Entre los helados y la autonomía
Los concejales derivaron la disputa en la que los enfrascó la Cámara de Heladeros de Rosario, furiosos por el desembarco de una cadena cordobesa en la ciudad. Un debate con pocas razones que puede poner a muchos cerca del ridículo. Por otro lado, la batalla provincial entre oficialistas y opositores por la autonomía municipal también tendrá su capítulo local.
Por Leo Ricciardino
El Concejo Municipal decidió postergar esta semana la Guerra Fría desatada por la Cámara de Heladeros de Rosario ante el desembarco de la cadena cordobesa Grido. Una batalla sin demasiados argumentos, rozando lo vanal, pero que ha logrado incomodar al poder político local. A tal punto que el jefe de la bancada oficialista en el Concejo, Manuel Ciutto, quedó en off side prometiendo públicamente que la postura del socialismo no era "postergar este debate" y correr el riesgo de ingresar en una normativa de facto congelando las habilitaciones para las heladerías; sino "resolver de fondo en unos pocos días". Pues bien, un llamado del Palacio de los Leones indicó lo contrario y los ediles del socialismo votaron a regañadientes la postergación de la entrega de las habilitaciones. Cuidado con este tema inocente en apariencia, muchos en Buenos Aires y Santa Fe y en Córdoba y 1º de Mayo pueden quedar en ridículo ante un capricho empresario con poco fundamento.
Pero no es sólo el dulce de leche granizado o el tiramisú de mayor o menor calidad y precio lo que ha ocupado el tiempo de los ediles en estos días. Desde el Peronismo Federal, el concejal Diego Giuliano avanzó en el mismo sentido que sus pares del Senado provincial arrinconando al socialismo con la Autonomía Municipal por ley. El edil -un especialista en el tema logró conformar una comisión especial en el cuerpo deliberativo local para apoyar la normativa provincial.
La cuestión es sencilla: El PJ se dio cuenta de que el PS había ingresado en una contradicción que sería muy difícil de explicar y decidió exprimirla al máximo desde el punto de vista político. Por un lado es conocido el reclamo del socialismo sobre la autonomía desde que puso un pié en la intendencia de Rosario. Por el otro, el mismo gobernador Hermes Binner envió a la Legislatura un mensaje para que se trate la Autonomía Municipal por ley. Pero después cambió la estrategia oficial y al resucitar la necesidad de la Reforma Constitucional, el gobierno de la provincia decidió que debía incluir las ambiciones autonómicas de Rosario y Santa Fe en el proyecto mayor de modificación de la Carta Magna.
El peronismo no demoró en advertir el paso en falso y le dio media sanción rápidamente a un proyecto propio de Autonomía Municipal. El tema no sirve sólo al peronismo ya que algunos socios enojados del Frente Progresista decidieron que también lo utilizarán. Si no, sólo basta con preguntarle al diputado provincial de la Coalición Cívica, Pablo Javkin que anunció públicamente que su sector votará favorablemente en Diputados "el proyecto que remitió el gobernador". Dentro del socialismo nadie duda que la actitud de Javkin y la CC santafesina no se explica sin la serie de agravios mutuos entre Elisa Carrió y el gobernador Binner.
Al radicalismo no le da aún para tanto pero ya han expresado su descontento con algunas decisiones del socialismo en la conducción del gobierno frentista. El blanco fue hace poco tiempo el ministro de Aguas y Servicios Públicos Antonio Ciancio que -a la fuerza tuvo que endurecerse para poner cara de póker y explicarle a los "amigos" de la UCR por qué les había dicho que el Estado se iba a hacer cargo de la transición en la concesión de la autopista Rosario Santa Fe y después terminó adjudicando directamente a una UTE de empresas ese mismo período previo a la licitación definitivia.
Esto serán los dos grandes temas que el justicialismo utilizará en la campaña para tratar de debilitar al gobierno provincial. Pero también están siendo utilizados por los aliados en el Frente Progresista para conseguir mejores posiciones en la coalición.
Ante este panorama y las propias incertidumbres internas de su partido, Hermes Binner tomó nota que la única manera de seguir influyendo dentro del nucleamiento político -al carecer de reelección era apostar a su proyección nacional lo cual está llevando adelante no sin costos. Por supuesto, el juego funciona así: El que asoma la cabeza también sabe que recibirá algunos golpes. Por eso no demoró en ser presa de Carrió que se ha especializado en maltratar por igual a Julio Cobos, Hermes Binner y hasta Ricardo Alfonsín. Como sea, ella también tiene quien la defienda tanto en Buenos Aires como aquí en Santa Fe.
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