sospechas de coimas en la provincia
Lujo y viajes exóticos para la diputada del mensaje a Ottavis
Rocío Giaccone, amiga y discípula camporista del vicepresidente de la Cámara de Diputados bonaerense, veraneó por Tailandia, Malasia y Vietnam con otra alumna del joven legislador de la polémica. Poder, intrigas y costosos estándares de vida.
Al sol. Las jóvenes de La Cámpora disfrutan de una jornada en las paradisíacas playas del exótico sudeste asiático.
¿Hubo coimas? ¿Funcionó otra vez la Banelco para sacar una ley? La Justicia ya tiene tres causas abiertas, y es muy probable que José Ottavis sea citado a declarar en las próximas horas. Es que en su teléfono inteligente, el más famoso y fotografiado de la política argentina, apareció escrita, por primera vez, una sospecha generalizada que sólo había circulado de boca en boca y en secreto. Rocío Giaccone, la diputada camporista de Junín, le envió ese mensajito, en el que ponía en palabras “el chusmerío” (Ottavis dixit) que le había llegado. La gravedad de lo ocurrido abre cientos de preguntas que los fiscales deberán intentar responder, para deslindar responsabilidades y que ningún legislador honesto, de los muchos que hay, quede manchado con la corrupción. Y para que los responsables de comprar votos, si realmente eso existió, paguen las consecuencias
Giaccone dijo que se lo comentó la diputada radical Valeria Arata, pero ella jura y perjura que jamás habló con su coterránea sobre el tema. ¿Quién y por qué miente? Para buscar a los coimeros, los investigadores de este tipo de delitos suelen preguntarse quién se benefició con la ley y quién puede haber pagado por eso. Con esas premisas, en ese banquillo sólo pueden sentarse dos personas: el gobernador Daniel Scioli y la presidenta Cristina Fernández. Son los dos que más dinero van a recibir producto de la reforma tributaria. El tema es que el gobernador casi no tiene bloque propio de diputados, y por eso todas las negociaciones fueron llevadas adelante por el contador Horacio González y José Ottavis, el jefe de La Cámpora bonaerense, presidente y vice respectivamente de la Cámara de Diputados. Todo el proceso fue monitoreado desde la Nación por Carlos Zannini, Máximo Kirchner y Héctor Icazuriaga, los integrantes de la mesa más chica del poder cristinista. Ellos fueron los autores intelectuales del operativo que tuvo como objetivo recaudar alrededor de $ 2 mil millones de pesos para la Casa Rosada (vía impuesto a los bienes personales), y enfrentar a Scioli con Clarín y el campo, a los que consideran dos de los principales sostenedores de la candidatura presidencial del gobernador.
José Ottavis, (a) “el Petiso”, fue el autor material, alentado por Gabriel Mariotto y acompañado por González. Lo único concreto que hay está en la pantalla del BlackBerry de Ottavis. Y el único que levantó sospechas sobre posibles valijas que van y vienen por debajo de la mesa fue el vicegobernador. Hasta el jefe del bloque K, Juan De Jesús, se quejó porque Mariotto había “empiojado” las negociaciones al mentar la soga en la casa del ahorcado.
La mención a Icazuriaga es significativa porque sólo un organismo de inteligencia que maneja fondos secretos puede disponer de semejante dinero para un soborno masivo como el que escuchó y transmitió Rocío Giaccone, de 150 mil por barba. Irónicamente, no se especificaba si el soborno era pesificado o en dólares y de qué color.
Mario Meoni, el intendente de Junín, dijo públicamente que todo era una maniobra del gobierno nacional contra Daniel Scioli. Le llamó la atención, igual que a muchos, que Ottavis “ingenuamente” se dejara fotografiar pese a que ya había tenido una experiencia anterior cuando PERFIL mostró las órdenes que daba a su tropa, y a que otros diputados de su espacio le avisaron que un fotógrafo canoso le estaba apuntando a su smartphone.
Ottavis tiene una curiosa biografía política. El viernes próximo cumplirá 32 años y suele ocultar su paso por el duhaldismo para arrancar directamente desde su vinculación con Juan Carlos Dante Gullo. Su primer cargo en el Estado lo tuvo con Jorge Telerman en la Ciudad y su padrino político fue Roberto Porcaro, ex radical y operador de Rudy Ulloa Igor y Zannini en Compromiso K. Tiene mucha confianza con quien le envió el mensaje del escándalo. Conoció a Rocío Giaccone en la carrera de Ciencias Políticas en la Universidad Católica Argentina. El abuelo de Ottavis, tuvo un fugaz paso por el partido del genocida Emilio Massera pero fue cristiano y peronista. Francisco Arias Pelerano fue fundador y decano de esa facultad y discípulo de Arturo Sampay, padre de la Constitución de 1949. No obstante, José no logró el título universitario y por eso debieron hacer una excepción en uno de los cargos que ocupó bajo la órbita de Oscar Parrilli que exigía ese requisito. Cuando Ottavis pasó a manejar en el Foncap una caja de 50 millones de pesos para microemprendimientos, convocó a su compañerita de facultad. Ella llegó virgen de peronismo. En Junín casi es una desconocida en el mundo justicialista. Fue leal y eficiente. Trabajó duro y pudo celebrar como un premio su banca de diputada con un viaje por Vietnam, Tailandia y Malasia donde no se privó de fotografiarse con las célebres Torres Petronas, construidas por “nuestro” César Pelli. Fue con otra joven compañera de la facultad que fue encargada de las relaciones institucionales del Foncap, Macarena Muñoz Molina.
Ottavis celebró la ley a la que caracterizó de histórica para lograr una mayor equidad y sacarle a los que más tienen como Hugo Biolcati, de la Sociedad Rural. El concepto tal vez sea motivo de discusión en su familia. Su padre, el ingeniero agrónomo Marcelo Horacio Ottavis, edita la revista Amanecer Rural en sus versiones digital y papel y organiza seminarios en el norte de nuestro país. Uno de los más importantes fue con la Sociedad Rural del Chaco. El padre de Ottavis vive en la provincia de Corrientes. Se tuvo que mudar de San Isidro después de haberse fundido. Sigue con dificultades a juzgar por los 65 cheques rechazados que tuvo en los últimos tiempos por un total de 112 mil pesos.
A José, en cambio, le fue muy bien. No sólo por los viajes a Cuba, Buzios o el ya famoso a París con su novia (¿ex?) y diputada Mayra Mendoza, donde le regaló joyas de Swarowski, sino porque ambos integran el estado mayor de La Cámpora y cuentan con la confianza de el jefe “Máximo”.
Hace 15 días, en este mismo diario me pregunté: “¿Cuánto falta para que el cristinismo denuncie ante la justicia a Daniel Scioli? ¿En que momento la Presidenta ordenará dar la batalla final para que el gobernador bonaerense recorra los tribunales hasta ser procesado por un juez con camiseta partidaria? Ayer un par de intendentes del Conurbano decían que llegó la hora. Justo en el peor momento político del segundo mandato de Cristina. La Justicia y la historia tienen la última palabra.
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