domingo, 12 de junio de 2011

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-2011 | Política

"El kirchnerismo merece otros 4 años de gobierno"

El analista político y titular de Opinión Pública, Servicios y Mercados (OPSM), Enrique Zuleta Puceiro, aseguró que hoy la presidenta Cristina Fernández gana en primera vuelta, pero también analizó escenarios alternativos.


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Por Carlos Colombo / La Capital
El analista político y titular de Opinión Pública, Servicios y Mercados (OPSM), Enrique Zuleta Puceiro, aseguró que hoy la presidenta Cristina Fernández gana en primera vuelta, pero también analizó escenarios alternativos. Invitado por la Fundación Medifé, brindó una charla para empresarios y conversó con La Capital, ante la que criticó a la oposición y afirmó que la derrota del kirchnerismo en 2009 “mejoró al gobierno”.
—¿Qué lectura hace de la alianza entre Ricardo Alfonsín, Javier González Fraga y Francisco De Narváez?
—Es una alianza que marca el carácter moderado de la UCR, y Alfonsín tuvo que aceptar esto. Toda la generación de líderes radicales en los últimos 20 años son moderados. El radicalismo es un partido de clase media, e hizo una elección moderada. No quiere decir que ser moderado es ser de centroderecha, sino estar en una posición equilibrada frente a los grandes reclamos de una sociedad dividida.
—En esa moderación entra también Hermes Binner.
—En apariencia Binner es un líder moderado. La competencia en la Argentina es centrípeta y Binner es una figura de centro, siempre lo ha sido, y su equidistancia entre la oposición y el gobierno es notable, entre otras cosas porque Santa Fe ha sido el escenario de una verdadera revolución de expectativas: si el país ha crecido el 9%, algunos lugares de Santa Fe han crecido el 20% y otros han bajado, como los conurbanos.
—¿Qué papel le asigna a Binner en este escenario nacional?
—Será la expresión de una centroizquierda que no se ve reflejada en la corriente principal del radicalismo, que ha privilegiado provincia de Buenos Aires, donde no tenía candidatos, distrito que se ha convertido en el centro de gravedad. En la elección de 2009, con la polarización Kirchner-De Narváez, Margarita Stolbizer sacó el 20% de los votos, y Stolbizer es irreductible a un acuerdo de centroderecha y no lo va a poner en riesgo en una alianza entre Alfonsín y De Narváez. Hay dos tipos de partidos, los testimoniales y los de gobierno, y la UCR es de gobierno.
—¿La alianza que ahora encabeza Binner es testimonial?
—Tiene rasgos testimoniales, pero contribuye a crear un frente que de otra manera votaría a Cristina Kirchner. La semana pasada, donde ya se colocó a Binner compitiendo con Alfonsín, ambos estaban con 14 puntos de intención de voto, cuando antes estaba Alfonsín con 19 puntos. Y si bien separados no llegan al 19%, Cristina bajó del 44 al 40%. El 10% de los que votan a Macri en Capital van a votar a Cristina, esto marca que el electorado es cada vez más independiente; 8 de cada 10 son independientes. No hay electorados blindados. Me parece que ese voto progresista entre comillas es un voto moderado y hoy está acompañando a Cristina, que es por completo diferente a lo que fueron las candidaturas del Frente para la Victoria en 2009. Cristina está haciendo una política de reparación y de crecimiento muy importante en sus niveles de adhesión, bajando los niveles de rechazo, y las renuncias de Macri y de Solanas la colocaron en el 40%.
—¿Entonces, no habría segunda vuelta?
—En este escenario Cristina triunfa en primera vuelta, pero esta última semana hubo un cambio en la estrategia de la oposición con cuatro candidaturas sustantivas. Cristina podría llegar a ganar en primera vuelta, pero la amenaza es que en provincia de Buenos Aires se reduzca la distancia de más de 20 puntos que Scioli tiene sobre De Narváez, si a eso se suma un eventual triunfo opositor en Santa Fe, en Capital Federal o una elección importante de la oposición en Córdoba, pueden haber dificultades ciertas. Buenos Aires cobra un papel decisivo. Por eso, para contrarrestar ese crecimiento opositor, el único antídoto es una gran elección en esa provincia, y esto vuelve a convertir a Daniel Scioli en la figura central de las elecciones.
—¿Cómo ve la elección que van a disputar Antonio Bonfatti y Agustín Rossi en Santa Fe?
—Fuertemente empatada entre un peronismo unificado y una oposición unificada.
—¿La ruptura a nivel nacional entre la UCR y el PS puede influir en Santa Fe?
—En absoluto; ya están acostumbrados los socialistas y los radicales a ir con boletas separadas a nivel nacional, como cuando la UCR acompañó a Lavagna y el PS a Carrió, lo que no tuvo efectos perceptibles en Santa Fe; ahora ocurrirá lo mismo.
—Después de 8 años de kirchnerismo, ¿ve la necesidad de cuatro años de gobierno más?
—La oposición no logró formular alternativas. Ha reposado en una especulación acerca de la dificultad del kirchnerismo para sostener el ritmo y la iniciativa que tuvo en estos 8 años. Sería injusto pensar que la oposición, sin hacer nada más que esperar a que se deteriore el gobierno, pueda aspirar a gobernar con una perspectiva de futuro como el país necesita. El kirchnerismo ha hecho lo suficiente para gobernar otros 4 años. Lo que sí es imprescindible es que haya equilibrios políticos. La derrota del kirchnerismo en 2009, con la pérdida del control del Congreso y el fortalecimiento opositor, mejoró al gobierno; si hubiera existido una hegemonía, ese gobierno se hubiera encerrado en sí mismo y no hubiera encontrado las fuerzas que sacó. Una buena oposición mejora los gobiernos, y me parece que el país necesita equilibrios territoriales, ideológicos, de propuestas y de modelos alternativos. En ese sentido, la oposición ha tenido un castigo muy fuerte al no generar propuestas ni liderazgos; al no desarrollar mecanismos de democracia interna. La elección de los candidatos opositores fue lamentable, salvo el invalorable aporte de Santa Fe con su modificación de la ley electoral, que marca un camino. Por esto el gobierno tiene a su favor el valor agregado de 8 años muy positivos para el país y de una expectativa muy positiva en los sectores más importantes de la sociedad. Jamás se votó con un horizonte de expectativas como el actual, con estabilidad económica, con condiciones aseguradas hacia al corto y al mediano plazos, y esto tiene mucho que ver con el resultado posible de estas elecciones

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