¿Son útiles las cámaras ocultas?
¿Puede alguien denunciar un delito y luego “arrepentirse”? De dónde viene el dicho “¿sabés quién fue? Papito”.
Pongámoslo de este modo. Una persona se presenta al juez y dice: “Acabo de matar un hombre dentro de mi casa”. La policía va y encuentra al muerto. Alguien en su sano juicio cree que con esa confesión terminó la causa?. De ninguna manera. “Hacerse cargo” es sólo el principio de la investigación judicial.
Del mismo modo la discusión parece girar esta semana sobre la validez de las cámaras ocultas, no tan ocultas y “neutrales” a Leonardo Fariña y Federico Elaskar y sus sucesivos “arrepentimientos”. La población mira absorta como se pontifica sobre la invalidez de ese medio de prueba. Lo que no es cierto.
FUE “PAPITO”
“Papito” es Angel Ramini. En la década del 90 un “agente instigador” disfrazado de empresario y del cual nunca se supo la verdadera identidad, le realizó varias cámaras ocultas donde Ramini afirmó haber cometido innumerable cantidad de supuestos delitos. Analizadas las cámaras por la justicia no se probó que esos supuestos delitos se hubieran en realidad cometido. Las cintas estaban editadas y jamás apareció el instigador. El juez habló entonces de una “ficción” generada para obtener supuestos negocios turbios que nunca se concretaron. En la cinta se reiteraba la frase que hizo célebre a Ramini. Sabés quien fue? “Papito”.
Alguien le dijo a Fariña que lo que salvó a Ramini fue la palabra “ficción” y es por eso que el joven aguarrás (parecía solvente) la repite en cada oportunidad que puede.
En el caso RAÑA, la solución fue bien distinta. La Cámara Criminal sostuvo que “No parece razonable exigirle al periodismo la obtención de una orden judicial para llevar a cabo una investigación ni la imposición de sus derechos al interlocutor antes de conversar con él…” . No hubo en el caso intervención del Estado ni agente “provocador”. Y la cámara fue considerada válida. Se dijo en ese fallo “…Esta Sala ha señalado en reiteradas oportunidades que el riesgo de una delación por parte del interlocutor es una posibilidad que se asume al hablar, y que uno resigna sus razonables expectativas de intimidad al conversar con otro, máxime como en el caso, en el que se refiere una falta de conocimiento previo con el sujeto que a la postre se revelara como integrante de un equipo de investigación periodística….”
También consideró válidas las cámaras la Cámara de Casación penal sosteniendo que …“Cuando la actividad del imputado no ha sido en ningún momento inducida por los periodistas que realizaron la investigación, aunque hayan captado sus dichos de manera subrepticia, no por ello puede afirmarse, sin más, que lo hubieran hecho en violación de la esfera personal de intimidad que la Constitución Nacional tutela. La filmación no ha hecho otra cosa que ilustrar lo que el periodista hubiera podido declarar -y declaró- como testigo”, en la causa Nº 1.783/98, contra un acusado por corrupción de menores para trabajo sexual.
LAS CAMARAS DE LANATA
En las cámaras de Lanata no existe “agente provocador” alguno. Fariña habla porque quiere. Se sabe quién la realizó y dónde. Es cierto que “nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo” pero está claro que nadie lo obligó a Fariña a hacerlo, tampoco.
Tomemos otros ejemplos. Una cámara existente en un hotel registra dos personas confesando un homicidio. Un delincuente se presenta ante el juez con su abogado defensor y reconoce haber matado a una persona. Un homicida arroja su cuchillo ensangrentado en un tacho de basura de un shopping y las cámaras lo registran.
Alguien puede pensar que esas cámaras no sirven como prueba?. Ese mismo valor tiene la cámara de Lanata. Ninguna de las tres situaciones sirven por sí solas para condenar a los delincuentes, como tampoco basta la cámara del periodista. Pero sí son perfectamente válidas dentro del llamado “plexo probatorio” que componen otras pruebas necesarias para avanzar en un proceso penal.
La cámara de Lanata abrió la “caja de Pandora”. Elaskar denunció prácticas que podrían ser ilícitos. Ahora van a aparecer cientos de testigos, pericias informáticas y contables, ROS (reportes de operaciones sospechosas) y sábanas de celulares que detallarán donde estuvieron los implicados y con quienes hablaron cada vez que se movieron por el país o el exterior.
Edward Lorenz es un meteorólogo que desarrolló la “Teoría del Caos”. Así sentó el principio de que “…el aleteo de una mariposa puede desatar un tsunami al otro lado del mundo…”.
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