sanata y fe: final incierto
El periodista Rodolfo Montes nos envía desde Rosario una interpretación de la crisis del peronismo santafesino que complementa la mirada de este complejo escenario.
Negociaciones truncas y final incierto
El bonito café, a 100 metros de avenida Pellegrini al sur, fue el sitio elegido por María Eugenia Bielsa para una primera cita con Agustín Rossi.
Fue hace 30 días, y el tema, la unidad del peronismo kirchnerista en Santa Fe, o el reparto de los atributos de poder. En especial, los vinculados a la legislatura provincial.
El Chivo fue a la cita y planteó el apoyo de los suyos a la candidatura de Bielsa. Como contrapartida, pidió que su grupo político sea considerado como segunda fuerza en la Cámara, como primera en el Concejo de Rosario — siempre al interior de las fuerzas peronistas—, y como primera fuerza en el futuro —cercano— armado de la conducción partidaria, en el PJ provincial.
La charla quedó abierta, apenas empezaba a moverse la negociación. Sin embargo, fue inicio y fin. A partir de entonces, se bifurcan las versiones sobre por qué un acuerdo político que no debió naufragar, hasta hoy, naufragó. Aunque un llamado desde la Rosada cambiaría el escenario.
Muy cerca de María Eugenia, argumentan que el grupo de los 16 diputados que se rebelaron contra la candidatura de la hasta hoy concejala de Rosario tienen un plan en marcha para vaciarle el poder que logró en las elecciones, o de lo contrario, desbancarla de su legítima aspiración.
La foto que logró Bielsa en el despacho de Cristina fortaleció su posición de fuerza, pero a la vez tensó aún más las posturas entre los diputados peronistas. Todo llegó a un punto donde la posibilidad de una fractura en el bloque ganador, aun antes de constituirse, ya no es ciencia ficción. En la novela habrá que seguir las lealtades y posicionamientos. ¿Habrá cambios?
Del lado de la ex vice gobernadora piensan la jugada inscripta en una estrategia política más general: dividir las aguas entre lo “nuevo y transparente”, por un lado, y la “vieja rosca política”, por el otro. Y llevar ese posicionamiento ético como eje de construcción a futuro, ¿ 2015?.
Pero la política se nutre de dos dimensiones, la simbólica, la construcción de sentidos que va fijando el candidato, y la negociación de elementos “tangibles” que da el poder. Esta última es la zona más desangelada del maravilloso mundo de la lucha por las ideas. Pero todo órgano legislativo tiene ese momento, brutal, pero inevitable, que es cuando se distribuyen cargos, oficinas, interlocuciones.
Y todo indica que fue en este último rubro donde Bielsa tuvo impericia para medir el juego, incluso, de su propia tropa —siete diputados que provienen de la lista de Bielsa se pasaron al grupo de los 16 “indignados”, que aseguraron: “Nos corría contra la línea y hacía pasar el tiempo, el plan de ella era liquidarnos. Ahora nos quiere correr con una foto, pero no le alcanza”. Los bielsistas, en contrario, dicen que “la negociación estaba bien encaminada, no sabemos por qué rompieron”.
Ambos sectores tenían una coincidencia: “No es seguro que nuestro candidato sea elegido” (por Bielsa o Rubeo), pero sí es seguro que al candidato de ellos no lo vamos a votar nunca” (por Bielsa o por Rubeo).
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