Muñeca brava
Desde el centro de la escena política, donde la puso el escándalo por el Presupuesto, Graciela Camaño observa el mapa peronista, llama a repensar un modelo sindical y habla de la ecuación amor y poder. "Con Barrionuevo nos tiramos flechas"
Domingo 28 de noviembre de 2010 | Publicado en edición impresa
Foto Martín LucesoleVer mas fotos
En 1989 fue elegida diputada nacional. Entonces confesaba: "Mi marido tiene poder. Yo, en cambio, conozco y soy amiga de toda la dirigencia de San Martín, creo que se me respeta, pero no tengo estrella propia". Veinte años después, todo cambió para Graciela Camaño, la mujer del sindicalista Luis Barrionuevo. Fue ministra de Trabajo de Duhalde, nuevamente diputada, se convirtió en una voz autorizada de la política argentina y lanzó una línea interna: Gran Convergencia Peronista. Lleva ya más de veinte años casada con el dirigente gastronómico que integra el grupo de "gordos" y deja su sello en declaraciones polémicas, como aquella inolvidable "en la Argentina nadie hace la plata trabajando". Pero, a diferencia de otras mujeres de sindicalistas, Camaño no cultiva el bajo perfil. Pasa sus días concentrada en las materias que le faltan para recibirse de abogada en la Universidad de Morón y las arduas negociaciones y tareas legislativas que, como presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara baja, la tuvieron en los últimos días en el ojo de la tormenta generada en torno del proyecto de presupuesto enviado al Congreso por la Casa Rosada.
Madre de dos hijos -Melina Eva, de 27, bióloga, y José Luis, de 23, que la hizo abuela de Nicolás, de un año y medio, y de Sebastián, de 4 meses-, en 1995 Camaño había dejado su banca y se presentó como precandidata a la intendencia de San Martín. Esta ex morocha del 53, que dice que se enamoró de su marido porque "era muy lindo", reúne los domingos a toda la familia en su casa de Villa Ballester.
-¿En qué momento de su carrera dejaron de verla como la mujer de Luis Barrionuevo?
-Supongo que debe haber sido durante mi gestión como ministra de Trabajo.
-¿Y se daba cuenta de que era una forma de separación política?
-Honestamente, no me preocupaba, porque ser pareja de un dirigente gremial tiene ventajas y desventajas, como todo en la vida. Tiene la ventaja de la comprensión, porque nadie te va a poder comprender más que aquel que milita en política: los horarios, el trato. Y una desventaja: nunca van a dejar de considerarte "la mujer de". Y hay dos posibilidades: o una se vuelve loca o trata de sobrevivir con eso que se llama marido [se ríe].
Video:Graciela Camaño en LNR
-En los tiempos difíciles uno va consolidando el matrimonio. A nosotros nos sirvió mucho la familia. Todo lo que te pasa afuera uno lo lava en la familia. Por ejemplo, no entendíamos cuál era el interés de los Kirchner en denostar todo lo que se hacía desde el peronismo de Catamarca. Y claro, era el cuñado: el ex esposo de Alicia vive en Catamarca. Es el operador político de ellos en la provincia. Barrionuevo era un estorbo en ese lugar. Barrionuevo siempre levantó en Catamarca la bandera de la minería. La necesidad de revisar los contratos mineros le provocó mucha oposición del poder.
-Cuentan que, como ministra de Trabajo, le paró el carro a Hugo Moyano.
-No soy una persona agresiva. Trato de imponer autoridad a través del respeto. En una negociación colectiva, él cometió una tropelía: se peleó mal con un empresario del transporte y había que poner orden. La escena era muy violenta y me puse en medio de los dos para que no fueran a mayores. Puse orden. Yo era la autoridad; no podía permitir que alguien resultara lesionado.
-Los sindicalistas y los políticos le tienen respeto y un poquito de miedo. Dicen que ni Barrionuevo se le anima.
-No creo que Barrionuevo me tenga miedo. Barrionuevo no le tiene miedo a nada.
-Ha llegado a decirles a sus amigos que "la negra es brava" cuando se alargan las reuniones de gastronómicos e intenta llegar tarde o dormir afuera.
-A esta altura de nuestras vidas no se trata de dormir afuera; se trata de mutuo respeto. No puedo pedir lo que no puedo dar. Me siento respetada y respeto a mi marido.
-Hay que animarse a ponerles límites a los dirigentes sindicales; no son nenes de pecho... ¿Cómo se hace?
-Lo mío es imponer autoridad sin ser agresiva. Y puedo decir algunas cosas muy claras y con autoridad moral, porque no comí de un sindicato.
-Perdón, usted no comió de un sindicato, pero su marido sí.
-Me refiero a que nunca trabajé asesorando a un sindicato. Y no fui una ministra que trataba de sacar ventaja.
-Hablemos de un estilo sindical que parece haber prescripto: el autoritario, patotero y poco democrático.
-Siempre que se mueve el statu quo trae conflictos. El peronismo logró casi el 50% del producto bruto en salarios. El tema es cuánto le ponés del PBI en el bolsillo al asalariado y te digo si estás haciendo un buen gobierno o no.
-¿Los primeros gestos de Néstor Kirchner no iban en ese sentido?
-Kirchner hizo lo que pudo. No le prestó la debida atención al mercado del trabajo. Quizá no tuvo quién lo gestionara, ni tampoco tuvo un sindicalismo que se sentara para decirle "estamos muy bien los dirigentes sindicales, pero hay un 40% de trabajadores que están en negro". Es una deuda fatal del kichnerismo.
-¿Qué diferencia hay entre "los gordos" y Moyano?
-Para empezar, Moyano tiene un problema bastante serio con todo el apoderamiento de la organización sindical. Su organización, a lo largo de este tiempo, ha tenido prebendas en materia presupuestaria que le posibilitaron armar esta estructura gremial. El problema que tenemos, no sólo con Moyano, sino con todos los gremios del transporte, es que están vinculados a los subsidios. Por eso, detrás de la muerte de Mariano Ferreyra, un pibe de la edad de mi hijo, hay algo mucho más pesado. Hay empresas "tercerizadas", subsidios que se pagan y no se rinden, usuarios que no tienen el servicio como corresponde, Skanka que hace facturas "truchas".
-Entonces volvamos al tema de replantear este sindicalismo. La alianza Kirchner-Moyano dejó afuera a muchos heridos del gremialismo, por izquierda y por derecha. ¿La personería jurídica a la CTA es una deuda pendiente?
-Ahí hay una discusión para dar acerca de cuál es el modelo sindical para un país en el que el Estado tiene tanta preponderancia. La CTA es un conglomerado de trabajadores y desocupados. Tiene planes y programas sociales que articula con el Estado. ¿El modelo sindical implica organizaciones sindicales que incorporan a los desocupados o es sólo la representación de los trabajadores activos? Hay una CGT que representa sólo a trabajadores y una CTA que representa a trabajadores y desocupados. Por eso tiene un padrón tan grande. ¿Un empresario va a tener que tratar con 30 sindicatos porque tiene 30 trabajadores? No es una discusión fácil.
-Es un debate que necesita mucha argumentación y tranquilidad. Pero las reelecciones indefinidas convierten al gremio en un gran negocio.
-Yo promoví una ley para que participen obligatoriamente con un cupo en los sindicatos. Y no se cumplió. Hay que renovar las cúpulas y cuidar al delegado gremial. Hay que poner una cláusula de transparencia y de ética. Ojo que hay otras organizaciones, como las cooperativas, que se usan para hacer fraude laboral. Es plata que recibe gente que no hace nada, que sólo tiene que darle al puntero algo de lo que recibe para que le mantenga el programa.
-Pensemos en el escenario político, en la unificación del peronismo.
-Acá hay un escenario complicado para el Poder Ejecutivo porque ha desaparecido el gran armador.
-La crítica más fuerte que se le hace al Gobierno es la intransigencia. Para usted, ¿es un gesto de debilidad o de fortaleza?
-Es la manera de ser. Tiene que ver con el lugar de origen. Nunca tuvimos un presidente ni una persona trascendente que viniera de la Patagonia.
-El Sur es un territorio más progresista, con gente más moderna, sin familias tradicionales... Todos han llegado desde otro lugar.
-Por eso Kirchner equivocó tanto su política en materia agropecuaria. Porque él sabía lidiar con un sector como el petrolero, donde hay cinco tipos que ganan tanto que soportaban azotes en el lomo. Pero cuando quiso hacer lo mismo con el campo, se dio cuenta de que atrás del sector están los pueblos. Y este no es un tema menor.
-La muerte de Kirchner ha dejado también huérfana a la oposición, que en algún punto pierde el eje de confrontación.
-La oposición es un montón de gente que piensa diferente. No comparto tu idea de que la oposición perdió el eje. El tema es del Ejecutivo, que tendrá que resolver la ausencia de una persona tan omnipresente en la acción de gobierno. Néstor era el alma máter, el hombre que se levantaba todas las mañanas con su cuadernito Gloria y daba las instrucciones de cuánto tenía que valer el dólar, de cómo tenía que manejarse la economía. Que si algún intendente andaba mimoseando, lo llamaba y lo llevaba a Olivos.
-Usted puede entender una relación de pareja donde se mezclan amor y política. ¿Cómo es el manejo del poder?
-No es mi situación. Yo no comparto el poder que tiene mi marido en su sindicato. El caso de ellos [los Kirchner] es diferente, porque siempre hubo un proyecto político y siempre el líder fue él. El escuchaba a una de sus mejores seguidoras, Cristina. En cambio, con mi marido discuto y nos tiramos flechas que da calambre.
-En su vida, el Ministerio de Trabajo marcó un punto de inflexión.
-Llegué al ministerio y a los 17 días tenía que poner la plata y la lista del plan Jefes y Jefas. Las expectativas eran que ese día se incendiaba el país. Me puse el overol: estuve los 17 días sin salir del ministerio; a mi pibe, que estudiaba y debía materias, me lo llevaba a estudiar al lado mío... Teníamos colchones y dormíamos ahí. Mi ventaja era que yo, desde los 19 años, me había recorrido todas las oficinas de ese ministerio: desde la de Accidentes de Trabajo hasta la de Conciliación. Todas. Fui con conocimiento de lo que era el ministerio. Y le dejé a Kirchner dos millones doscientos de beneficiarios del plan Jefas y Jefes. Y no hubo un solo conflicto. Te recuerdo que cuando asumí como ministra, Moyano mandó a un paro que lo levantó al día siguiente por lluvia. En el ministerio descubrí que, si uno se lo propone, se puede hacer todo.
-Hay una mirada que no la reconoce, aquellos sectores más cercanos al progresismo. ¿Le preocupa?
-En 1998, siendo secretaria parlamentaria del bloque peronista, con Humberto Roggero como presidente, llevamos un proyecto de Mario Cafiero que planteada debatir la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, y muchos de los que hoy levantan las banderas del progresismo no dieron quórum. Muchos "progresistas" están muy radicalizados y no me pueden ver porque no me miran. En cambio acá, en el Congreso, los colegas de la izquierda me miran y me ven.
Por Any Ventura
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NOMBRES Y APELLIDOSLilita Carrió "La respeto, aunque no coincido muchas veces con ella. Con la muerte de Kirchner fue la dirigente política que actuó con mayor tino. A veces el silencio hace mucho más ruido que el ruido. Uno no puede dejar de respetarla."revista@lanacion.com.ar
Daniel Scioli "Tiene un problema ahora, porque el elogio de la forma era porque Kirchner significaba la antítesis. Ahora va a tener que esforzarse un poco más."
Francisco De Narváez "Valoro que una persona exitosa en su vida privada venga a la política. Ese compromiso es uno de los grandes valores que tiene. Además, lo hace trabajando, camina la provincia."
Sergio Massa "Enorme capacidad de gestión demostrada. Me gustó su gestión en la Anses. Hizo cosas muy interesantes. Las decisiones más importantes en cuanto a los jubilados se tomaron en su gestión."
Julio Cobos "¿Si tendría que renunciar? Fue elegido por la gente. La gente votó una fórmula."
Chacho Alvarez "Me pareció mal que renunciara porque si efectivamente pasaba lo que decía en el Senado, él era el responsable de ese lugar. No debió huir. Tendría que haber investigado el tema."
Mauricio Macri vs. Cristina Kirchner "A Mauricio Macri le veo futuro político. No la imagino a Cristina en una elección en el 2011."
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