Changui Cáceres: "Espero ganar la interna y ser el candidato del Frente Progresista"
Sigue siendo el radical santafesino más votado en esta era democrática. En 1985 sólo perdió en dos departamentos y en un barrio de la capital provincial. Generó amores y odios leales pero nunca indiferencia. Es un político visceral que, visto está, es capaz de dejar una placentera vida de jubilado con nietos para volver a la trinchera. Luis Changui Cáceres anuncia su precandidatura a gobernador, algo que le acaban de pedir durante un asado radical.
—¿Es precandidato a gobernador?
—Quienes no se sienten contenidos, no sólo radicales, me sugirieron hacer una alternativa que les devolviera la alegría y ganas de trabajar por algo en lo que creen.
—¿Le pidieron que usted lidere esa alternativa?
—Yo pregunté quién iba a ser y me dijeron que debía ser alguien conocido (no hay plata para instalar a otro) y que le diera seriedad de la lista.
—¿Y ese es usted?
—Sí. Siempre le reclamé a la gente que participara en política, y cuando me lo piden debo hacerlo.
—¿Su postulación se inscribe dentro del Frente Progresista?
—Sí, porque así está decidido por el partido. Hace un par de años confrontamos como Lista 3, con escudo, marcha y simbología, aunque defendiendo la vocación frentista.
—Pero, ¿no se opusieron entonces al Frente?
—Lo que nos puso en el lugar en el que terminamos entonces fue la conformación del Frente. Tuvimos la coherencia de defender una concepción frentista y una vocación de consenso.
—¿En el 2007 no se consensuaron las cosas?
—Con la UCR como partido no. Después muchos radicales se lamentaron, pero eso es pasado. Ahora se necesitan consensos.
—¿En qué?
—En todo, fundamentalmente para poner otra vez este país arriba de la vía y que arranque. Todos dicen estar de acuerdo con la seguridad, pleno empleo, educación, mejoramiento de la salud, pero del pico para fuera. Del 82 por ciento de los jubilados hablaron todos, pero cuando llegó el momento lo vetó la presidenta. Y se sigue metiendo la mano en la caja de la Ansés y se sale a jugar a Papá Noel con esa plata de los jubilados, que siguen cobrando miserias y sin importar que existan fallos judiciales que ordenan pagar el 82 por ciento.
—¿Usted se ve compitiendo en la provincia de Santa Fe y Ricardo Alfonsín en la Nación?
—Apoyamos a Ricardo. Estuve 40 años junto al padre, así que no resulta difícil la asociación.
—¿En la interna del radicalismo provincial va a competir con Barletta?
—La mejor de las suertes al ingeniero. La gente dirá quién debe ser el candidato.
—¿Reclama que la fórmula del Frente Progresista la encabece un radical?
—Cuando se va a una coalición no se resigna la lógica de partido, pero ciertamente se la pone a un costado en beneficio de una política de frente, que requiere que todo sea conversado. No sé cuál va a ser el cuadro final, pero no me llamaría la atención que cambie respecto de lo que hoy se piensa.
—¿Por qué?
—En el Frente hay otros partidos, y hay que ver cómo actúan; cómo los socialistas saldan sus internas, y en la UCR ya somos dos los candidatos, y puede haber más.
—¿Es consciente de que, cuanto menos, le dirán que es un político retornado de allá lejos y hace tiempo?
—Mire, soy un enamorado de Pepe Mujica, que es bastante más grande que yo. Me gustan las cosas que hace. Estuvo en todas y pasó por todas. Si uno tiene una peritonitis, ¿busca un médico recién recibido o al que ya tiene miles de operaciones exitosas? La experiencia tiene su valor, y yo me banco cualquier archivo periodístico. Me gustaría saber cuántos políticos de hoy se lo pueden bancar.
—Le van a recordar lo de su crédito hipotecario.
—Ojalá así sea. Es algo que me interesa que los jóvenes lo sepan.
—¿Por qué lo criticaron entonces?
—Fue una campaña sucia que, paradójicamente, ponía en duda que un político hiciera lo que correspondía. Lo esperable era que esa plata yo la consiguiera de otro modo. Cuando alguien necesita dinero que no tiene recurre al crédito en un banco. Eso hice yo entonces y resultó sospechoso. No sólo me banco un archivo periodístico sino poder justificar lo poco o mucho que pueda tener.
—¿De qué vive usted?
—Jubilado, de 67 años, no sólo espero el 82% sino que estoy dispuesto a pelear por él. Por suerte mi mujer también aporta a la casa con su trabajo, y es bastante más de lo que yo cobro. No tengo capital, no poseo empresas, campos, ni plata dentro o fuera del país. Poseo una cuenta en un banco cooperativo que abrí a poco de recibirme de abogado.
—Al postularse, se entiende que piensa que el Frente Progresista ganará los comicios.
—Voy a tratar de ayudar que así sea. Espero ganar la interna para ser el próximo gobernador, cosa que no pude hacer en soledad en 1987 con una campaña sucia.
—¿No cree que el PJ buscará recuperar el gobierno?
—Sería lógico. Mi eslogan en el 87 fue: “Vote por usted”. Ahora voy a tratar de que lo entiendan.
—¿Por qué tendrían que votarlo?
—Porque soy un demócrata cabal, probado, con sensibilidad social comprobable. Rescatamos la libertad, pero hay que afianzar la República, y en ello hay que garantizar una justicia social todavía esquiva.
—Hoy pareciera que la UNL y la Franja Morada apoyarán a Barletta.
—Yo estuve entre los fundadores de la Franja y de las agrupaciones preexistentes que la terminan conformando. Era una sigla con otra orientación y hubo un proceso de cooptación de la sigla. Era 1983, una época en la que se peleaba por la vida, la libertad y el retorno al Estado de derecho. Era otra época.
—Muchos sostienen que lo poco que le faltó para ser gobernador fue el temor de la dirigencia radical de que el triunfo lo convirtiera en una figura nacional en condiciones de disputar liderazgo en el país.
—Hubo diversos factores para que eso ocurra.
—¿Es precandidato a gobernador?
—Quienes no se sienten contenidos, no sólo radicales, me sugirieron hacer una alternativa que les devolviera la alegría y ganas de trabajar por algo en lo que creen.
—¿Le pidieron que usted lidere esa alternativa?
—Yo pregunté quién iba a ser y me dijeron que debía ser alguien conocido (no hay plata para instalar a otro) y que le diera seriedad de la lista.
—¿Y ese es usted?
—Sí. Siempre le reclamé a la gente que participara en política, y cuando me lo piden debo hacerlo.
—¿Su postulación se inscribe dentro del Frente Progresista?
—Sí, porque así está decidido por el partido. Hace un par de años confrontamos como Lista 3, con escudo, marcha y simbología, aunque defendiendo la vocación frentista.
—Pero, ¿no se opusieron entonces al Frente?
—Lo que nos puso en el lugar en el que terminamos entonces fue la conformación del Frente. Tuvimos la coherencia de defender una concepción frentista y una vocación de consenso.
—¿En el 2007 no se consensuaron las cosas?
—Con la UCR como partido no. Después muchos radicales se lamentaron, pero eso es pasado. Ahora se necesitan consensos.
—¿En qué?
—En todo, fundamentalmente para poner otra vez este país arriba de la vía y que arranque. Todos dicen estar de acuerdo con la seguridad, pleno empleo, educación, mejoramiento de la salud, pero del pico para fuera. Del 82 por ciento de los jubilados hablaron todos, pero cuando llegó el momento lo vetó la presidenta. Y se sigue metiendo la mano en la caja de la Ansés y se sale a jugar a Papá Noel con esa plata de los jubilados, que siguen cobrando miserias y sin importar que existan fallos judiciales que ordenan pagar el 82 por ciento.
—¿Usted se ve compitiendo en la provincia de Santa Fe y Ricardo Alfonsín en la Nación?
—Apoyamos a Ricardo. Estuve 40 años junto al padre, así que no resulta difícil la asociación.
—¿En la interna del radicalismo provincial va a competir con Barletta?
—La mejor de las suertes al ingeniero. La gente dirá quién debe ser el candidato.
—¿Reclama que la fórmula del Frente Progresista la encabece un radical?
—Cuando se va a una coalición no se resigna la lógica de partido, pero ciertamente se la pone a un costado en beneficio de una política de frente, que requiere que todo sea conversado. No sé cuál va a ser el cuadro final, pero no me llamaría la atención que cambie respecto de lo que hoy se piensa.
—¿Por qué?
—En el Frente hay otros partidos, y hay que ver cómo actúan; cómo los socialistas saldan sus internas, y en la UCR ya somos dos los candidatos, y puede haber más.
—¿Es consciente de que, cuanto menos, le dirán que es un político retornado de allá lejos y hace tiempo?
—Mire, soy un enamorado de Pepe Mujica, que es bastante más grande que yo. Me gustan las cosas que hace. Estuvo en todas y pasó por todas. Si uno tiene una peritonitis, ¿busca un médico recién recibido o al que ya tiene miles de operaciones exitosas? La experiencia tiene su valor, y yo me banco cualquier archivo periodístico. Me gustaría saber cuántos políticos de hoy se lo pueden bancar.
—Le van a recordar lo de su crédito hipotecario.
—Ojalá así sea. Es algo que me interesa que los jóvenes lo sepan.
—¿Por qué lo criticaron entonces?
—Fue una campaña sucia que, paradójicamente, ponía en duda que un político hiciera lo que correspondía. Lo esperable era que esa plata yo la consiguiera de otro modo. Cuando alguien necesita dinero que no tiene recurre al crédito en un banco. Eso hice yo entonces y resultó sospechoso. No sólo me banco un archivo periodístico sino poder justificar lo poco o mucho que pueda tener.
—¿De qué vive usted?
—Jubilado, de 67 años, no sólo espero el 82% sino que estoy dispuesto a pelear por él. Por suerte mi mujer también aporta a la casa con su trabajo, y es bastante más de lo que yo cobro. No tengo capital, no poseo empresas, campos, ni plata dentro o fuera del país. Poseo una cuenta en un banco cooperativo que abrí a poco de recibirme de abogado.
—Al postularse, se entiende que piensa que el Frente Progresista ganará los comicios.
—Voy a tratar de ayudar que así sea. Espero ganar la interna para ser el próximo gobernador, cosa que no pude hacer en soledad en 1987 con una campaña sucia.
—¿No cree que el PJ buscará recuperar el gobierno?
—Sería lógico. Mi eslogan en el 87 fue: “Vote por usted”. Ahora voy a tratar de que lo entiendan.
—¿Por qué tendrían que votarlo?
—Porque soy un demócrata cabal, probado, con sensibilidad social comprobable. Rescatamos la libertad, pero hay que afianzar la República, y en ello hay que garantizar una justicia social todavía esquiva.
—Hoy pareciera que la UNL y la Franja Morada apoyarán a Barletta.
—Yo estuve entre los fundadores de la Franja y de las agrupaciones preexistentes que la terminan conformando. Era una sigla con otra orientación y hubo un proceso de cooptación de la sigla. Era 1983, una época en la que se peleaba por la vida, la libertad y el retorno al Estado de derecho. Era otra época.
—Muchos sostienen que lo poco que le faltó para ser gobernador fue el temor de la dirigencia radical de que el triunfo lo convirtiera en una figura nacional en condiciones de disputar liderazgo en el país.
—Hubo diversos factores para que eso ocurra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario