martes, 16 de agosto de 2011

No digieren el triunfo de Cristina en las primarias

Los hegemónicos ahora remarcan la “incapacidad” de la oposición

Publicado el 16 de Agosto de 2011
La contundente victoria del kirchnerismo encabezado por la presidenta generó que los principales editorialistas de Clarín y La Nación repartieran “dardos”, culpas y críticas por la falta de cohesión del arco opositor al cual apoyan.
El categórico triunfo de la presidenta Cristina Fernández en las primarias del domingo dejó un tendal de reproches, críticas y recriminaciones de los editorialistas y columnistas políticos de los medios hegemónicos, quienes destacaron “errores al desnudo”, “disgregación”, “incapacidad”, y otros términos del mismo tenor para referirse a la oposición.
De esta manera, también, se permitieron dejar en segundo plano los elogios y el reconocimiento a la victoria de Cristina para enfatizar la incapacidad del arco opositor de aglutinarse en el ámbito nacional, para enfrentarse al kirchnerismo con posibilidades electorales ciertas.
En Clarín, su editor general Ricardo Kirschbaum dividió discursivamente el voto en oficialista y opositor, y a su vez, intentó establecer y simplificar las razones del triunfo kirchnerista en una subdivisión despareja de la composición de estos sufragios. En la página 2, remarca: “Cristina dividió por uno. La oposición por tres, cuatro o cinco. Este simple cálculo explica el rotundo triunfo de la Presidenta en las primarias, un éxito consistente que se extendió, salvo San Luis, por todo el país…” Luego carga contra la falta de unión opositora y señala: “…la oposición, por lo que fuera, no ha sabido encontrar un común denominador todavía para convertirse en un desafío serio para el kirchnerismo (…). La oposición está, de verdad, en una encrucijada: no hubo primus interpares en el pelotón de segundos. Esa paridad niveló a la oposición para abajo en esta primaria. Esa foto de anoche dejó al descubierto que ninguno de los desafiantes de Cristina ha logrado un volumen suficiente para restarle votos y discutirle con alguna probabilidad de éxito la elección presidencial. Y que la dispersión opositora y sus errores son de exclusiva responsabilidad de sus dirigentes.”
En la página 6, Eduardo van der Kooy, también enfatiza en esa dirección: “La partición correspondió a la propia dirigencia opositora, que antepuso vanidades personales a la construcción de nuevos espacios políticos y proyectos. ¿Cómo no iba a suceder lo que finalmente sucedió con una grilla de nueve postulantes?”, se pregunta el editorialista. En la página 19, en otra nota de opinión se titula: “Fragmentación y falta de liderazgo, las dos cruces de los opositores”. Allí, el columnista remarca: “Fragmentación y falta de liderazgos determinantes expresaron en las primarias de ayer un fenómeno doble y desolador para las franjas críticas del gobierno. Los dos elementos van de la mano y en conjunto representan una carga tremenda para sus referentes, que en números concretos exhibieron un camino de retroceso respecto de los resultados de hace apenas un par de años.”
El socio mediático, La Nación, también se contrajo en un “lamento unánime” de sus editorialistas y columnistas, con marcadas críticas y cuestionamientos al sector opositor. Desde la tapa, Joaquín Morales Solá “posa su análisis” sobre el heterogéneo grupo en una nota titulada: “Una oposición incapaz y vapuleada”. Allí, Morales Solá intenta realizar el “inventario” de los desaciertos opositores: “Quizás el primer error de la oposición haya sido la ruptura de las fórmulas que habían sido exitosas hace apenas dos años. El segundo traspié fue confiar en una sociedad supuestamente fatigada de las formas del kirchnerismo y hasta de sus gastados íconos, de su reincidente autoritarismo, de sus distorsiones de la historia y del presente y de su módico afecto institucional. Todo eso puede ser cierto, pero la oposición no advirtió una extendida sensación social de estabilidad económica, marcada por un alto consumo y por el crédito fácil. Ningún líder opositor le habló de la economía…”. Carlos Pagni, también desde la tapa, enfatiza como uno de los principales motivos del triunfo de Cristina la disgregación opositora supuestamente “heredada” desde 2001: “…la persistencia de la crisis política abierta en el año 2001, que volvió a manifestarse en la incapacidad de las fuerzas de la oposición para construir una alternativa...” <

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