Chucky versión rosarina: una muñeca insultó a una nena
El domingo pasado, Día del Niño, un papá fue a la juguetería de su barrio porque su única hija, Aimará, de 2 años y 11 meses, pedía una muñeca que hablara y él le había comprado un tocador. Volvió con el bebote...
Por Silvina Dezorzi / La Capital
El domingo pasado, Día del Niño, un papá fue a la juguetería de su barrio porque su única hija, Aimará, de 2 años y 11 meses, pedía una muñeca que hablara y él le había comprado un tocador. Volvió con el bebote, llamado Delfi, y se lo dio. Ana, la mamá, miró fascinada cómo la nena se llevaba feliz el juguete a la pieza. Pero al rato empezó a llorar. "No me gusta, no la quiero más, dice malas palabras", puchereaba Aimará. Su madre intentó convencerla de que la muñeca "no decía nada feo", sólo hablaba. Pero la chiquita insistía: que no y que no. En su afán por convencerla Ana le apretó la panza una y otra vez para familiarizarla con la voz grabada. Hasta que de pronto escuchó, luego de las frases "¿Hola, como estás?", y "te quiero", que Delfi decía: "Quiero ser tu mami, puta".
El episodio parece salido de la saga de Chucky, el Muñeco Diabólico. Sólo que ocurrió en Rosario y causó casi tanta risa como estupor, salvo al fabricante (ver aparte).
Todo pasó en barrio Plata, distrito sudoeste, cuando Alberto López (31) quiso sumarle otro regalo a su nena, una chiquita que no llega a los tres años pero habla a lo loro. Y que ayer, mientras LaCapital hablaba con sus padres, no perdió hilo de la charla y cada tanto mechó sus comentarios.
"La muñeca que dice malas palabras, no", explicaba Aimará, mientras negaba con la cabeza y el dedito, y acunaba el juguete que finalmente le dieron en reemplazo, un dulce e inocente bebote de la misma marca que el anterior (Baby Rose), que habla, llora y toma la mamadera, pero no putea.
Sorpresa y media. Lo cierto es que el domingo Alberto llegó a su casa con la gran caja de Delfi, en su versión "va al jardín", es decir, con la muñeca vestida con delantalcito y una bolsa jardinera. El juguete, que había pagado 250 pesos, era de fabricación (o armado) nacional, un producto de la empresa Turby Toy SA.
Después de festejar en familia la inicial alegría de la chiquita, el papá se fue a bañar. Y allí se desencadenó el drama: la nena empezó a rechazar, lloriqueando, la muñeca, porque le decía "malas palabras".
"¿Cómo le iba a creer? Nosotros le inculcamos mucho eso de que no insulte, así que pensé que Aimará no entendía lo que decía la muñeca y por eso traté de convencerla de que eran cosas lindas", recordó Ana. Pero a la tercera presión que hizo sobre el cuerpo blando para accionar el mecanismo parlante la propia madre escuchó, azorada, la palabra "puta".
"No lo podía creer, lo llamé a Alberto y le dije: «Papi, la nena tiene razón», así que enseguida volví al negocio a devolver la muñeca", contó.
La segunda en no poderlo creer fue Sandra Villagrán, la dueña de "Ricardito, el Paquetero", la juguetería de avenida del Rosario 2956. "La verdad es que pensé que estaba loca", se reía ayer la mujer. Nuevamente, la incredulidad le duró hasta que Ana le hizo escuchar la famosa tercera frase de la muñeca.
"Ahí nomás le pedí disculpas y le hice el cambio, pero la verdad es que me dio apuro, no sabía qué decir... había vendido un montón de esos muñecos, que son hermosos y jamás me había pasado algo parecido", aseguró Sandra, ilusionada con que ahora su increíble muñeca puteadora empiece a cotizar en internet.
“Sólo es un sonido con fonética china”
El dueño de Turby Toy SA, fabricante de la marca Baby Rose y por ende de la muñeca Delfi, se mostró indignado al enterarse del episodio. “Por favor... ahora resulta que de las 26 mil unidades vendidas ésta es la única que insulta”, disparó Norberto García, quien atribuyó la supuesta “mala palabra” a una “interpretación muy particular de un sonido con fonética china, en un chip grabado por un chino en China, en una plaqueta sellada en China a la que nadie accede y que es un aparatito de altísima tecnología y bajísimo costo”.
El empresario expresó preocupación —sobre todo la de sus 70 empleados— ante la posibilidad de que se le atribuya alguna mala práctica a la fábrica (radicada en San Martín, provincia de Buenos Aires) o a sus operarios. “Nadie tiene acceso a ese dispositivo, así que jamás puede existir nada que se parezca a un boicot, como podría haber ocurrido antiguamente”, explicó.
García sostuvo que el chip viene grabado desde China y es inviolable, por lo que definió como una “fantasía” el que alguien pudiera “craquearlo”.
Por eso, adjudicó la identificación del sonido con la palabra “puta” a una “interpretación muy particular” y en todo caso conjeturó que si la grabación presenta alguna mínima falla puede escucharse mal.
De todos modos, hombre precavido vale por dos, García ya envió partidas del bebote Delfi al laboratorio de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete, una entidad que goza de “reconocimiento internacional” y se ocupa de ensayar normas de seguridad y certificar los productos del sector.
El empresario expresó preocupación —sobre todo la de sus 70 empleados— ante la posibilidad de que se le atribuya alguna mala práctica a la fábrica (radicada en San Martín, provincia de Buenos Aires) o a sus operarios. “Nadie tiene acceso a ese dispositivo, así que jamás puede existir nada que se parezca a un boicot, como podría haber ocurrido antiguamente”, explicó.
García sostuvo que el chip viene grabado desde China y es inviolable, por lo que definió como una “fantasía” el que alguien pudiera “craquearlo”.
Por eso, adjudicó la identificación del sonido con la palabra “puta” a una “interpretación muy particular” y en todo caso conjeturó que si la grabación presenta alguna mínima falla puede escucharse mal.
De todos modos, hombre precavido vale por dos, García ya envió partidas del bebote Delfi al laboratorio de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete, una entidad que goza de “reconocimiento internacional” y se ocupa de ensayar normas de seguridad y certificar los productos del sector.
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