martes, 23 de abril de 2013

Top Five: Los cinco mitos sobre las mentiras que echó por tierra la investigación científica

 Las confesiones y desmentidas de Lonardo Fariña y Federico Elaskar revelaron lo difícil que resulta detectar cuando una persona miente. Ahora, la verdad de la ciencia. 


Leonardo Fariña, el esposo de Carina Jelinek, contó una historia en el programa de Jorge Lanata y después se desdijo ante Jorge Rial.


La investigación de Jorge Lanata sobre el presunto lavado de dinero del empresario Lázaro Báez tuvo como protagonista a dos jóvenes empresarios Leonardo Fariña y Federico Elaskar, quienes en el programa "Periodismo para todos" dieron una versión de los hechos y después dijeron que habían mentido y contaron otra historia. El episodio que causó un fuerte impacto político disparó una cuestión de peso en la vida cotidiana: cómo se puede detectar cuándo una persona falta a la verdad. La Capital recopiló los estudios científicos más recientes sobre la problemática:
1- Mentiras verdaderas: Un estudio de la Universidad de Southampton, Reino Unido, asegura que una persona normal dice en promedio tres mentiras en una conversación de diez minutos, a las que hay que sumar varias omisiones y exageraciones más. La mentira no puede definirse sin asociarla a sus objetivos y causas. La mentira es un modo de obtener recompensas, de enaltecer nuestra historia y nuestras habilidades, y también un intento de evitar circunstancias indeseables, eludir la realidad y la responsabilidad.
2- El valor del entrenamiento: Un estudio de la Universidad del Noroeste de Chicago reveló que se puede aprender a mentir y que es imposible detectar si una persona dice la verdad, al menos por los medios convencionales que se usan en la Justicia. Según la investigación, en la vida real, por lo general transcurre cierto tiempo entre el crimen y el interrogatorio. La mayoría de la gente tendría tiempo para preparar y practicar sus mentiras antes del interrogatorio.
3- El espejo del alma: Un estudio de la Universidad de Hertforshire, en el Reino Unido, reveló que "no hay ninguna relación entre la mentira y el movimiento de los ojos". Por lo tanto, no se puede detectar si una persona dice la verdad mirándola directo a la cara, sencillamente porque te puede mentir sin hacer el más mínimo cambio en su expresión. El relevamiento echó por tierra el mito urbano que asegura que la mirada es una ventana al verdadero ser interior.
4- Una fábula para chicos: Una investigación realizada por de la Universidad de Granada reveló que cuando se miente se producen cambios térmicos en la nariz. La situación fue bautizada como "efecto Pinocho", en homenaje al cuento para niños en el que al famoso muñeco que cobra vida le crecía la nariz cuando faltaba a la verdad. El estudio explica que un esfuerzo mental produce que la temperatura facial disminuya, sucede todo lo contrario a cuando una persona sufre de ansiedad, la temperatura aumenta.
5- Mentir hace mal a la salud: Una investigación llevada adelante por especialistas de la Universidad Notre Dame, de Indiana, Estados Unidos, reveló que decir mentiras tiene un impacto negativo a nivel físico y psicológico. Ya sean mentiras ocasionales o grandes mentiras, todas tienen una incidencia en nuestro bienestar. El relevamiento determinó que "cada vez que la tasa de mentiras subía, la salud de los participantes empeoraba. Y cuando bajaban las mentiras, la salud mejoraba".
Bonus track: Un estudio realizado por la Universidad de Toronto, en Canadá reveló que los niños que dicen mentiras a una edad más temprana tienen más posibilidades de alcanzar un buen desempeño en el futuro. A través de la investigación se comprobó que el proceso cerebral de mentir es un indicador de la inteligencia de los niños. También se concluyó que "los padres no deben alarmarse si los chicos dicen una mentira, sus hijos no van a llegar a ser mentirosos patológicos, casi todos los niños mienten".

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