A Carlos Reutemann le sientan bien estos días que parecen más propicios para las señales que para las definiciones explícitas . Desde que tomó distancia del armado del Peronismo Federal, sus allegados buscan dejar en claro que eso no debe ser traducido de manera mecánica como un acuerdo con el kirchnerismo. El senador está como muchos -dentro y fuera de los límites del PJ- en actitud de espera, tratando de otear si la Presidenta irá o no por la candidatura. Pero por si acaso, ha comentado a unos pocos interlocutores que no den por cerrado nada, incluso en Santa Fe, porque teme que un entendimiento a destiempo con el kirchnerismo local pueda provocar un efecto de resta antes que de suma en la competencia con el socialismo por la gobernación. También en la provincia el almanaque entre en su cálculo .
El senador se comunicó en los últimos días con varios referentes del sector más cauto dentro del peronismo desalineado, que integran Felipe Solá, Mario Das Neves y también Francisco de Narváez, el más persistente en la relación con el santafesino. Reutemann sigue obsesionado con el objetivo de vencer al frente de socialistas, radicales y otras fuerzas, que con Hermes Binner cortó la larga serie de gestiones peronistas en Santa Fe.
Lole no quiere dar pasos en falso. El grueso del peronismo provincial apuesta a su liderazgo, lo cual funciona también como reclamo para el armado electoral del año próximo. Ha conversado con el kirchnerismo local, que se referencia en Agustín Rossi, pero observa qué ocurre con la Presidenta a escala nacional, luego del impacto producido por la muerte de Néstor Kirchner.
Los tiempos electorales en Santa Fe son más cortos que los de la carrera presidencial: se vota en julio. Y el PJ necesita cerrar filas para poder darle batalla con chances al socialismo. De todos modos, los interrogantes sobre la evolución de la imagen kirchnerista son similares. Además, en las negociaciones provinciales, el ex gobernador no quiere que se mezclen los papeles : sus allegados dicen que él no busca a nadie y que, en todo caso, el resto lo busca a él. Cuida el lugar de referente máximo del PJ en su territorio y, como siempre, es una pieza difícil para el oficialismo nacional.
Para el kirchnerismo, mejorar las perspectivas en Santa Fe, y también en Córdoba, resulta vital para la disputa del 2011 . Pero ocurre que si bien los comicios santafesinos son un desafío previo, Reutemann mantiene abierta expectativas sobre su propio juego en el desafío nacional.
El senador no rompió relaciones con los dirigentes que integran el Peronismo Federal, donde son notorias las diferencias entre los que mantienen posiciones más duras frente al Gobierno, con Eduardo Duhalde como expresión más visible, y los que eligieron la cautela, aunque a una distancia del oficialismo más prudente que la que sugerían en los primeros días del duelo por Kirchner.
Las conversaciones de la última semana con algunos de los disidentes, que se dejaron trascender, fueron una señal de su pretensión de mantenerse en la franja de los que aspiran a explorar un camino intermedio , lejos del kirchnerismo duro -o no peronista, según sus críticos dentro del PJ- y alejado también del antikirchnerismo menos flexible. En esa línea se anotan además Das Neves, Solá y De Narváez. Y desde otra perspectiva, compite Daniel Scioli, afirmado en su provincia y con un capital político que podría invertir para seguir en La Plata, aunque la apuesta dependerá de lo que finalmente haga la Presidenta. Algunos de los disidentes sostienen que, en este último caso, debería decidir si representa la continuidad o el fin de un ciclo .
Los movimientos en el oficialismo -los más visibles o públicos- parecen estar congelados hasta marzo. Reutemann y los disidentes, como todos, miden sus pasos y observan los del resto . Atienden a su olfato, más que al prematuro juego de encuestas, anticipo de campaña
El senador se comunicó en los últimos días con varios referentes del sector más cauto dentro del peronismo desalineado, que integran Felipe Solá, Mario Das Neves y también Francisco de Narváez, el más persistente en la relación con el santafesino. Reutemann sigue obsesionado con el objetivo de vencer al frente de socialistas, radicales y otras fuerzas, que con Hermes Binner cortó la larga serie de gestiones peronistas en Santa Fe.
Lole no quiere dar pasos en falso. El grueso del peronismo provincial apuesta a su liderazgo, lo cual funciona también como reclamo para el armado electoral del año próximo. Ha conversado con el kirchnerismo local, que se referencia en Agustín Rossi, pero observa qué ocurre con la Presidenta a escala nacional, luego del impacto producido por la muerte de Néstor Kirchner.
Los tiempos electorales en Santa Fe son más cortos que los de la carrera presidencial: se vota en julio. Y el PJ necesita cerrar filas para poder darle batalla con chances al socialismo. De todos modos, los interrogantes sobre la evolución de la imagen kirchnerista son similares. Además, en las negociaciones provinciales, el ex gobernador no quiere que se mezclen los papeles : sus allegados dicen que él no busca a nadie y que, en todo caso, el resto lo busca a él. Cuida el lugar de referente máximo del PJ en su territorio y, como siempre, es una pieza difícil para el oficialismo nacional.
Para el kirchnerismo, mejorar las perspectivas en Santa Fe, y también en Córdoba, resulta vital para la disputa del 2011 . Pero ocurre que si bien los comicios santafesinos son un desafío previo, Reutemann mantiene abierta expectativas sobre su propio juego en el desafío nacional.
El senador no rompió relaciones con los dirigentes que integran el Peronismo Federal, donde son notorias las diferencias entre los que mantienen posiciones más duras frente al Gobierno, con Eduardo Duhalde como expresión más visible, y los que eligieron la cautela, aunque a una distancia del oficialismo más prudente que la que sugerían en los primeros días del duelo por Kirchner.
Las conversaciones de la última semana con algunos de los disidentes, que se dejaron trascender, fueron una señal de su pretensión de mantenerse en la franja de los que aspiran a explorar un camino intermedio , lejos del kirchnerismo duro -o no peronista, según sus críticos dentro del PJ- y alejado también del antikirchnerismo menos flexible. En esa línea se anotan además Das Neves, Solá y De Narváez. Y desde otra perspectiva, compite Daniel Scioli, afirmado en su provincia y con un capital político que podría invertir para seguir en La Plata, aunque la apuesta dependerá de lo que finalmente haga la Presidenta. Algunos de los disidentes sostienen que, en este último caso, debería decidir si representa la continuidad o el fin de un ciclo .
Los movimientos en el oficialismo -los más visibles o públicos- parecen estar congelados hasta marzo. Reutemann y los disidentes, como todos, miden sus pasos y observan los del resto . Atienden a su olfato, más que al prematuro juego de encuestas, anticipo de campaña
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