Estenssoro íntima: "Jugaba al hockey con Sandra Mihanovich y Patricia Bullrich"
30/06/11 - 09:44La candidata a jefa de Gobierno de la Coalición Cívica también hacía natación, golf y vela. Se rateaba del colegio y terminó el secundario para estudiar afuera. Por la política, dejó de ir al cine y de juntarse con amigos, pero medita más de una hora por día.
PorTomas Canosa
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En su infancia, jugaba al hockey de wing izquierdo en el club Suri con la diputada Patricia Bullrich y con la cantante Sandra Mihanovich. “Ellas eran un año más grandes que yo y jugaban muchísimo mejor. Yo era una patadura”, recuerda la candidata a jefa de Gobierno porteño de la Coalición Cívica, María Eugenia Estenssoro. Ahora, no tiene tiempo para practicar deporte ni para estar con amigos, pero todas las mañanas les prepara el desayuno a sus hijos y medita por más de una hora.
Estenssoro nació en Bolivia, hasta los cuatro vivió en México y después vino a la Argentina. Uno de sus primeros recuerdos cuando llegó al país fue que sus compañeros y los profesores del Northlands le pedían que utilizara palabras mexicanas como lonchera (vianda), tajador (sacapuntas) y papalotes (barriletes). “Ser boliviana era diferente pero no sentía una discriminación. Sin embargo, a mis amigos también les llamaba la atención que comiéramos más picante o que almorzáramos y cenáramos con leche”, le cuenta la actual senadora a Clarín.com.
En el colegio tenía buenas notas, pero no era la mejor alumna. A pesar de que hoy parezca tranquila y calma, se rateaba y les contestaba a los profesores. “En nuestra escuela, si te portabas mal, el sábado a la mañana tenías que hacer trabajo forzado y a mí varias veces me tocó. La directora decía ‘otra vez little Estenssoro’”.
Su padre, José “Pepe” Estenssoro, era un importante empresario petrolero que viajaba constantemente y que pasaba poco tiempo en la casa que tenían en Beccar. Ella estaba todo el día en el colegio y haciendo deportes: además de hockey, jugaba al tennis, al golf y corría en unos pequeños veleros llamados batitú. También le gustaba tocar la guitarra y admiraba a Ramón “Palito” Ortega. Después empezó a escuchar a los Beatles, Juan Manuel Serrat y Mercedes Sosa.
El deporte era el nexo que tenía para conocer chicos. Como iba a un colegio de mujeres, con sus amigas, iban a ver los partidos de rugby del San Andrés o del San Jorge y después organizaban “asaltos” en las casas. Ya más de grande, iba a bailar al microcentro y los chicos tenían que pasarla a buscar por la casa en auto y pagarle la entrada y cualquier trago.
Terminó el colegio a los 15 años porque estaba aburrida y con una amiga decidieron hacer cuarto y quinto año libre para poder comenzar a estudiar lo que les interesaba. Fue a la universidad norteamericana Smith Collegue a estudiar Letras. “Mis padres me dejaban ir a estudiar a Estados Unidos si era una universidad solo de mujeres porque pensaban que eso me iba a resguardar del peligro del sexo, pero cuando me venían a visitar venían chicos que se quedaban a dormir durante meses y que no había tal reaseguro”, asegura.
Ahora está en pareja con Haroldo Grisanti. Lo conoció en 1997 durante una campaña electoral, ella era candidata a diputada nacional y él el jefe de campaña. “Desde entonces estamos juntos. No accedí a la banca, pero conseguí un novio”, asegura, sabiendo que en realidad salió ganadora de esas elecciones. También vive con sus dos hijos menores (20 y 17) porque el mayor (23) estudia en Francia.
La política le absorbe gran parte del día y durante las horas libres que tiene aprovecha para estar en su casa y visitar a su madre. Sin embargo, se las rebuscar para hacerle el desayuno a su familia todos los días y busca huecos en sus mañanas para meditar entre una hora y una hora y media. La variable de ajusten fueron las comidas con amigos, las salidas al cine y las lecturas de Sábato y Proust. “Me gustaba cuando era una persona más culta, ahora leo libros espirituales y de sabiduría”, sostiene.
Estenssoro nació en Bolivia, hasta los cuatro vivió en México y después vino a la Argentina. Uno de sus primeros recuerdos cuando llegó al país fue que sus compañeros y los profesores del Northlands le pedían que utilizara palabras mexicanas como lonchera (vianda), tajador (sacapuntas) y papalotes (barriletes). “Ser boliviana era diferente pero no sentía una discriminación. Sin embargo, a mis amigos también les llamaba la atención que comiéramos más picante o que almorzáramos y cenáramos con leche”, le cuenta la actual senadora a Clarín.com.
En el colegio tenía buenas notas, pero no era la mejor alumna. A pesar de que hoy parezca tranquila y calma, se rateaba y les contestaba a los profesores. “En nuestra escuela, si te portabas mal, el sábado a la mañana tenías que hacer trabajo forzado y a mí varias veces me tocó. La directora decía ‘otra vez little Estenssoro’”.
Su padre, José “Pepe” Estenssoro, era un importante empresario petrolero que viajaba constantemente y que pasaba poco tiempo en la casa que tenían en Beccar. Ella estaba todo el día en el colegio y haciendo deportes: además de hockey, jugaba al tennis, al golf y corría en unos pequeños veleros llamados batitú. También le gustaba tocar la guitarra y admiraba a Ramón “Palito” Ortega. Después empezó a escuchar a los Beatles, Juan Manuel Serrat y Mercedes Sosa.
El deporte era el nexo que tenía para conocer chicos. Como iba a un colegio de mujeres, con sus amigas, iban a ver los partidos de rugby del San Andrés o del San Jorge y después organizaban “asaltos” en las casas. Ya más de grande, iba a bailar al microcentro y los chicos tenían que pasarla a buscar por la casa en auto y pagarle la entrada y cualquier trago.
Terminó el colegio a los 15 años porque estaba aburrida y con una amiga decidieron hacer cuarto y quinto año libre para poder comenzar a estudiar lo que les interesaba. Fue a la universidad norteamericana Smith Collegue a estudiar Letras. “Mis padres me dejaban ir a estudiar a Estados Unidos si era una universidad solo de mujeres porque pensaban que eso me iba a resguardar del peligro del sexo, pero cuando me venían a visitar venían chicos que se quedaban a dormir durante meses y que no había tal reaseguro”, asegura.
Ahora está en pareja con Haroldo Grisanti. Lo conoció en 1997 durante una campaña electoral, ella era candidata a diputada nacional y él el jefe de campaña. “Desde entonces estamos juntos. No accedí a la banca, pero conseguí un novio”, asegura, sabiendo que en realidad salió ganadora de esas elecciones. También vive con sus dos hijos menores (20 y 17) porque el mayor (23) estudia en Francia.
La política le absorbe gran parte del día y durante las horas libres que tiene aprovecha para estar en su casa y visitar a su madre. Sin embargo, se las rebuscar para hacerle el desayuno a su familia todos los días y busca huecos en sus mañanas para meditar entre una hora y una hora y media. La variable de ajusten fueron las comidas con amigos, las salidas al cine y las lecturas de Sábato y Proust. “Me gustaba cuando era una persona más culta, ahora leo libros espirituales y de sabiduría”, sostiene.
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