domingo, 29 de diciembre de 2013

El día en que Capitanich amenazó con renunciar

TENSION EN EL GOBIERNO  

El día en que Capitanich amenazó con renunciar

El jefe de Gabinete debió renovar el respaldo de Cristina Fernández ante los cortocircuitos que enfrenta en el Poder Ejecutivo. Fue durante la crisis policial. Diferencias con Zannini, principal consejero de la Presidenta.

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Reunidos. La Presidenta en los últimos días sólo se comunicó por teléfono con el jefe de los ministros.
Reunidos. La Presidenta en los últimos días sólo se comunicó por teléfono con el jefe de los ministros. | Foto: AG
Jorge Capitanich ya ofreció al menos una vez su renuncia a Cristina Kirchner. Ocurrió en medio de la crisis policial y luego de que el secretario de Seguridad, Sergio Berni, lo contradijera y anunciara el envío de gendarmes a Córdoba cuando el jefe de Gabinete lo había negado pocas horas antes. La reacción de Capitanich se mantuvo desde entonces en secreto, sólo conocida dentro del perímetro acotado del entorno presidencial.
La rechazada renuncia del jefe de Gabinete es una muestra de las dificultades que tendrá Cristina Kirchner para sostener el esquema de gobierno que puso en marcha tras su cirugía, y que en diciembre enfrentó una sucesión agotadora de conflictos.
El interrogante que hoy desvela a la política es hasta qué punto el Gobierno, siempre caracterizado por un presidencialismo omnipresente, soporta el nuevo diseño de poder, con Cristina Kirchner en bambalinas y con Capitanich como gerenciador de un gabinete repleto de zancadillas. 
Carlos Zannini, el principal consejero ideológico de la Presidenta, supervisó en persona la crisis cordobesa y encaminó a Capitanich a negar públicamente el envío de gendarmes, para luego dejarlo descolocado por Berni.
Zannini siempre receló de las figuras que pudieran opacar su rol de guía política cardinal de la Presidenta. Que las jugadas del secretario de Legal y Técnica terminen por desgastar a la figura que hoy es la cara visible del Gobierno es un caso de estudio psicológico por su carácter autodestructivo.

Gerente. Capitanich llegó al Gobierno envuelto en un aura de renovación e hiperactividad. La tanda de rebelión policial, saqueos y cortes de luz lo mantuvo en vilo desde el primer día y astilló su imagen en forma inclemente. Sirvió de pararrayos para todo el gabinete. Pero el desgaste juega en contra de sus propias aspiraciones presidenciales.
Entre los ministros, la renuncia nunca aceptada de Capitanich es un secreto conocido. Existe quienes incluso aseguran que la oferta de irse se repitió en otra oportunidad.

Futuro. Gobernabilidad es la palabra clave que desvela hoy a la dirigencia política. La llegada del ex gobernador del Chaco buscó precisamente ensanchar las defensas frente al rigor de los tiempos por venir. El Gobierno nunca imaginó que el fin de 2013 fuera a combinar los ingredientes explosivos que se encadenaron desde los primeros días de diciembre. Sólo la válvula de escape del inicio de las vacaciones para gran parte de los argentinos amortiguó las pequeñas revueltas que el viernes por la noche estallaron en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires.
En la Jefatura de Gabinete, Capitanich ordenó crear una red de información propia sobre los conflictos que atraviesan la Argentina. Opera desde los pisos más altos del edificio que se levanta entre las avenidas Belgrano y Diagonal Roca. Y desmuestra lo disconforme que está el chaqueño con los datos que, muchas veces modificados por intereses políticos, le acercan otros miembros del Gabinete.

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