La re-re de Cristina, casi una jugada defensiva
Por Julio Blanck
Desde hace un par de semanas, un puñado generoso de gobernadores e intendentes, de funcionarios e intelectuales, de diputados y senadores, comenzaron a hacer horas extra completando sus ingresos habituales trabajando como voceros del proyecto de re-reelección de Cristina. Primer éxito: se hicieron notar. Segundo éxito: suenan entusiastas, enjundiosos, por lo general convencidos de lo que dicen. ¿Y qué dicen? Que Cristina tiene que seguir conduciéndonos más allá del horizonte burocrático de 2015, que no hay nadie como ella, que la Patria y nosotros la necesitamos. Y que sin ella el Gobierno no tiene ni el boceto borroneado de un candidato que pueda mantener en pie al llamado modelo.
En este último punto tienen razón.
No deja de ser curioso que se busque instalar la re-re de Cristina justo cuando su imagen ante la opinión pública atraviesa su peor momento desde el día en que fue reelecta por primera vez. Eso es lo que dicen las cinco encuestas recientes que fueron acercadas a este cronista por fuentes oficiales u oficiosas. Todas esas mediciones están en perfecto conocimiento de la Casa Rosada. Al menos tres de ellas fueron encargadas por el Gobierno.
Un consultor cercano al oficialismo admite una caída de casi 10 puntos en la imagen presidencial. Pero explica que es un valor lógico si se considera que la elección de octubre y sus semanas posteriores marcaron un tope muy difícil de igualar y sostener. En el otro extremo, un consultor amigo del peronismo opositor dice que la pendiente de Cristina ya supera los 30 puntos y no tiene pinta de revertirse en el corto plazo. Otro encuestador, veterano de mil sondeos, dice que técnicamente la Presidenta “está en caída libre” . Pero casi nadie pone la cara ni el nombre para sostener estos datos y opiniones en público: el azote cristinista es poderoso y temido, y hay que seguir viviendo.
Hablar de la re-re de Cristina, en este contexto, puede resultar excéntrico o extemporáneo. Pero los cristinistas saben lo que hacen: si la Presidenta está en baja por el fastidio colectivo, la inflación o la inseguridad, la receta es redoblar la apuesta y hablar de su perpetuación. Ya lo dijo la preclara diputada Diana Conti: Cristina eterna . Puede funcionar o no, pero mientras tanto ella sigue en el centro de la escena.
La jugadita audaz de ir por todo cuando parecía que se quedaban sin nada ya la hicieron en 2009, después de perder la elección legislativa, y se sabe lo bien que les fue. Claro que entonces estaba Néstor, al que cada día se lo extraña más. Y en el peronismo había menos fatiga de material que ahora. Pero Cristina y sus cristinistas son duchos en jugar al límite y un poco más allá también.
Nada más equivocado que pronosticarles un fracaso automático porque hoy las cosas andan torcidas.
Por cierto, los intereses concretos de la gente parecen ir por otro lado.
“Hablar de la re-reelección cuando la gente no llega a fin de mes es una falta de respeto”dijo ayer Facundo Moyano, el hijo de Hugo que va a más y que se subió a la pelea con Cristina aunque el oficialismo le hizo más de una caída de ojos.
“La re-reelección es cosa de políticos y a la gente lo que le importa es a cuánto están hoy la papa y la acelga”disparó José Manuel De la Sota, gobernador de Córdoba y político astuto, que sabe que su negocio es ponerse siempre lo más cerca posible del compatriota de a pie.
Para ser justos, de aquellas cinco encuestas que mostraban a Cristina con menos brillo que hace unos meses, también se podía extraer otra coincidencia: ante cualquier hipótesis electoral, la Presidenta asoma como una cómoda vencedora . Claro que ya no reuniría la mayoría absoluta de octubre y eso cuenta si se piensa en la re-reelección. Pero no hay quien ahora le pueda hacer sombra.
Un par de consultoras midieron el escenario con Daniel Scioli como candidato en lugar de ella. También ganaba Scioli, aunque Mauricio Macri se arrimaba un poco más, siempre en segundo lugar. Continuidad asegurada, podría pensarse. Pero para el cristinismo la candidatura del gobernador bonaerense sería la peor de las derrotas . Trabajan a tiempo completo con la obsesión de evitar esa catástrofe. Sin embargo, en los sondeos esa diferenciación de pura ideología que ellos hacen entre Cristina y Scioli no existe para la mayoría de los que apoyan al Gobierno, que los ven como parte de lo mismo. Cosas de políticos, diría De la Sota.
En el universo encapsulado de la política, ante este panorama tormentoso hay tipos que se empeñan en jugar su juego alejados de esa lógica caníbal. Sergio Massa es el ejemplo más exitoso del momento. Macri entra y sale del combate cuidando la imagen, aunque al precio de confundir a veces sobre su verdadera ambición.
Pero el caso más persistente es el de Scioli. Bombardeado sin pausa por el cristinismo, que más tarde o más temprano intentará tumbarlo con un juicio político , el gobernador bonaerense jura que va a ir a fondo con su proyecto presidencial.
“Yo estoy jugado”,les dijo a sus íntimos. Pero hasta ellos se desconciertan con algunos de sus movimientos.
Ayer Scioli anduvo por Chile, en viaje con empresarios. Pero el fin de semana su equipo de prensa había comunicado, como noticia oficial, que el equipo de fútbol de salón de Villa La Ñata había sido campeón de un torneo internacional venciendo en la final a Peñarol de Montevideo por 5 a 4. Se jugó en el Polideportivo de Almirante Brown, informaron, y el equipo del gobernador ganó con un gol en el último minuto. Ese es un Scioli auténtico y ese hombre, créase o no, puede terminar como Presidente.
Las encuestas que andan dando vueltas contienen un par de otros datos para que el Gobierno se preocupe. Una de ellas muestra que Cristina, después de sus batallas, no saca ventaja ni ante Moyano ni ante Scioli , sus dos enemigos internos favoritos. Cuando a los encuestados se les preguntó de quién se sentía más cercano, Cristina le ganaba apenas 47% a 46% a Moyano y perdía 48% a 43% con Scioli.
Otro dato es más delicado en términos políticos. Está en una encuesta que se terminó de procesar hace menos de una semana y que, dentro de un contexto favorable a la Presidenta, preguntó sobre el posible escenario de la elección legislativa del año próximo.
Allí un 42% dijo que votará “candidatos que estén en contra del Gobierno” , mientras un 28% sostuvo que lo haría por representantes de Cristina. La proyección de estas cifras, como bien señala el análisis de la consultora, pone al Gobierno en posición de asegurarse un tercio de los votos. Pero eso, que puede ser triunfo el domingo electoral, es una derrota política si se traduce en cuántos diputados y senadores podrán sumarse para alcanzar los dos tercios necesarios para reformar la Constitución y habilitar la re-re.
Ante la dificultad evidente, además de agitar la idea antes de que sea demasiado tarde, el crisitinismo empezó a explorar interpretaciones legales y atajos constitucionales para alcanzar su único objetivo.
La fuerza de Cristina y el precio de la soja son su mayor ventaja comparativa. La distancia creciente entre el relato y la realidad, y los primeros síntomas de una fatiga social en modesto crecimiento, pueden ser su amenaza principal. El juego está abierto
En este último punto tienen razón.
No deja de ser curioso que se busque instalar la re-re de Cristina justo cuando su imagen ante la opinión pública atraviesa su peor momento desde el día en que fue reelecta por primera vez. Eso es lo que dicen las cinco encuestas recientes que fueron acercadas a este cronista por fuentes oficiales u oficiosas. Todas esas mediciones están en perfecto conocimiento de la Casa Rosada. Al menos tres de ellas fueron encargadas por el Gobierno.
Un consultor cercano al oficialismo admite una caída de casi 10 puntos en la imagen presidencial. Pero explica que es un valor lógico si se considera que la elección de octubre y sus semanas posteriores marcaron un tope muy difícil de igualar y sostener. En el otro extremo, un consultor amigo del peronismo opositor dice que la pendiente de Cristina ya supera los 30 puntos y no tiene pinta de revertirse en el corto plazo. Otro encuestador, veterano de mil sondeos, dice que técnicamente la Presidenta “está en caída libre” . Pero casi nadie pone la cara ni el nombre para sostener estos datos y opiniones en público: el azote cristinista es poderoso y temido, y hay que seguir viviendo.
Hablar de la re-re de Cristina, en este contexto, puede resultar excéntrico o extemporáneo. Pero los cristinistas saben lo que hacen: si la Presidenta está en baja por el fastidio colectivo, la inflación o la inseguridad, la receta es redoblar la apuesta y hablar de su perpetuación. Ya lo dijo la preclara diputada Diana Conti: Cristina eterna . Puede funcionar o no, pero mientras tanto ella sigue en el centro de la escena.
La jugadita audaz de ir por todo cuando parecía que se quedaban sin nada ya la hicieron en 2009, después de perder la elección legislativa, y se sabe lo bien que les fue. Claro que entonces estaba Néstor, al que cada día se lo extraña más. Y en el peronismo había menos fatiga de material que ahora. Pero Cristina y sus cristinistas son duchos en jugar al límite y un poco más allá también.
Nada más equivocado que pronosticarles un fracaso automático porque hoy las cosas andan torcidas.
Por cierto, los intereses concretos de la gente parecen ir por otro lado.
“Hablar de la re-reelección cuando la gente no llega a fin de mes es una falta de respeto”dijo ayer Facundo Moyano, el hijo de Hugo que va a más y que se subió a la pelea con Cristina aunque el oficialismo le hizo más de una caída de ojos.
“La re-reelección es cosa de políticos y a la gente lo que le importa es a cuánto están hoy la papa y la acelga”disparó José Manuel De la Sota, gobernador de Córdoba y político astuto, que sabe que su negocio es ponerse siempre lo más cerca posible del compatriota de a pie.
Para ser justos, de aquellas cinco encuestas que mostraban a Cristina con menos brillo que hace unos meses, también se podía extraer otra coincidencia: ante cualquier hipótesis electoral, la Presidenta asoma como una cómoda vencedora . Claro que ya no reuniría la mayoría absoluta de octubre y eso cuenta si se piensa en la re-reelección. Pero no hay quien ahora le pueda hacer sombra.
Un par de consultoras midieron el escenario con Daniel Scioli como candidato en lugar de ella. También ganaba Scioli, aunque Mauricio Macri se arrimaba un poco más, siempre en segundo lugar. Continuidad asegurada, podría pensarse. Pero para el cristinismo la candidatura del gobernador bonaerense sería la peor de las derrotas . Trabajan a tiempo completo con la obsesión de evitar esa catástrofe. Sin embargo, en los sondeos esa diferenciación de pura ideología que ellos hacen entre Cristina y Scioli no existe para la mayoría de los que apoyan al Gobierno, que los ven como parte de lo mismo. Cosas de políticos, diría De la Sota.
En el universo encapsulado de la política, ante este panorama tormentoso hay tipos que se empeñan en jugar su juego alejados de esa lógica caníbal. Sergio Massa es el ejemplo más exitoso del momento. Macri entra y sale del combate cuidando la imagen, aunque al precio de confundir a veces sobre su verdadera ambición.
Pero el caso más persistente es el de Scioli. Bombardeado sin pausa por el cristinismo, que más tarde o más temprano intentará tumbarlo con un juicio político , el gobernador bonaerense jura que va a ir a fondo con su proyecto presidencial.
“Yo estoy jugado”,les dijo a sus íntimos. Pero hasta ellos se desconciertan con algunos de sus movimientos.
Ayer Scioli anduvo por Chile, en viaje con empresarios. Pero el fin de semana su equipo de prensa había comunicado, como noticia oficial, que el equipo de fútbol de salón de Villa La Ñata había sido campeón de un torneo internacional venciendo en la final a Peñarol de Montevideo por 5 a 4. Se jugó en el Polideportivo de Almirante Brown, informaron, y el equipo del gobernador ganó con un gol en el último minuto. Ese es un Scioli auténtico y ese hombre, créase o no, puede terminar como Presidente.
Las encuestas que andan dando vueltas contienen un par de otros datos para que el Gobierno se preocupe. Una de ellas muestra que Cristina, después de sus batallas, no saca ventaja ni ante Moyano ni ante Scioli , sus dos enemigos internos favoritos. Cuando a los encuestados se les preguntó de quién se sentía más cercano, Cristina le ganaba apenas 47% a 46% a Moyano y perdía 48% a 43% con Scioli.
Otro dato es más delicado en términos políticos. Está en una encuesta que se terminó de procesar hace menos de una semana y que, dentro de un contexto favorable a la Presidenta, preguntó sobre el posible escenario de la elección legislativa del año próximo.
Allí un 42% dijo que votará “candidatos que estén en contra del Gobierno” , mientras un 28% sostuvo que lo haría por representantes de Cristina. La proyección de estas cifras, como bien señala el análisis de la consultora, pone al Gobierno en posición de asegurarse un tercio de los votos. Pero eso, que puede ser triunfo el domingo electoral, es una derrota política si se traduce en cuántos diputados y senadores podrán sumarse para alcanzar los dos tercios necesarios para reformar la Constitución y habilitar la re-re.
Ante la dificultad evidente, además de agitar la idea antes de que sea demasiado tarde, el crisitinismo empezó a explorar interpretaciones legales y atajos constitucionales para alcanzar su único objetivo.
La fuerza de Cristina y el precio de la soja son su mayor ventaja comparativa. La distancia creciente entre el relato y la realidad, y los primeros síntomas de una fatiga social en modesto crecimiento, pueden ser su amenaza principal. El juego está abierto
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