerido en el caso de personas obesas que no tienen factores de riesgo metabólicos, y no muestran resultados negativos cardíacos y cognitivos, en comparación con las personas obesas con factores de riesgo metabólicos. En este último caso, el deterioro es mucho más rápido.
En el estudio se indicó que "hace falta mayor investigación en este campo para analizar los efectos de factores genéticos, y también tener en cuenta por cuánto tiempo la gente ha sido obesa y ha registrado cambios metabólicos importantes". Los científicos también destacaron que es necesario ampliar los exámenes cognitivos en adultos para entender mejor el vínculo entre la obesidad y las funciones cognitivas, como el pensamiento, el razonamiento y la memoria a largo plazo. «
"es como una anticipación del envejecimiento normal"
Cuando una persona es obesa posee mayor cantidad de adipocitos, un tipo de células que forman el tejido adiposo. “Cuando estas células se acumulan, se aprisionan y se rompen liberando la sustancia conocida como citoquina, y se genera un proceso inflamatorio que afecta a distintos órganos, y arterias y al cerebro”, explicó el doctor Máximo Ravenna, especialista en obesidad, a este diario. Según el especialista, la vulnerabilidad cerebral aumenta y comienza a perder materia gris y blanca. “Es como un achicamiento del cerebro, una anticipación de su envejecimiento normal”.
En el país la obesidad es un problema en crecimiento tanto en adultos como en niños, pero en el último caso, resulta alarmante porque un 35% de los infantes presentan enfermedades relacionadas a la gordura, como los trastornos alimentarios tempranos, o hernias de disco, cuando hace 30 años atrás era sólo de un 12 por ciento. “La inmovilidad de los chicos, el estrés, y el sedentarismo están al servicio de la destrucción corporal a muy temprana edad”, explicó Ravenna, y opinó que “en la Argentina sobra comodidad del alivio inmediato, sobra estrés, sobra comida (aunque parezca insultante decirlo), y sobra marketing y presión consumista”, aseguró el experto, y agregó que “nada de lo que pasa cuando uno es gordo es bueno. En los próximos 40 años la obesidad rondará el 89% de la población mundial, hoy afecta al 38 por ciento”.
Para el experto “la obesidad es una enfermedad neurológica. La comida rica no genera saciedad porque lo sabroso regenera el circuito de voracidad" expresó Ravenna, y agregó "la comida demasiado sabrosa genera una especie de Triángulo de las Bermudas, en donde desaparecen los flacos. Hay alimentos atrapantes que hacen que el cuerpo y la mente pidan lo que no es necesario."
el efecto contagio en el sobrepeso
Un reciente estudio publicado en The New England Journal of Medicine estableció que, tal como sucede con muchos otros hábitos nocivos como el consumo de bebidas alcohólicas, el entorno social contribuye directamente al desarrollo del sobrepeso y la obesidad.
En cuanto a las conclusiones puntuales, la investigación inglesa consignó que el “efecto contagioso” era mayor cuanto más cercana era la relación. El estudio indicó que “una persona no va a engordar porque su vecino tenga sobrepeso, sino que va a aumentar de peso cuando alguno de sus íntimos amigos o su pareja, con quienes comparte momentos, hábitos, gustos y salidas, lo hagan”.
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