ANALISIS POLITICO
Néstor, Cristina y Santa Fe
¿Pueden ganar Néstor o Cristina Kirchner las elecciones de 2011? Sí. ¿Está más cercana la posibilidad de que el Partido Justicialista santafesino dirima en internas abiertas quién será el candidato a gobernador? Sí.
En las últimas horas comenzaron los acercamientos entre dirigentes kirchneristas y reutemistas para intentar llegar a puntos básicos que les permitan abrigar esperanzas para las elecciones provinciales, cada vez más convencidos ambos sectores de que sin un acuerdo se alejan las esperanzas de suceder a Hermes Binner.
Por primera vez desde que la ruptura entre peronistas K, reutemistas y obeidistas se hizo evidente, las señales de competir por adentro emergieron a la superficie.
Agustín Rossi había inaugurado una especie de nuevo capítulo cuando habló de la chance de establecer un programa mínimo de coincidencias para participar de la interna, dejando para el ganador la luz verde necesaria “para darle la impronta propia”.
Por primera vez, el titular de la bancada oficialista en la Cámara de Diputados de la Nación evitó atalonarse en su habitual posición de mínima. “Si el Peronismo Federal va por afuera del PJ nacional, que se olvide de una interna en Santa Fe”, repetía Rossi hace algunas semanas. En los últimos días su posición parece haberse flexibilizado.
Desde el reutemismo, el senador provincial Ricardo Spinozzi y el diputado nacional Carlos Carranza (ambos de indudable pertenencia reutemista) también se mostraron favorables a esa opción.
Claro está que no los une el amor sino la necesidad de evitar despejarle el terreno al Frente Progresista. Aunque en la constelación gobernante falte resolver quiénes serán los candidatos y cómo se dirimirá la competencia entre radicales y socialistas, pocos pueden dudar de la continuidad de la coalición.
Rossi sostiene que la salida de Carlos Reutemann del escenario 2011 abre las compuertas para el acuerdo, merituando una realidad nacional que día a día va llenando de dudas a los anti K enrolados en el espacio del senador nacional y de Jorge Obeid. ¿Qué pasará con ellos si al ballottage arriban Cristina o Néstor y un dirigente que no represente al Peronismo Federal?
Para darle sustento empírico a ese interrogante hay que sobrevolar la cuasi famélica realidad que de pronto invadió a los ganadores de los comicios legislativos de 2009.
Reutemann había prometido antes de su victoria en Santa Fe que aunque ganase por un voto evaluaría la chance de ser candidato presidencial. Ganó. Sin embargo, el senador nacional dijo que “no es ni será” postulante.
Francisco De Narváez se constituyó el 28 de junio del 2009 en la segunda figura con chances reales de pelear la Jefatura de Estado tras derrotar nada más ni nada menos que a Néstor Kirchner, Daniel Scioli y Sergio Massa. Hoy está inhibido de competir en la carrera nacional por haber nacido en Colombia.
De aquella estructura promisoria que era Unión-Pro hoy sólo quedan esquirlas. Felipe Solá carece de masa crítica suficiente como para jugar con posibilidades ciertas en el plano nacional y Mauricio Macri sobrelleva un presente atiborrado de expedientes judiciales.
El panorama extrañamente desértico que golpea a la oposición peronista hizo crecer las acciones de Eduardo Duhalde, impulsado por grupos mediáticos y puesto en la cancha para medir sus reales potencialidades. El ex presidente tiene una notable vocación para la pelea con Kirchner & Kirchner, tan alta como su imagen negativa.Algo así como un abrojo que se ha prendido de él y del cual no se puede despegar.
Hay un escenario que a los peronistas federales santafesinos les produce escalofríos pero que empiezan a lucubrar. Si a la segunda vuelta llegan Cristina o Néstor con Ricardo Alfonsín (o Julio Cobos), el espacio anti K se quedará huérfano. La Casa Rosada abrirá todas sus puertas para arropar nuevamente a los disidentes.
Esta conjunción comienza a repiquetear en los oídos de los perceptivos peronistas locales pero, debe decirse, encierra también la cola de un huracán: Santa Fe y Córdoba son los dos Estados más refractarios al kirchnerismo.
Se vislumbra con más claridad en Rosario. El peronismo no tiene chances de desbancar al Partido Socialista si se produce fuga de votos, pero los independientes que muestran hoy cansancio con los más de 20 años de administración del socialismo jamás direccionarán su voto a algo que huela a kirchnerismo.
Hoy por hoy, Néstor y Cristina pierden en todos los escenarios de ballottage, pero la realidad podría transformarse si con el decurso de los meses el Peronismo Federal sigue raleado. Los publicistas de campaña que conocen la Quinta de Olivos como la palma de la mano se regodean pensando en una final con un candidato radical. Tienen una palabra para saturar las pantallas: gobernabilidad. E imagen: un helicóptero.
La política se hace también de conjeturas, probabilidades y mesas de arena. Por eso, hay que seguir los vaivenes de Macri en la ciudad de Buenos Aires. La apuesta a todo o nada del jefe de Gobierno porteño puede conducirlo a la Presidencia de la Nación o hacerle imposible, incluso, un eventual regreso a Boca Juniors.
También es cierto que el tablero de la política puede hacer caer las fichas, las estrategias y los juegos de poder ante la irrupción en la escena electoral de algún un protagonista actualmente inesperado. Pero eso está hoy más lejos que Santa Fe de Palm Beach.
Lo que ven es lo que hay.
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