entrevista al candidato presidencial de la ucr
"Es improbable, sino imposible" ganar en octubre, admite Alfonsín
Hace autocrítica sobre la estrategia de campaña, cuestiona el “gorilismo anti radical” de algunos medios y asegura que seguirá peleando para que su partido encabece la oposición.
Explicacion. Después de un período de reflexión, Alfonsín salió a dar sus argumentos de la derrota. Admite errores, pero también critica al resto de la oposición.
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La bronquitis que lo afectó en el tramo final de la campaña desgastó a Ricardo Alfonsín. Pero más aún lo hizo el resultado de las primarias, cuando consiguió sólo el 12 por ciento y quedó a 38 puntos de Cristina. Ahora, con la salud ya recuperada, encara la campaña oscilando entre el optimismo y la resignación.
En diálogo con PERFIL, el radical hace una autocrítica de su campaña, habla del “gorilismo anti radical” de ciertos medios y aspira a dejar a la UCR como “la principal fuerza de oposición”.
—¿Qué pasó para que pase de ser uno de los dirigentes con mayor imagen positiva a quedar con un 12%?
—Es dificil discernir qué fue lo que más influyó. Creo que el 2001 todavía está muy fresco. Que hubo un crecimiento económico que se tradujo en una mejoría social muy importante. Creo que también la crisis económica mundial instaló la idea de que estamos blindados. Y por el lado nuestro, no habremos garantizado la confianza necesaria para que la mayor proporción de ciudadanos considere que somos una alternativa superadora.
—¿Por qué no pudieron garantizar esa confianza?
—Uno no es omnipotente. Uno no juega solo en política. Y probablemente no transmitimos bien nuestras propuestas. No hay coincidencias entre lo que son prioridades para nosotros y lo que son para la mayoría de la sociedad. No he sabido desmontar un prejuicio que existe respecto de la relación de radicalismo, gobierno y economía.
—Si pudiese volver a elegir, ¿repetiría la alianza con De Narváez?
—Procuraría comunicarlo de otra manera. Nosotros trabajamos mucho tiempo para sellar un acuerdo con el socialismo y el GEN. Y estuvieron postergando una definición. Pero no creo que sea algo que no se pueda superar más adelante, porque las diferencias tuvieron que ver con un modelo de construcción, no con algo programático. Habría que hacerle esa pregunta a los otros partidos, porque la verdad es que hicieron peor elección que nosotros.
—¿Cómo cree que jugaron los grandes medios?
—Ahí hay una clara pelea entre el oficialismo y Clarín, que tiene posiciones muy diferentes desde 2008. Nadie puede decir que los diarios independientes hayan acompañado al Gobierno. Pero tampoco acompañaron a la oposición. Nos criticaron muy severamente. Nosotros estábamos con una desventaja. El Gobierno tenía un aparato comunicacional que no tenía la oposición. Y yo no pude anunciar por la cadena nacional mis programas.
—¿Cree que tuvieron mayor inclinación por Duhalde?
—A veces he tenido la sensación de que había alguna preferencia en algún medio, que no voy a nombrar. Tengo la sensación de que preferirían que el principal partido de la oposición no sea el radical. Como el gobierno, algún medio quiere que la alternativa al Frente para la Victoria sea un partido de centroderecha, asociado a la década del 90.
—¿Cómo quedaron las cosas en el radicalismo?
—Si me dijeran que salimos sextos, puedo entender... Pero el resto de los partidos sacó menos que nosotros. Pero se inventaron algunas cosas, como lo de Entre Ríos y La Pampa. Ahí había alianzas previas con el socialismo, y la eventualidad de que Binner fuera candidato estaba prevista de antes. Sí es nuevo lo de Mendoza, pero nadie aclara que el socialismo y el peronismo federal lo rechazaron. Yo no comparto la estrategia, de provincializar, pero la entiendo y la respeto.
Alfonsín se muestra confiado con mejorar su performance en las elecciones del 23 de octubre. De todas formas, reconoce que para él “la campaña no es sólo una competencia electoral. Es apasionante como discusión sobre el país”.
—Pero el estímulo es menor.
—Sin dudas. Pero a mí no me falta pasión. Sé que es bastante difícil revertir ese resultado. Pero voy a seguir trabajando. Y si no ganamos, voy a trabajar para ser el principal partido de la oposición. Y para equilibrar el poder. En teoría es algo que no debería ser preocupante. Pero si tenemos en cuenta que ese partido es el que abusa de los DNU, que hace presupuestos truchos, que autoriza los superpoderes, que se queda con el 75% de lo que recauda la Nación, que engaña con el Indec, que utiliza los organismos de inteligencia para espiar a la oposición, no es paranoico decir que hay que tener cuidado con el equilibrio de poder.
—¿Por qué cree que a pesar de eso el 50% lo votó?
—No somos una cultura politica muy sofisticada. Estamos aprendiendo. Pero todavía hay tolerancia, que tiene que ver con la mejoría económica.
—¿La pelea ahora va a ser contra Duhalde o Binner?
—La pelea es contra el oficialismo. Si no ganamos, cosa bastante improbable, sino imposible, el objetivo es quedar como la principal fuerza de la oposición. Otros partidos es más fácil que después se debiliten, porque no tienen el arraigo cultural del radicalismo.
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