Volvieron al ataque. Hoy Clarín tilda a Néstor Kirchner de “autoritario” y “falto de ética”. La Nación, que Cristina es “despiadada”, que el gabinete alberga “ambiciones fuera de quicio”,
CLARIN Y LA NACION NO RESPETAN EL DOLOR DE MILLONES DE ARGENTINOS
Se sabe, los diarios hablan a través de sus principales columnistas. Hoy Clarín y La Nación , los socios mediáticos de la última dictadura militar acusan a Néstor Kirchner de haber sido un “guerrero en el barro”, de ser un “apasionado del conflicto perpetuo” y lo tildan de autoritario y falto de ética.
Dice Osvaldo Pepe, el secretario de redacción del diario de Noble-Magnetto que “Néstor Kirchner, ex presidente y jefe rotundo del PJ, se ha ido prematuramente de la vida, después de 23 años ininterrumpidos de ejercicio del poder, desde una intendencia sureña hasta la Casa Rosada, en los que entendió y vivió la política como el pasional arte de mandar y disciplinar, hacia adentro y hacia afuera, a todos aquellos que no fuesen funcionales a su proyecto”.
Y que “Su pasión por el conflicto perpetuo pudo más”. Por que “Prefirió ser un guerrero en el barro de la política antes que un estadista”.
Que era “un hombre que supo más de poder que de alta política”. Aunque “no vio en ésta una dimensión ética ni vocación por los grandes acuerdos, sino sólo el ejercicio del mando supremo. No tuvo tiempo, como Perón, de llegar a viejo y desandar o revisar el camino de las tentaciones autoritarias y la supresión de los disensos”.
La Nación, a través de Carlos Pagni analiza hoy desde la portada del diario de los Mitre-Saguier, la “Anatomía del equipo llamado a cubrir el vacío”.
Dice el matutino que “los movimientos de la administración serán analizados como los de un nuevo gobierno”. Que “Cristina Kirchner, que está en el centro de la escena desde hace siete años, será pasada otra vez por el escáner de la opinión pública”. Pero que “Esa virginidad es engañosa. Quienes participan del estreno son, en realidad, veteranos de guerra. Aunque, sin su general, tampoco son los mismos”.
Que el gabinete “Alberga enfrentamientos consolidados, facturas impagas y ambiciones fuera de quicio”. También que “Kirchner estimulaba esas pasiones”.
Que el secretario legal y técnico Carlos Zannini, es “temido por el resto de los funcionarios, que lo ven prejuicioso y vengativo”.
Que Anibal Fernandez aportará “el vértigo”. Y que “Intentará resolver un conflicto tras otro, muchas veces sin pensar demasiado, en una saga hiperquinética que va de la mañana a la noche”.
A Oscar Parrilli, el secretario general de la Presidencia lo describe como “un gran mayordomo”. Que “parece una figura subalterna, pero cuenta con el poder que le dan "las cosas simples de la vida".
Dice que Cristina tiene “cierta dificultad para constituir vínculos, para superar fobias, o para regresar de algunos enojos”.
Y que “el rígido consenso de Kirchner se conseguía con la presión; la amenaza velada y, a veces, graciosa; en definitiva, "el apriete". Que presidía el PJ de modo “autocrático” y que “La muerte salvó a Kirchner de ver las enormes limitaciones de ese método, cuando esas limitaciones comenzaban a aflorar”.
Pero que “El oficialismo no tendrá, en adelante, un déficit de rigor e intemperancia. Cristina Kirchner puede ser más frontal y despiadada que su esposo
Y que “Su pasión por el conflicto perpetuo pudo más”. Por que “Prefirió ser un guerrero en el barro de la política antes que un estadista”.
Que era “un hombre que supo más de poder que de alta política”. Aunque “no vio en ésta una dimensión ética ni vocación por los grandes acuerdos, sino sólo el ejercicio del mando supremo. No tuvo tiempo, como Perón, de llegar a viejo y desandar o revisar el camino de las tentaciones autoritarias y la supresión de los disensos”.
La Nación, a través de Carlos Pagni analiza hoy desde la portada del diario de los Mitre-Saguier, la “Anatomía del equipo llamado a cubrir el vacío”.
Dice el matutino que “los movimientos de la administración serán analizados como los de un nuevo gobierno”. Que “Cristina Kirchner, que está en el centro de la escena desde hace siete años, será pasada otra vez por el escáner de la opinión pública”. Pero que “Esa virginidad es engañosa. Quienes participan del estreno son, en realidad, veteranos de guerra. Aunque, sin su general, tampoco son los mismos”.
Que el gabinete “Alberga enfrentamientos consolidados, facturas impagas y ambiciones fuera de quicio”. También que “Kirchner estimulaba esas pasiones”.
Que el secretario legal y técnico Carlos Zannini, es “temido por el resto de los funcionarios, que lo ven prejuicioso y vengativo”.
Que Anibal Fernandez aportará “el vértigo”. Y que “Intentará resolver un conflicto tras otro, muchas veces sin pensar demasiado, en una saga hiperquinética que va de la mañana a la noche”.
A Oscar Parrilli, el secretario general de la Presidencia lo describe como “un gran mayordomo”. Que “parece una figura subalterna, pero cuenta con el poder que le dan "las cosas simples de la vida".
Dice que Cristina tiene “cierta dificultad para constituir vínculos, para superar fobias, o para regresar de algunos enojos”.
Y que “el rígido consenso de Kirchner se conseguía con la presión; la amenaza velada y, a veces, graciosa; en definitiva, "el apriete". Que presidía el PJ de modo “autocrático” y que “La muerte salvó a Kirchner de ver las enormes limitaciones de ese método, cuando esas limitaciones comenzaban a aflorar”.
Pero que “El oficialismo no tendrá, en adelante, un déficit de rigor e intemperancia. Cristina Kirchner puede ser más frontal y despiadada que su esposo
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