LA
VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACION
Crónica de un
espacio resignificado
Manuel Barrientos presenta el
Primer Concurso de Crónicas Periodísticas lanzado por el Ente Público Espacio
Memoria y Derechos Humanos que tiene como marco el décimo aniversario de la
recuperación del predio de la ex ESMA, que se cumplirá en marzo de 2014. Es una
invitación a estudiantes y profesionales del periodismo y la comunicación
social a que presenten sus trabajos sobre temas vinculados con los derechos
humanos y la memoria.
Por Manuel
Barrientos*
El periodista y escritor mexicano
Juan Villoro retoma un interrogante tan irresoluble como angustiante que ha
dejado el siglo XX. “¿Quién puede hablar del Holocausto?”, repite, haciendo
suya la pregunta planteada por Giorgio Agamben en Lo que queda de Auschwitz.
Sabe que quienes mejor conocieron la densidad de ese horror fueron los muertos
o aquellos sobrevivientes que enmudecieron luego de haber sido sometidos a
condiciones inhumanas.
“La crónica es la restitución de
esa palabra perdida. Debe hablar precisamente porque no puede hablar del todo.
¿En qué medida comprende lo que comprueba? La voz del cronista es una voz
delegada, producto de una ‘desubjetivación’: alguien perdió el habla o alguien
la presta para que él diga en forma vicaria. Si reconoce esta limitación, su
trabajo no sólo es posible sino necesario”, escribe Villoro.
La Argentina es pródiga en los
terrenos que propone la crónica. Desde Domingo Faustino Sarmiento, Lucio V.
Mansilla, Roberto Payró y Roberto Arlt a los más cercanos Sergio Ciancaglini,
Cristian Alarcón, Leila Guerreiro o María Moreno. Rodolfo Walsh es, claro, la
referencia ineludible de un periodismo comprometido con las voces de las
víctimas, que sabe enlazar la precisión de los datos duros y la potencia del
detalle-bisagra con la contextualización y la argumentación demoledora. “La
crónica es, tal vez, el género central de la literatura argentina”, llegó a
afirmar otro nombre fundamental del oficio: Tomás Eloy Martínez.
De fronteras permeables, proclive
a la contaminación de géneros, la crónica brinda la posibilidad de quebrar las
ataduras de lo urgente y lo efímero a las que suele sujetar la información
diaria para establecer miradas de largo aliento, que descrean de las respuestas
únicas y vayan al encuentro de los otros.
Con el objetivo de contribuir a
esa construcción de contenidos que mixturen las historias personales y las
memorias colectivas, el Ente Público Espacio Memoria y Derechos Humanos lanzó
su Primer Concurso de Crónicas Periodísticas, que tiene como marco el décimo
aniversario de la recuperación del predio de la ex ESMA, que se cumplirá en
marzo de 2014.
El concurso invita tanto a
estudiantes como a profesionales del periodismo y la comunicación social a que
presenten sus trabajos, en base a uno de estos tres ejes temáticos: las
actividades y programas que se llevan adelante en el Espacio Memoria; las
historias de vida de militantes detenidos-desaparecidos en el centro
clandestino de detención, tortura y exterminio que funcionó en la ESMA; o las
audiencias del tercer juicio de la megacausa ESMA, que se desarrolla
actualmente en los tribunales federales de Comodoro Py 2002.
El jurado está conformado por
Beinusz Szmukler y Paula Maroni, por el Ente Público Espacio Memoria; Carlos
Leavi (responsable de la Tecnicatura Superior Universitaria en Periodismo
Deportivo de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad
Nacional de La Plata, que se dicta en la ex ESMA); Washington Uranga, de la
Universidad de Buenos Aires y en representación del diario Página/12; Federico
Bianchini (editor de la revista Anfibia y ganador del Premio Don Quijote de
Periodismo en 2012); y el prestigioso periodista Jorge Halperín.
De forma simultánea, también se
abrió un concurso de afiches para diseñadores gráficos y artistas plásticos.
Con el apoyo de la Universidad de Guadalajara y la Subsecretaría de Derechos
Humanos de la Nación, los ganadores de ambos certámenes recibirán como premio
un viaje a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que se realizará entre
el 29 de noviembre y el 7 de diciembre de 2014. En esa edición, la Argentina
será el País Invitado de Honor. Además, se elegirá una de las crónicas para
brindarle al autor o autora un taller de edición en la redacción de Anfibia,
que publicará posteriormente esa crónica. La recepción de los trabajos finaliza
el 8 de noviembre de 2013. Las bases y condiciones se encuentran
enwww.espaciomemoria.ar y www.concursosespaciomemoria.blogspot.com.ar.
Con este concurso, el Espacio se
propone trazar –desde el conjunto de crónicas seleccionadas– un ejercicio
colectivo de memoria, que actúe como un documento que reconstruya tanto de las
historias de vida de los militantes detenidos-desaparecidos por el terrorismo
de Estado como de la resignificación del predio generada en esta última década,
que ha transformado a la ex ESMA en un territorio de acción, reflexión y
aprendizaje abierto a la sociedad y a las nuevas generaciones.
* Coordinador de Prensa y
Comunicación del Ente Público Espacio Memoria (ex ESMA).
LA
VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACION
Estrategias discursivas
Frente a la nueva campaña
electoral, Alvaro Rosado expone las características del discurso político en
televisión, los objetivos propuestos y los recursos utilizados, analizando de
qué manera los proyectos ceden espacio a las estrategias y a los formatos publicitarios.
Por Alvaro
Rosado *
Finalizada las PASO y rumbo a las
elecciones definitivas del 27 de octubre, volveremos a tener dos protagonistas:
el político con su discurso y la televisión con su embestida constante.
Inexorablemente nuestro living se convertirá en el cuarto oscuro de la decisión
política electoral. El político deberá adecuarse al formato televisivo, dejando
vaciar la sustentabilidad de sus proyectos (inexistentes o faltos de
coherencia) y que en muchos casos se convierten en clisés del discurso
publicitario.
Analicemos cuáles serán las
estrategias discursivas que veremos en los medios en las semanas venideras.
La primera estrategia en los
medios será que el discurso político propondrá tácticas de delegación: “el
pueblo me lo pide”. Uno, dos, diez cristianos pasan a ser el pueblo, una
categoría que conlleva a entender una multitud ávida y demandante. Léase doña
Rosa o el Cacho de Macri, síntesis de una multitud que de a gritos supone ser
oída por los políticos.
Continuarán con términos vaciados
de sentido en una perspectiva coyuntural que prevalece. Palabras tales como
democracia, dictadura, autoritarismo, justicia o libertad. Estas palabras se
convertirán en flotantes cobrando su dimensión ideológica, según quién la tome,
ya sea desde la derecha o la izquierda. Este flotamiento del significante
conlleva a una vacuidad tendencial, induciendo a cadenas discursivas opuestas.
Voloshinov señalaría que la palabra, en tanto signo, es ideología. Por lo
tanto, a todo signo puede aplicársele criterios de una valoración ideológica.
Continuando, también impera el
modelo de la demanda. El político tiene en cuenta el estudio de mercado, el
mismo que el marketing comercial necesita para instalar algún producto para
determinado target.
Asimismo, aparecerá desde la
pantalla el candidato telegénico que despotricará por una sociedad crispada
impuesta desde el gobierno central. Rehúyen el discurso político y su esencia. Suponen
un discurso aséptico de confrontación. Actúan como predicador cargado de frases
con parábolas o alegorías. En muchos casos escapan del axioma de debate, de la
división de ideas. La política es realidad y el discurso necesita de un
contrincante a quien enfrentar. La política y el poder están en todas partes. A
decir de Foucault, el poder como omnipresente no es que lo englobe todo, sino
que viene de todas partes. Además de generar polémica (inmanente y
característico del discurso político) también necesita interpelar. La
enunciación política es inseparable de la construcción de un adversario. No se
puede escapar de ella. Como señala el sociólogo Alberto Quevedo, se propone
instalar la idea de la “heidipolítica”.
Sigamos: el político mediático
conllevará la competencia en el ser, saber y saber hacer. Despliega acciones y
pasiones. El político tiene su propia identidad, diferente del resto, es único
e incomparable. Claro que con ello sabe y mucho, pero especialmente entiende
cómo hacer una ciudad, provincia, país, mundo o vida mejor.
También el discurso político
trivializa, propone menos argumentos que la intención plena. No hay desarrollo
silogístico, no se recurre a justificaciones, marcos, circunstancias, hechos,
puntos de partida, legitimidad o conclusiones que permitan el análisis de un
hecho de la realidad. Termina cayendo en frases hechas: “ella es el límite”,
“no queremos un país dividido y crispado”, “por una democracia y no una
dictadura”, “juntos podemos”, entre otros.
El político armará mecanismo de
persuasión teniendo en cuenta efectos de agenda instalada por los medios. Los
medios monopólicos ayudan y mucho para la consecución del discurso político.
Aun más interesante es la posición de algunos medios, que caen de su presunta
asepsia o distanciamiento frente a los hechos. Se convierten en nexos de
algunos proyectos partidarios condicionando la producción del discurso
político.
El político construye su propia
realidad. Se vale más de lo coyuntural, que le resulta más importante, con lo
cual lo programático y estructural queda de lado.
Es interesante observar que en el
discurso político mediatizado la frecuencia de una unidad lingüística es
constante, logrando ser menos informativa. La reiteración insípida de ciertos
lexemas termina saturando hasta la desfiguración de su propio sentido, logrando
con ello la ineficaz comunicatividad. En esta línea, Marcuse dirá que se
termina en fórmulas hipnóticas repetidas que articulan un sustantivo específico
siempre a los mismos adjetivos y atributos explicativos. Se prepondera el
contagio del lenguaje símil de una pieza publicitaria de alto impacto a una
interesante argumentación de proyectos consistentes y realizables.
* Licenciado y profesor en
Ciencias de la Comunicación. Docente UBA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario