lunes, 21 de noviembre de 2011

la prensa hegemonica le busca cinco patas al gato, tiene cuatro muchachos, cuatro

Boudou y los celos de la familia K

La trastienda de la política (y de los políticos)
Amado Boudou despertó recelos en la intimidad de Cristina Kirchner. Dicen que hace tiempo ya que Máximo y Florencia Kirchner, hijos de la Presidenta, no toleran el excesivo protagonismo que ganó el ministro de Economía y vicepresidente electo. Además, la Presidenta le recriminó a Boudou supuestas infidencias ante la prensa por su desacuerdo con las medidas de contención del dólar. Igualmente Hernán Lorenzino suena como posible ministro de Economía. Es el preferido de Boudou, pero además tiene sus apoyos propios en el entorno de Cristina. Guillermo Moreno, Mercedes Marcó del Pont y Ricardo Echegaray, el equipo económico "progresista" del Gobierno, critican severamente el origen liberal de Boudou. "Boudou se creó muchos enemigos internos", admitieron en el Palacio de Hacienda.

Las acciones del Macro, temas de una boda

La multitudinaria boda de Jorge Pablo Brito, el hijo del banquero Jorge Horacio Brito, con Gabriela Vaca Guzmán tuvo apenas una gota amarga por la ruptura entre el padrino y su socio y cuñado, Jorge Delfín Ezequiel Carballo. El cofundador y ex cerebro económico del banco estuvo en el festejo, recién llegado de París. No era para menos: se casaba el hijo de su hermana, Marcela Carballo de Brito. Aun así, estuvo 10 minutos y se retiró. Entre los asistentes hubo susurros sobre la crisis interna del Macro. Y una incógnita: ¿a quién venderá Carballo su participación? Es una pregunta crucial. Separados, los cuñados ya no formarán la primera minoría de accionistas. Ese lugar lo ocuparía la Anses, que controla el 31% del paquete. A pesar de que Brito simpatiza mucho con el Gobierno, el cambio no es indiferente. La Anses está representada en el Macro por el moderado Rafael Magnanini, pero también por el profundizador de modelos Roberto Felleti, inminente diputado nacional. Los amigos de Brito juran que eso nunca va a suceder.

De Vido y Cirielli están más cerca del acuerdo

Ricardo Cirielli y Julio De Vido habrían llegado a un acuerdo. Es cierto que la relación del ministro de Planificación con La Cámpora nunca fue buena. De Vido es un peronista tradicional. Cuando Mariano Recalde fue nombrado presidente en Aerolíneas Argentinas, Cirielli, jefe del gremio de técnicos aeronáuticos, le preguntó a De Vido: "¿Este es tuyo?". Y De Vido le contestó: "No, pero bancalo". Tras casi dos años de gestión, hay un sector importante del Gobierno que no quiere a Recalde. "Hay muchos en el Gobierno que en la pelea estuvieron del lado de Cirielli, aunque secretamente", se escuchó en Balcarce 50. Por eso algunos conjeturan que De Vido podría desear colocar a un reemplazante de Recalde desde 2012. El jefe de la CGT, Hugo Moyano, se puso del lado de Cirielli, al que el Gobierno culpó de "boicotear" la Argentina. Moyano desgastó así a Recalde, nada menos que el hijo del diputado kirchnerista Héctor Recalde, abogado de la CGT. Y quedó enfrentado a Carlos Tomada, que queda en la historia como el único ministro de Trabajo peronista que pidió la suspensión de la personería gremial a un sindicato, APTA. Tras esos enfrentamientos se supo que Moyano se reunió con sindicalistas anti-K, como Gerónimo Venegas y Luis Barrionuevo, jefe de la CGT Azul y Blanca.

Llermanos, abogado y afilado dramaturgo

El abogado Daniel Llermanos tiene facetas desconocidas. Es el asesor legal del líder de la CGT, Hugo Moyano, a quien defiende en la causa por los medicamentos y ante los pedidos de informes de la justicia suiza. Ahora, el abogado se reveló como un afilado dramaturgo. Sorprendió en la primaveral cartelera porteña con la obra teatral de su autoría Código de familia, protagonizada por Raúl Rizzo, Tomás Fonzi, Gabo Correa, Alejandro Santamaría y Alejandra Darín. El propio Llermanos repartió en mano las tarjetas de invitación a los jueces federales Ariel Lijo y Norberto Oyarbide, que investigan a su cliente. Producida por su mujer, la periodista Rosario Lufrano, en el teatro Metropolitan, la obra no es un manifiesto de la justicia kirchnerista, sino una comedia dramática ambientada en 1982, cuando un joven abogado ayuda a su cliente para recuperar a su esposa, amante de un comisario

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