domingo, 12 de junio de 2011

un problema que nos afecta a todos

En Córdoba, 23,3% de los chicos trabaja

Tienen entre 5 y 17 años. La cifra es mayor a la del promedio de Argentina 17,6%. Sólo Tucumán está peor.

Derechos. Según la ley 26.390, está prohibido que los niños trabajen, de la forma que sea (Antonio Carrizo).
Derechos. Según la ley 26.390, está prohibido que los niños trabajen, de la forma que sea (Antonio Carrizo).
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  • En el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, el Gran Córdoba tiene mucho por plantearse y mejorar: es el segundo peor lugar de Argentina para los chicos. Es que el 23,3 por ciento de los cordobeses de 5 a 17 años trabaja, mientras que el promedio del país es de 17,6 por ciento. La situación es sólo levemente más grave en el Gran Tucumán, donde la cifra asciende al 24,6 por ciento.
    Los datos –hasta hoy inéditos– son del segundo semestre de 2010 y surgen del Observatorio de la Deuda Social de la Infancia de la Universidad Católica Argentina (UCA), que midió a seis mil hogares de todo el país para abordar la temática del trabajo infantil en las grandes ciudades de Argentina.
    El trabajo en la niñez y adolescencia afecta la inclusión educativa, aumenta la probabilidad de rezago educativo y de ausentismo escolar. Tanto es así que entre los 5 y 17 años, período en que la escolarización es obligatoria, la no asistencia a la escuela alcanza a nivel nacional el 9,1 por ciento entre los niños y adolescentes trabajadores, mientras que entre los no trabajadores es de 3,9 por ciento.
    Es decir, que la propensión a no asistir a la escuela es de más del doble entre los niños y adolescentes que trabajan. La situación más preocupante es entre adolescentes: entre ellos, la no asistencia a la escuela es del 14 por ciento entre los trabajadores, frente al 8,6 por ciento de sus pares que no trabajan, según cifras a nivel nacional. En el Gran Córdoba, casi la mitad trabaja (el 46,3 por ciento).
    Sin embargo, no todas las noticias son malas: la evolución de los últimos años muestra que, en términos generales, el trabajo infantil bajó en el ámbito nacional (no hay datos comparativos de Córdoba).
    Así, en la Argentina urbana las cifras de adolescentes de 14 a 17 años que realizan “trabajo doméstico intensivo” bajó de 19,7 por ciento en 2007 a 16,6 por ciento en 2010. Y el “trabajo en actividad económica” descendió de 23,5 por ciento a 19,8 en el mismo período.
    Entre los más pequeños (de 5 a 13 años), las cifras no son tan alentadoras. En el primer tipo de trabajo, la cifra bajó (de 4,3 por ciento a 3,7) pero en el segundo tipo de trabajo prácticamente se duplicó (de 3,4 por ciento a 6,7).
    El “trabajo en actividad económica” se refiere a los niños que ayudan a su padre, madre o conocido en un trabajo por su cuenta para ganar dinero o tiene algún trabajo como empleado o aprendiz. El “trabajo doméstico intensivo”, a los que realizan tareas del hogar de modo habitual: atender la casa –limpiar, hacer las camas y las compras–, hacer la comida y cuidar a sus hermanos.
    Según ley 26.390, está pro-
hibido el trabajo de los meno-
res de 16 “en todas sus formas, exista o no relación de empleo contractual y sea éste remunerado o no”.
    Fuera de la ciudad. Los datos sólo dan cuenta de la problemática urbana. Sin embargo, también abunda el trabajo infantil en la Argentina rural. Según un mapa de la Copreti (Comisión Provincial para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil), publicado por este diario el año pasado, una de las formas de trabajo infantil que más preocupa es el realizado en cortaderos de ladrillos.
    El mapa divide por departamentos las distintas labores que realizan los chicos e indica que el trabajo infantil en cortaderos de ladrillos se presenta en 15 de los 21 departamentos relevados (26 en total).
    Pero la variedad es inmensa y varía si se trata de trabajo urbano o rural. Entre las primeras, existen la venta ambulante y la mendicidad, los cartoneros, limpiavidrios y malabaristas, entre otros. Entre las actividades rurales están la recolección de hortalizas y hierbas aromáticas o el corte y la recolección de leña.
    A pesar de insistentes pedidos, la Secretaría de Trabajo, bajo cuya dirección está la Copreti, no informó a este diario si hubo algún avance en la detección y cuantificación tanto del trabajo urbano como rural en Córdoba o en la aplicación de programas de erradicación de la problemática.
    Algunas acciones. La Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf), que forma parte de la Copreti, aporta con el Programa Trabajo por mi Futuro, del cual participan unos 1.600 adolescentes de 16 a 21 años que se encuentran en situación de vulnerabilidad social, a través de la capacitación en oficios, la promoción educativa y la práctica laboral.
    Además, la Senaf cuenta con el Centro Socioeducativo Paulo Freire, en Alta Córdoba, “donde se les da contención a 100 chicos en situación de calle, con becas de $ 400 y apoyo escolar”.

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