domingo, 7 de agosto de 2011

a parte de funcionario estupido, que cosa no,no querra comprar un pedazo del rio coronda

gasto mas de US$ 100 en un lote

Un funcionario de Misiones es uno de los argentinos dueño de la Luna

Alejandro Garzón se la regaló a su hija. Para él, es un testimonio de las utopías. Hay otros dos mil compatriotas que también lo hicieron. Cómo es el negocio.

Por Martín De Ambrosio
07/08/11 - 05:09
Un funcionario de Misiones es uno de los argentinos dueño de la LunaAbogado. Garzón posó con la Luna en una mano y el certificado de su propiedad lunar en la otra. Para él, es como un sueño.

En palabras propias de Alejandro Garzón, fue “cambiar unos papelitos de colores, que alguien les da valor, por otro papel, que para mí tiene mucho más valor simbólico”. Así definió este abogado de Misiones la compra que hizo en 2002 de un terreno en la Luna a través de una de las empresas que organizan la venta (ver recuadro), que le envió un título de propiedad, el mapa satelital con la ubicación exacta de su propiedad y un pasaporte lunar, además de un pequeño manual con las leyes que rigen a unos 400 mil kilómetros del centro de Posadas. Todo por poco más de cien dólares.
Pero para Garzón –funcionario provincial de Comercio Interior encargado de Defensa del Consumidor y abogado– su compra tiene un valor extra: “Tiene que ver con los sueños, con las utopías de la humanidad. La compra es decir soy propietario de un sueño y no forma parte de una operación económica en absoluto”, dijo a PERFIL. “Eso sí, es un poco complicado llegar”, reconoció.
Garzón es uno de los aproximadamente dos mil argentinos que son dueños virtuales de un pedazo del único satélite natural de la Tierra.
Garzón se la regaló a su hija María. Había sido justo ella quien le comentara que se podía comprar la Luna y fue también la encargada de hacer las gestiones por Internet para obtener el acre lunar, equivalente a unos 4 mil metros cuadrados. “Yo sólo puse la tarjeta para pagar”, se ríe Garzón, a la salida de una sesión de gimnasio en su ciudad.
Como ocurre con casi todos los argentinos que hicieron esta compra, su nombre no fue dado a conocer porque las empresas que venden la Luna mantienen a sus clientes en el anonimato.
Pero fue el propio Garzón quien creyó apropiado usar su ejemplo personal en una sus clases en la Facultad de Derecho. “Dio la casualidad que uno de los chicos hacía una revista semiprofesional y me contactaron para hacerme una nota; a partir de ahí, me entrevistó una radio y ya quedé como el argentino que compró la Luna”, agregó (la foto que acompaña esta nota, de Federico Jacobo, fue hecha justamente para esa revista de Misiones).
Detrás de estas compras, desde luego, no hay sustento legal alguno, lo que no preocupa particularmente a nadie dado lo excéntrico de los terrenos. “Lo que es mas habitual, porque tenemos consultas de esas todos los meses, es el tema de comprar estrellas o ponerles su nombre. Otra pavada, pero más habitual que lo de los terrenos lunares.”, señaló Mariano Ribas, responsable del área astronómica del Planetario de la Ciudad de Buenos Aires. Después de Brasil, los argentinos son los latinoamericanos que más compras de este tipo han hecho.

El hombre que vendió el Universo
Un porteño diría que Dennis Hope es un vivo del año cero.
El norteamericano lleva ganados millones y millones de dólares con el simple expediente de vender algo, de momento intangible, como el espacio exterior.
Según citan todas las crónicas, en 1980 Hope advirtió que un tratado de la ONU firmado en 1967 sobre terrenos extraterrenales no decía nada de los dueños privados de esos lugares, aunque prohibía que los países se adueñaran de ellos.
Y así fue que Hope pidió registrar la Luna y todo el Sistema Solar a su nombre. Cuando un juez le dio la razón, parceló y vendió, vendió y vendió. Mucho vendió, pero todavía se puede comprar por Internet. Unas seis millones de personas (0,1% de la población mundial) de ochenta países ya compraron. Personalidades como Tom Cruise y John Travolta, el ex presidente de EE.UU. James Carter y el magnate ruso Roman Abramovich están entre sus clientes. Lo que se dice, un negocio redondo.

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