Apenas unos días después de las elecciones, la presidenta Cristina Kirchner estableció un férreo control sobre la compraventa de dólares; eliminó subsidios; convocó a la unidad nacional y parece inclinada a encarar una relación más cordial con los Estados Unidos. ¿Estará dispuesta, también, a dar pasos significativos en relación con los medios?
¿Por qué la Presidenta, si quiere dar señales componedoras, insiste en afirmar que el Gobierno no es neutral? ¿No debería serlo? ¿No es la publicidad que se asigna al "amigopolio" de medios oficiales y paraoficiales una asignación ineficiente de recursos? ¿Vale la pena seguir comunicando una realidad que no coincide con los hechos?Hace una semana, durante la II Cumbre de Medios de Comunicación organizada por el Centro de Estudios para el Desarrollo de las Telecomunicaciones (Certal) y la Federación Latinoamericana de Magistrados (FLAM), que tuvo lugar en Montevideo, expertos y juristas de distintas nacionalidades coincidieron en la necesidad de que la sociedad, los políticos y los gobiernos reconozcan la independencia de los jueces y no utilicen las leyes como un instrumento de persecución contra las empresas de medios locales.
"En la mayoría de los países donde progresa la convergencia esto es posible porque los reguladores saben acompañar el proceso. Pero hay países con fragilidad institucional donde, impulsivamente, pretenden hacer una ley antimonopolio para cada industria, creando barreras que detienen el avance tecnológico. Debe advertirse que, en estos casos, el regulador beneficia a algunos sectores -por ejemplo, a los grandes grupos internacionales- en desmedro de otros, pero perjudica a los consumidores", advirtió Carlos Winograd, ex secretario de Defensa de la Competencia de la Argentina.
"El presidente José Mujica señaló que la mejor ley de prensa es la que no existe", recordó el ex mandatario uruguayo Julio María Sanguinetti. Por su parte, Luis Pardo, presidente de la Asociación Internacional de Radiodifusión (AIR) explicó: "Hay gobernantes que quieren cambiar el sistema representativo por alguna forma de asambleísmo. Para los funcionarios de Venezuela, Ecuador o la Argentina, el ataque a los medios pasó a ser parte del discurso central de la política y les sirve para construir realidades e implementar restricciones".
Esta semana, en la Argentina, se vivenció esa situación contradictoria: medidas económicas; comentarios periodísticos; funcionarios que criticaban injustamente esos análisis y una realidad que desborda cualquier artilugio político
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