Un documental refleja cómo se “cocinó” la Ley de Medios
Publicado el 23 de Agosto de 2011Por
Los cineastas David Blaustein y Osvaldo Daicich estrenan en septiembre en la Televisión Pública, el documental La Cocina (en el medio hay una ley), donde registraron el debate de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en el Congreso, en las calles y, sobre todo, en provincias, donde filmaron experiencias comunicacionales alternativas.
En algún lugar de la Argentina un mapuche mira por televisión, asombrado, el tránsito en la Avenida Panamericana. A su alrededor, un paisaje y una realidad inmediata que nada tiene que ver con el bombardeo de imágenes que le llegan desde la Capital Federal. En una barriada del Conurbano Bonaerense, un joven también mira cómo su lugar es “representado” por los noticieros sólo cuando se producen hechos delictivos. Ambos, desde lugares tan distantes, intentan ver reflejada su realidad en parte de los medios de comunicación pero no se reconocen: alienados, terminan “borrados” o “deformados” bajo la representación que la agenda mediática del centro neurálgico del poder mediático hegemónico les impone y distribuye a toda la sociedad. Ejemplos hipotéticos de una realidad mediatizada desde la Capital.
Hace casi dos años, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, tras un impulso y un debate que se venía produciendo entre organizaciones sociales, gremiales, políticas, comunitarias y de Derechos Humanos, entre muchas otras aglutinadas en la Coalición por una Radiodifusón Democrática, fue aprobada en las dos cámaras legilativas y dejó asentada la base jurídica para que este panorama comience a cambiar.
Luego del documental Porotos de Soja (2009), donde registraron el debate político, económico y social surgido en 2008 a partir de la Resolución 125, enfatizando un concepto que ellos denominan “cine de urgencia y de emergencia”, David Blaustein y Osvaldo Daicich decidieron salir nuevamente a caminar las calles, el Congreso y gran parte de las provincias, para crear La Cocina (en el medio hay una ley), el documental donde la discusión y elaboración de la Ley de Medios tienen un lugar central. Los debates en el Congreso, una recorrida por experiencias alternativas y cooperativas de medios en las provincias de Neuquén, La Pampa, Buenos Aires, Tucumán, Córdoba, Santa Fe, Río Negro y Santiago del Estero son la sustancia de la propuesta. David Blaustein señala: “La Cocina de los medios surgió en una forma muy parecida a Porotos de Soja. Creo que la diferencia es que si bien, tanto La Cocina como Porotos de Soja es lo que con Osvaldo llamamos un cine de urgencia y de emergencia, en La Cocina tuvimos desde el principio una cierta preocupación sobre qué tipo de película queríamos hacer. Porotos terminó siendo la historia de una derrota, y La Cocina , por suerte, es la de una victoria. El 27 de agosto de 2009, la presidenta presentó el proyecto al Congreso. Nosotros comenzamos a rodar ese día, en el momento en que la manifestación sale de Casa de Gobierno y se traslada al Congreso de la Nación”, detalla Blaustein.
–¿Cómo notaron la recepción y la instalación del debate de la Ley de Medios en la provincias?
–David Blaustein: –Nosotros salimos al interior después de la aprobación de la ley. En el medio creo que no hay una conciencia real de la política de arrasamiento que significó de alguna forma la contrarrevolución de Menem. Nosotros intentamos reivindicar algunas experiencias que resistieron heroicamente. De todo ese mundo creo que hay una pésima evaluación básicamente de los medios concentrados. Piensan que, punto número uno, ese mundo no existe, punto dos, que ese mundo no se puede organizar, punto tres, que ese mundo no puede llegar a tener experiencia parlamentaria, o que puede llegar a tener expresión parlamentaria.
Osvaldo Daicich: –Si bien se atendía la problemática desde aquí, la movida nuestra fue registrar, con cámaras, desde el Congreso, todo ese mundo colateral del debate. Por eso, es La Cocina, desde adentro del Congreso, pero también desde esos medios en el interior del país, en el resto de las provincias. Y así es que rodamos un diario en La Pampa, una radio mapuche en Neuquén, en Viedma la Radio Encuentro de Busso, hicimos la radio De La Ranchada en Córdoba, el Canal 10 de Tucumán, que tiene capital mixto entre lo que es la universidad y la propia provincia, con la producción de una vocación de servicio público, o el movimiento cooperativista en Córdoba y en Santa Fe. Y esas expresiones dan otras realidades y agendas, donde los tiempos internos nos marcan otras líneas. La película intenta rescatar esas líneas para reconstruir esos personajes y la importancia de ese medio en términos de servicio público para la comunidad. Que es otra lógica del medio que en términos de abonados, comercial, concentrada, proveniente desde el mundo porteño. Y ahí se rompe el grifo comunicacional de ese mundo mediático porteño.
–¿En qué aspectos observan las diferencias entre la capital y las provincias?
OD: –Por ejemplo, la temperatura en Capital, el estado del acceso en Panamericana y su nivel de tránsito y tráfico no tiene nada que ver con el pueblo de la Paz, en Santa Fe, con un mundo cooperativo donde se hace todo caminando y se reconocen entre los cooperativistas. O las imágenes que ustedes van a ver en las montañas para la radio mapuche en Neuquén, donde Ceferino, nuestro protagonista, recorre con nosotros uno de los siete lagos y que tampoco tiene nada que ver con ese mundo concentrado de Buenos Aires.
–¿Cómo es la experiencia de las cooperativas, qué aspectos quieren destacar?
DB: –En nuestro caso, nosotros retomamos dos experiencias cooperativas. Una es una experiencia cooperativa en Córdoba, COLSECOR. Tiene que ver con una cantidad de agrupamientos de cables en Córdoba y regiones afines. El mundo cooperativo ha surgido de lo que uno podría llamar cordón-cuneta, de parte de la obra pública, y después de ahí se transformó en servicios fúnebres, en aguas y en teléfonos. Ese mundo cooperativo, que es una forma de asociación y explotación distinta, en determinado momento empezó a reclamar su lugar en la Ley de Medios. Es un ámbito cultural y políticamente muy plural, donde vos tenés peronistas, radicales, socialistas de todo tipo. Por ejemplo, uno de los personajes que nosotros tenemos que se llama Felipe Bóccoli, es central en el documental. Porque esos tipos en algún momento de su historia empiezan también a producir, y cuando empiezan a producir también reclaman un espacio. Y entonces, reclaman que las cooperativas puedan llegar a tener medios. Y ahí se da uno de los grandes triunfos, que es el triunfo de la Ranchada en Córdoba, que plantea: nosotros “queremos tener el acceso o la posibilidad de ser reconocidos como una organización jurídica no comercial que podemos llegar a explotar los medios”. La agenda de los medios la fija la Capital Federal.
–¿Notan algún cambio en la sociedad con respecto a la apropiación que hacen de la ley?
OD: –Es muy prematuro hacer un balance hoy de qué le genera a cada uno de los ciudadanos. Como aparentemente también era muy prematuro hacer un análisis del perfil electoral o del posible votante a la hora del boca de urna y a la hora de valorar viejas identificaciones políticas. O capitalizar lo que serían los nuevos sectores juveniles o los viejos sectores jubilados relegados, que también se acercaron a votar como hacía tiempo no lo hacían a la mesa su voto.
–¿Cómo evaluán el resultado de las primarias?
DB: –El domingo pasado los medios pifiaron la estrategia pensando que la sociedad argentina se iba a terminar haciendo eco de buena parte de los discursos. Se equivocaron ahí y se equivocan ahora. La pregunta que uno puede hacerse ahora es si después de aquel yerro enorme y este error del domingo internamente, en su composición, los medios van a pagar algún costo por semejante error. Un conglomerado mediático que de repente inclina en términos de márketing, de imagen y en términos económicos, en términos de venta y circulación, un retroceso tan grande y políticamente una derrota tan grande, debería replantearse esta estrategia o internamente pagar algún tipo de costo. En cualquier lugar del mundo uno se imagina que si O Globo, Cisneros, Televisa de México, el Grupo Prisa de España sostienen permanentemente una estrategia de confrontación, y fracasa todo el tiempo, alguien dentro de ese conglomerado debería dar un paso al costado. Acá no parece que eso fuera a suceder.
OD: –Evidentemente hay un mundo subterráneo que circula, que excede la dádiva, o lo que podría ser un análisis simplista de clientelismo político, y que está generando ciudadanía desde otro lado. En plena campaña por la Resolución 125 eso no estaba, era otra la lógica. Digo, la identidad bipolar. Hoy parecería ser que la lógica va por otro lado, y que dentro de esa ciudadanía hay una madurez político-ciudadana que marca un indicio. Casi un 78% de presencia del electorado en las primarias marca una diferencia de calidad y de cantidad. O sea que me parece que es un elemento que abre puntas para desmenuzarlo en varias disciplinas de análisis. Nosotros construimos cinematográficamente a partir de imágenes y de sonido y de nuestros personajes que son los personajes de La Cocina. Por eso la película condensa o intenta condensar ese cruce de mundos que a nivel político tuvo una traducción también electoral, en términos de votos, la expresión ciudadana a partir del voto.
–¿Quiénes colaboraron en La Cocina y qué es lo que viene?
DB: –A la peli básicamente la bancan sindicatos y organizaciones sociales. Y el orgullo nuestro es que la bancan sindicatos de la CGT y sindicatos de la CTA, sindicatos que básicamente integraron las COSITMECOS, y sindicatos que fueron centrales en la articulación de la Coalición por Una Radiodifusión Democrática, más el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, más la Federación de Cooperativas Telefónicas, más el INCAA que nos dio una mano. Ahí tenés una sumatoria de organizaciones gremiales, sociales, no gubernamentales. Suponemos que la peli va a ser estrenada en Canal 7, en una cantidad de televisoras públicas de todo el país, esperemos que sea a mediados de septiembre, que es el aniversario de la aprobación de la ley por parte de la Cámara de Diputados.
OD: –La idea de esta peli es que circule y que tenga vida en sí misma, como la anterior. El espectador-ciudadano es el que cierra la película. No es que la cierran los realizadores y los exhibidores cuando se apaga la pantalla. Y eso, para nosotros, es fundamental. Que quede instalada como elemento de diálogo creativo
Los cineastas David Blaustein y Osvaldo Daicich estrenan en septiembre en la Televisión Pública, el documental La Cocina (en el medio hay una ley), donde registraron el debate de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en el Congreso, en las calles y, sobre todo, en provincias, donde filmaron experiencias comunicacionales alternativas.
En algún lugar de la Argentina un mapuche mira por televisión, asombrado, el tránsito en la Avenida Panamericana. A su alrededor, un paisaje y una realidad inmediata que nada tiene que ver con el bombardeo de imágenes que le llegan desde la Capital Federal. En una barriada del Conurbano Bonaerense, un joven también mira cómo su lugar es “representado” por los noticieros sólo cuando se producen hechos delictivos. Ambos, desde lugares tan distantes, intentan ver reflejada su realidad en parte de los medios de comunicación pero no se reconocen: alienados, terminan “borrados” o “deformados” bajo la representación que la agenda mediática del centro neurálgico del poder mediático hegemónico les impone y distribuye a toda la sociedad. Ejemplos hipotéticos de una realidad mediatizada desde la Capital.
Hace casi dos años, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, tras un impulso y un debate que se venía produciendo entre organizaciones sociales, gremiales, políticas, comunitarias y de Derechos Humanos, entre muchas otras aglutinadas en la Coalición por una Radiodifusón Democrática, fue aprobada en las dos cámaras legilativas y dejó asentada la base jurídica para que este panorama comience a cambiar.
Luego del documental Porotos de Soja (2009), donde registraron el debate político, económico y social surgido en 2008 a partir de la Resolución 125, enfatizando un concepto que ellos denominan “cine de urgencia y de emergencia”, David Blaustein y Osvaldo Daicich decidieron salir nuevamente a caminar las calles, el Congreso y gran parte de las provincias, para crear La Cocina (en el medio hay una ley), el documental donde la discusión y elaboración de la Ley de Medios tienen un lugar central. Los debates en el Congreso, una recorrida por experiencias alternativas y cooperativas de medios en las provincias de Neuquén, La Pampa, Buenos Aires, Tucumán, Córdoba, Santa Fe, Río Negro y Santiago del Estero son la sustancia de la propuesta. David Blaustein señala: “La Cocina de los medios surgió en una forma muy parecida a Porotos de Soja. Creo que la diferencia es que si bien, tanto La Cocina como Porotos de Soja es lo que con Osvaldo llamamos un cine de urgencia y de emergencia, en La Cocina tuvimos desde el principio una cierta preocupación sobre qué tipo de película queríamos hacer. Porotos terminó siendo la historia de una derrota, y La Cocina , por suerte, es la de una victoria. El 27 de agosto de 2009, la presidenta presentó el proyecto al Congreso. Nosotros comenzamos a rodar ese día, en el momento en que la manifestación sale de Casa de Gobierno y se traslada al Congreso de la Nación”, detalla Blaustein.
–¿Cómo notaron la recepción y la instalación del debate de la Ley de Medios en la provincias?
–David Blaustein: –Nosotros salimos al interior después de la aprobación de la ley. En el medio creo que no hay una conciencia real de la política de arrasamiento que significó de alguna forma la contrarrevolución de Menem. Nosotros intentamos reivindicar algunas experiencias que resistieron heroicamente. De todo ese mundo creo que hay una pésima evaluación básicamente de los medios concentrados. Piensan que, punto número uno, ese mundo no existe, punto dos, que ese mundo no se puede organizar, punto tres, que ese mundo no puede llegar a tener experiencia parlamentaria, o que puede llegar a tener expresión parlamentaria.
Osvaldo Daicich: –Si bien se atendía la problemática desde aquí, la movida nuestra fue registrar, con cámaras, desde el Congreso, todo ese mundo colateral del debate. Por eso, es La Cocina, desde adentro del Congreso, pero también desde esos medios en el interior del país, en el resto de las provincias. Y así es que rodamos un diario en La Pampa, una radio mapuche en Neuquén, en Viedma la Radio Encuentro de Busso, hicimos la radio De La Ranchada en Córdoba, el Canal 10 de Tucumán, que tiene capital mixto entre lo que es la universidad y la propia provincia, con la producción de una vocación de servicio público, o el movimiento cooperativista en Córdoba y en Santa Fe. Y esas expresiones dan otras realidades y agendas, donde los tiempos internos nos marcan otras líneas. La película intenta rescatar esas líneas para reconstruir esos personajes y la importancia de ese medio en términos de servicio público para la comunidad. Que es otra lógica del medio que en términos de abonados, comercial, concentrada, proveniente desde el mundo porteño. Y ahí se rompe el grifo comunicacional de ese mundo mediático porteño.
–¿En qué aspectos observan las diferencias entre la capital y las provincias?
OD: –Por ejemplo, la temperatura en Capital, el estado del acceso en Panamericana y su nivel de tránsito y tráfico no tiene nada que ver con el pueblo de la Paz, en Santa Fe, con un mundo cooperativo donde se hace todo caminando y se reconocen entre los cooperativistas. O las imágenes que ustedes van a ver en las montañas para la radio mapuche en Neuquén, donde Ceferino, nuestro protagonista, recorre con nosotros uno de los siete lagos y que tampoco tiene nada que ver con ese mundo concentrado de Buenos Aires.
–¿Cómo es la experiencia de las cooperativas, qué aspectos quieren destacar?
DB: –En nuestro caso, nosotros retomamos dos experiencias cooperativas. Una es una experiencia cooperativa en Córdoba, COLSECOR. Tiene que ver con una cantidad de agrupamientos de cables en Córdoba y regiones afines. El mundo cooperativo ha surgido de lo que uno podría llamar cordón-cuneta, de parte de la obra pública, y después de ahí se transformó en servicios fúnebres, en aguas y en teléfonos. Ese mundo cooperativo, que es una forma de asociación y explotación distinta, en determinado momento empezó a reclamar su lugar en la Ley de Medios. Es un ámbito cultural y políticamente muy plural, donde vos tenés peronistas, radicales, socialistas de todo tipo. Por ejemplo, uno de los personajes que nosotros tenemos que se llama Felipe Bóccoli, es central en el documental. Porque esos tipos en algún momento de su historia empiezan también a producir, y cuando empiezan a producir también reclaman un espacio. Y entonces, reclaman que las cooperativas puedan llegar a tener medios. Y ahí se da uno de los grandes triunfos, que es el triunfo de la Ranchada en Córdoba, que plantea: nosotros “queremos tener el acceso o la posibilidad de ser reconocidos como una organización jurídica no comercial que podemos llegar a explotar los medios”. La agenda de los medios la fija la Capital Federal.
–¿Notan algún cambio en la sociedad con respecto a la apropiación que hacen de la ley?
OD: –Es muy prematuro hacer un balance hoy de qué le genera a cada uno de los ciudadanos. Como aparentemente también era muy prematuro hacer un análisis del perfil electoral o del posible votante a la hora del boca de urna y a la hora de valorar viejas identificaciones políticas. O capitalizar lo que serían los nuevos sectores juveniles o los viejos sectores jubilados relegados, que también se acercaron a votar como hacía tiempo no lo hacían a la mesa su voto.
–¿Cómo evaluán el resultado de las primarias?
DB: –El domingo pasado los medios pifiaron la estrategia pensando que la sociedad argentina se iba a terminar haciendo eco de buena parte de los discursos. Se equivocaron ahí y se equivocan ahora. La pregunta que uno puede hacerse ahora es si después de aquel yerro enorme y este error del domingo internamente, en su composición, los medios van a pagar algún costo por semejante error. Un conglomerado mediático que de repente inclina en términos de márketing, de imagen y en términos económicos, en términos de venta y circulación, un retroceso tan grande y políticamente una derrota tan grande, debería replantearse esta estrategia o internamente pagar algún tipo de costo. En cualquier lugar del mundo uno se imagina que si O Globo, Cisneros, Televisa de México, el Grupo Prisa de España sostienen permanentemente una estrategia de confrontación, y fracasa todo el tiempo, alguien dentro de ese conglomerado debería dar un paso al costado. Acá no parece que eso fuera a suceder.
OD: –Evidentemente hay un mundo subterráneo que circula, que excede la dádiva, o lo que podría ser un análisis simplista de clientelismo político, y que está generando ciudadanía desde otro lado. En plena campaña por la Resolución 125 eso no estaba, era otra la lógica. Digo, la identidad bipolar. Hoy parecería ser que la lógica va por otro lado, y que dentro de esa ciudadanía hay una madurez político-ciudadana que marca un indicio. Casi un 78% de presencia del electorado en las primarias marca una diferencia de calidad y de cantidad. O sea que me parece que es un elemento que abre puntas para desmenuzarlo en varias disciplinas de análisis. Nosotros construimos cinematográficamente a partir de imágenes y de sonido y de nuestros personajes que son los personajes de La Cocina. Por eso la película condensa o intenta condensar ese cruce de mundos que a nivel político tuvo una traducción también electoral, en términos de votos, la expresión ciudadana a partir del voto.
–¿Quiénes colaboraron en La Cocina y qué es lo que viene?
DB: –A la peli básicamente la bancan sindicatos y organizaciones sociales. Y el orgullo nuestro es que la bancan sindicatos de la CGT y sindicatos de la CTA, sindicatos que básicamente integraron las COSITMECOS, y sindicatos que fueron centrales en la articulación de la Coalición por Una Radiodifusión Democrática, más el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, más la Federación de Cooperativas Telefónicas, más el INCAA que nos dio una mano. Ahí tenés una sumatoria de organizaciones gremiales, sociales, no gubernamentales. Suponemos que la peli va a ser estrenada en Canal 7, en una cantidad de televisoras públicas de todo el país, esperemos que sea a mediados de septiembre, que es el aniversario de la aprobación de la ley por parte de la Cámara de Diputados.
OD: –La idea de esta peli es que circule y que tenga vida en sí misma, como la anterior. El espectador-ciudadano es el que cierra la película. No es que la cierran los realizadores y los exhibidores cuando se apaga la pantalla. Y eso, para nosotros, es fundamental. Que quede instalada como elemento de diálogo creativo
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