Por Mauricio Maronna / La Capital
“Ya no tenemos papá”, decía José Sacristán en el monólogo de la película “Solos en la madrugada”. Un sentimiento similar capea en el kirchnerismo santafesino tras la muerte de Néstor Kirchner.
El deceso del líder del Frente para la Victoria tendrá directas consecuencias en el PJ santafesino, dividido entre seguidores de la Casa Rosada y peronistas federales. Unos y otros amanecieron con muchísimas dudas y pocas certezas, pero con la íntima sensación de que sin el santacruceño en el escenario ahora se trata de barajar y dar de nuevo.
El diputado nacional Alejandro Rossi blanqueó el lunes en un programa televisivo de Rosario que lo mejor que le puede pasar al peronismo es ir camino a una gran interna que defina los candidatos en toda la provincia, priorizando acuerdos y dejando para más adelante puntos en discordia.
El rossismo tiene en otro Rossi (Agustín) su candidato a gobernador natural, derecho que se ganó con legitimidad luego de años de respaldar sin fisuras el proyecto que propiciaba el fallecido ex presidente. Quedará para mejor oportunidad el deseo de Kirchner de que el Frente para la Victoria concurra por afuera de la estructura PJ, un hecho impensado tal vez acicateado por la paranoia que había embriagado al sureño semanas previas a su deceso.
Si el peronismo santafesino se divide a la hora de pelear por la Gobernación deberá decirle chau a la chance de retomar el poder. Sin embargo, habrá que medir en detalle cuál es la relación costo-beneficio de que kirchneristas, reutemistas y obeidistas compartan boletas en una provincia refractaria al discurso y a las prácticas K. Más aún con lo que se decidió nacionalmente (ver página 10).
Desde el reutemismo, Ricardo Spinozzi está a favor de ir a una interna, como también buena parte del obeidismo. El único sector que mostró su negativa es el que representa a Eduardo Duhalde.
Falta ver cuál será la actitud que tome el kirchnerismo asentado en el Movimiento Evita, espacio en el que germina la candidatura a intendenta de María Eugenia Bielsa. La concejala había recibido invitaciones del ministro del Interior, Florencio Randazzo, para que se convierta en candidata a un cargo legislativo nacional, atento a la buena imagen que tiene en la provincia y que podría trasladarse a la hora de traccionar votos hacia arriba pensando en una candidatura de Kirchner.
Pero, sin Kirchner en el escenario, todo ingresa en territorio nuboso. “Ahora hay que esperar”, piden desde uno y otro lado. La fase “slow” tiene que ver con el reacomodamiento alrededor de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Aquello que Néstor concentraba en sus manos (y en su celular) ahora deberá delegarse en otras referencias, además de la de Juan Carlos Mazzón, el histórico operador con despacho en Balcarce 50 al que visitaron como si se tratase de un gurú reutemistas, obeidistas y kirchneristas que no reportan con Rossi.
Lo que hagan los justicialistas repercutirá también en el Frente Progresista. Una gran compulsa peronista obligará al socialismo a movilizar a sus votantes en las primarias y podría fortalecer las aspiraciones de Rubén Giustiniani, quien hasta ahora aúpa la posibilidad de dirimir en las urnas la candidatura a gobernador.
Aunque con el diario del lunes todo resulta más fácil, cuánta razón tenían los que sostenían que el 2011 estaba demasiado lejos de la compulsión y la angurria de las visiones cortoplacistas. l
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