El vocero y los dirigentes de confianza de Elisa Carrió decían un mes atrás que su jefa se había impuesto un largo silencio y que sólo pensaba interrumpirlo ante un hecho extraordinario. Pero ni la muerte de Néstor Kirchner modificó su decisión. El martes, Carrió reunió a su tropa en el departamento de la avenida Santa Fe y le transmitió que el silencio continúa. “La Coalición está en estado de espera y observación”, coinciden en su entorno, entre misteriosos y preocupados.
Cuando arrancó con esta estrategia, Carrió sostenía que el escenario político estaba muy revuelto y que lo mejor era quedarse afuera de las discusiones de la oposición. “Todo es confusión. Hay que esperar a que todo aclare”, le había dicho a su círculo rojo. Cuarenta y ocho horas atrás, en la reunión ampliada, la jefa del partido recibió a todos con una pregunta: “¿Vieron que yo les dije que había que esperar?”.
Ya con el café servido en el living del piso 9, la anfitriona amplió, aunque sin mencionar a Kirchner: “Nunca me imaginé una cosa así, pero acerté en que van a venir muchos cambios de escenarios. Eso no cambia. Todavía veremos muchas sorpresas”. La mayoría confía en el análisis de la conductora. Sin embargo, hay quienes, no tan por lo bajo, arriesgan que la Coalición “está perdiendo terreno y podría pagarlo caro en 2011”.
Carrió pesa entre cuatro y seis kilos menos que antes de su desaparición de los medios. Los logró bajar en el spa médico de La Posada del Qenti, en Córdoba, pero es menos de los que debería perder: los que viven pendiente de ella están intranquilos porque la ven con “problemas de diabetes y el colesterol muy alto”.
“Lilita necesita descansar, ha hecho un gran esfuerzo todo este año y en 2009 puso mucho el cuerpo en las elecciones legislativas”, cuenta uno de los diputados más fieles. No es una frase que lo comprometa, aunque el legislador pide que no se lo mencione. En la reunión del martes hubo un compromiso de que ningún referente de la Coalición otorgue entrevistas. El silencio durará, por lo menos, hasta el 19 de este mes. Ese día habrá un encuentro público de la Coalición.
“No tiene mucho sentido salir a hablar. Diríamos lo obvio en tiempos de luto. Y tampoco queremos ser hipócritas”, cuentan quienes participaron del encuentro en la casa de Carrió, que duró una hora y media. Hubo críticas a la oposición y se evaluó que Cristina “lejos de llamar al diálogo, se va a endurecer”.
Recién en diciembre Carrió promete romper el silencio. Sería, en principio, antes de viajar a México —donde asistirá al casamiento de su hijo—, aunque no debería esperarse grandes anuncios. Su candidatura presidencial, si es que efectivamente se lanza, está pensada para mediados de marzo.
Cuando arrancó con esta estrategia, Carrió sostenía que el escenario político estaba muy revuelto y que lo mejor era quedarse afuera de las discusiones de la oposición. “Todo es confusión. Hay que esperar a que todo aclare”, le había dicho a su círculo rojo. Cuarenta y ocho horas atrás, en la reunión ampliada, la jefa del partido recibió a todos con una pregunta: “¿Vieron que yo les dije que había que esperar?”.
Ya con el café servido en el living del piso 9, la anfitriona amplió, aunque sin mencionar a Kirchner: “Nunca me imaginé una cosa así, pero acerté en que van a venir muchos cambios de escenarios. Eso no cambia. Todavía veremos muchas sorpresas”. La mayoría confía en el análisis de la conductora. Sin embargo, hay quienes, no tan por lo bajo, arriesgan que la Coalición “está perdiendo terreno y podría pagarlo caro en 2011”.
Carrió pesa entre cuatro y seis kilos menos que antes de su desaparición de los medios. Los logró bajar en el spa médico de La Posada del Qenti, en Córdoba, pero es menos de los que debería perder: los que viven pendiente de ella están intranquilos porque la ven con “problemas de diabetes y el colesterol muy alto”.
“Lilita necesita descansar, ha hecho un gran esfuerzo todo este año y en 2009 puso mucho el cuerpo en las elecciones legislativas”, cuenta uno de los diputados más fieles. No es una frase que lo comprometa, aunque el legislador pide que no se lo mencione. En la reunión del martes hubo un compromiso de que ningún referente de la Coalición otorgue entrevistas. El silencio durará, por lo menos, hasta el 19 de este mes. Ese día habrá un encuentro público de la Coalición.
“No tiene mucho sentido salir a hablar. Diríamos lo obvio en tiempos de luto. Y tampoco queremos ser hipócritas”, cuentan quienes participaron del encuentro en la casa de Carrió, que duró una hora y media. Hubo críticas a la oposición y se evaluó que Cristina “lejos de llamar al diálogo, se va a endurecer”.
Recién en diciembre Carrió promete romper el silencio. Sería, en principio, antes de viajar a México —donde asistirá al casamiento de su hijo—, aunque no debería esperarse grandes anuncios. Su candidatura presidencial, si es que efectivamente se lanza, está pensada para mediados de marzo.
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