Perfil / Doris Capurro
La mujer que pisa fuerte en YPF y Cristina considera su "amiga"
El jueves, en el acto que tuvo lugar en la refinería de YPF en La Plata, cuando la Presidenta fulminó a un conocido periodista, también se dulcificó para mencionarla como "amiga". En ese momento, mientras caían rayos y centellas sobre Marcelo Bonelli, la estrella de Doris Capurro brilló y todas las miradas se dirigieron a ella.
Su habitual sonrisa se amplió un poco más. Y su poder creció por el simple hecho de que la N° 1 había posado su atención sobre ella y lo hacía saber a todo el país por cadena nacional. En verdad no son amigas de compartir confidencias, pero Capurro ha participado en más de una reunión con la Presidenta y su voz es escuchada.El año pasado, Ibarómetro estuvo lejos de anticipar con alguna precisión los resultados electorales en la ciudad de Buenos Aires. Para la primera vuelta había pronosticado que Daniel Filmus le ganaría a Macri por tres puntos y, si bien para la segunda, reconoció que el jefe de gobierno sería reelecto, también pifió el porcentaje. Ibarómetro funciona como una suerte de encuestadora cautiva del Gobierno y sus resultados sobre cualquier tema suelen soplar para el lado oficialista. Por eso son reproducidos intensamente en los medios K y en Twitter muchas veces es foco de filosas ironías.
Miguel Galuccio, el titular de la petrolera estatizada, ya la conocía desde sus tiempos en Schlumberger y por eso no tardó en convocarla para hacer cirugía mayor sobre la imagen de la compañía.
Ella se lo tomó tan en serio que desembarcó como una tromba en la torre de YPF, junto a doce personas, para cumplir con ese objetivo en cien días. Habla de llevar adelante una "reingeniería revolucionaria". La inventora de la Semana de la Dulzura ("una golosina por un beso") y responsable del lanzamiento y posicionamiento del centro de esquí Las Leñas, está convencida de que esta vez también dejará huella. Cuando le preguntan qué porcentaje de su tiempo invierte ahora en la petrolera, suele responder más en serio que en chiste que "un 140 por ciento".
No perdió un segundo Doris Capurro desde que pisó por primera vez las oficinas de YPF. Lo primero que hizo fue cortar de cuajo el presupuesto de más de 40 millones de pesos que la anterior administración destinaba a medios y periodistas. Todavía no resolvió cómo se redistribuirá ese dinero, si será más o menos, y a quiénes irá.
Su estrategia reside en unificar el área de comunicación e imagen con la de relaciones institucionales, pero con la asistencia de expertos para cada uno de esos sectores. Rescató a varios que ya estaban e incorporó a algunos nuevos, que pescó en consultoras internacionales.
Otra de sus movidas importantes fue convencer a Galuccio en elegir juntos un consejo consultivo para dirigir la Fundación YPF, que antes manejaban los Esquenazi. Por ejemplo, los 3.600.000 pesos que se aportaban para mantener florido el Rosedal ya forman parte del pasado.
Ahora los convocados (Bernardo Kliksberg, Daniel Filmus, Adrián Paenza y Juan Carlos Tedesco, entre otros) trabajarán tras un solo objetivo/consigna: "Educar para la Energía". Pero Doris tiene un sueño aún más ambicioso: poner en marcha un canal de televisión (YPF TV). En Tecnópolis ya empezó a gastar con la reproducción de un yacimiento petrolífero que costó una millonada.
Nacida como Dorotea Gompertz, hija de alemanes (padre judío, madre aria, suele recordar, que escaparon hacia aquí en 1939, cuando Adolf Hitler incendiaba Europa y estaba a pleno el genocidio), quedó huérfana antes de los diez años y vivió, desde los catorce, sola con sus dos hermanas mayores.
Tuvo que hacerse a sí misma y se convirtió para siempre en otra: primero en Doris (nombre que no les aceptaron en el Registro Civil a sus progenitores con la excusa de que era extranjero) y, desde que el primero de sus tres hijos entró al colegio, adoptó para siempre el apellido del amor de su vida, el periodista Marcelo Capurro, al que conoció en el diario La Opinión, de Jacobo Timerman. Con su hijo Héctor, el actual canciller, fundaron la revista Debate, encolumnada con los gobiernos kirchneristas, y receptora de generosa publicidad oficial.
Estudió sociología en la UBA, hizo un poco de periodismo de muy joven y asesoró mucho a las principales marcas del país. Le vendió su agencia de publicidad -Capurro y Asociados- a una empresa extranjera, se reinventó como encuestóloga, con Ibarómetro, y fundó la consultora Capurro, especializada en asuntos públicos y comunicación institucional, hoy con cerca de sesenta clientes de primera línea.
Antes de abrazarse al kirchnerismo trabajó para dos Macri: Mauricio (en Boca y en su primera campaña para jefe de gobierno, cuando perdió con Aníbal Ibarra) y para el fundador de la dinastía, Franco, con el que simpatizó más e, incluso, le consiguió un ghostwriter para que lo ayudase a escribir su autobiografía.
Es seductora y capta en el aire las oportunidades. No duda, acciona..
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