MISIÓN POR MEDIO ORIENTE Y ALEMANIA
Una gira por el futuro posible
Bonfatti culminó su gira por los Emiratos Arabes, Kuwait y Alemania. Detalles intestinos de una gira que según los empresarios “fue la mejor realizada por la provincia”. Gestos de madurez política, y una ojeada por el futuro de la energía. Los límites que impone la coyuntura.
27.05.2012 | 08:27 hs. · Autor: Coni Cherep · Fuente: Notife.com
Es muy difícil entender y explicar una gira político-comercial a 17 mil kilómetros de distancia. Apenas habían transcurrido 24 horas de la partida de la delegación a Medio Oriente y desde Santa Fe llegaba una sola noticia: se había escapado el presunto violador del centro de la ciudad. Algunos legisladores decían por los medios de comunicación que mientras “la seguridad de la provincia estaba en llamas, el gobernador andaba paseando por Dubai”. Mi propia productora en la tele, poco afecta a los determinismos del “gran público” me contestaba: “Ni se te ocurra salir desde Dubai hoy. La gente está como loca por lo del violador. Hablar de la gira es casi una ofensa”.
-¿Cómo una ofensa? Acá se habla de abrir una oficina de la provincia en Dubai… Acá se están cerrando acuerdos comerciales con empresarios santafesinos, acá el gobernador habló con el ministro de Economía, acá…
-Sí, pero no le importa a nadie eso –respondían del otro lado del teléfono–. Llama mañana, a ver si se enfría lo del violador.
La noticia del violador, como todas las noticias, se desvaneció con la extinción de la fuga y se fue sepultando debajo de otras noticias más recientes. Pero a mí me quedó una enseñanza: salvo la crónica de un hecho importante y concreto –como la confirmación del crédito de Kuwait a la provincia para hacer el Acueducto del Norte– en la diaria es casi imposible hablar de futuro, de mediano y largo plazo, de cuestiones estructurales y de gestos de adultez política. La gente se ocupa de “ahora” y todo lo que salga del “ahora”, por importante que sea, pasa a un segundo plano o directamente “se desubica”.
Nos encanta hablar de la sequía en el norte de la provincia. Nos alucinan las fotos del ganado muerto de sed. Nos fascina mirar las rajaduras del suelo norteño con la “seca” que parecen asomarnos al infierno. Resulta sencillo echar culpas, tomar declaraciones de productores indignados, mostrar la soledad de un paraje seco, con una familia esperando en la ruta la llegada de un camión cisterna, que a veces no llega. Y si llega, no es noticia.
Pero poco decimos de las posibles soluciones. De eso se va a encargar el “futuro”, que “tal como vamos va a ser peor, ¿no?”, reflexiona el “hombre del sentido común”, que promedia y determina de que hablamos y de que no hablamos. Qué es y qué no es importante, en fin...
Hechas estas consideraciones del oficio y del insoportable “cortoplacismo” al que nos sujetamos, permítanme contar algo de la gira del gobernador y los empresarios. Del CFI y de los embajadores. De los legisladores opositores y oficialistas. De las cosas que de verdad, si las hacemos bien, puedan cambiar la imagen que tenemos del futuro.
Dubai. Aquellos beduinos a camello
No es sencillo entender a Dubai. Mucho menos explicarlo. A simple vista se trata de una ciudad de fantasía. Un set cinematográfico, con estructuras gigantes. Todo es gigante en Dubai. Los autos, los shoppings, los precios, los edificios, las Mezquita y los retratos de los Emires. ¿Qué es Dubai? Junto a Abhu Dabhi, es la capital de siete emiratos (o siete familias) que, después de siglos de peleas en pleno desierto, descubrieron que tenían petróleo y que el mundo lo necesitaba.
No voy a hacer historia, porque para eso tienen Wikipedia. Sólo voy a decir que Dubai es un ejemplo de que de la nada es posible construir un montón. Se trata de tener imaginación y decisión política. Ah, claro y de pensar las cosas a mediano y largo plazo. Cosa que nos cuesta bastante a los argentinos.
Dubai, además de tener un hotel siete estrellas, de tener el edificio más alto del mundo y una corriente de arena que ensucia permanentemente el paisaje, se convirtió en el centro de distribución más importante del Golfo Pérsico. Allí compran todo lo que después van a vender al resto del mundo árabe. Dubai es el “Gran almacén” y los dubaitíes quieren comprar todo lo que tenga precios competitivos, porque después se encargan –regateo de por medio– de venderlo al resto de los países del Golfo Pérsico.
Bueno, en Dubai, la delegación oficial santafesina mantuvo varios encuentros con funcionarios dubaities y los empresarios santafesinos, decenas de reuniones con empresarios locales, todas organizadas prolijamente por el CFI –organismo nacional que financió el 70 % de los gastos que implicó el viaje– y que derivaron en resultados todavía impalpables, pero muy relevantes si se terminan concretando, a saber:
El gobernador se llevó una propuesta de abrir una oficina de negocios para la provincia. ¿Cómo? Sí. El ministro de economía de los Emiratos Árabes le propuso a Antonio Bonfatti que la provincia abriera una oficina permanente para la representación pública y privada de la provincia.
-¡Claro!, acá en Santa Fe la gente está puteando porque la policía no controla nada y ¡y vos me venís a hablar de una lujosa oficina en Dubai!, ¿quién la va a gerenciar, el Gabinete Joven?–, retrucaba un amigo vía skype desde Santa Fe.
-Es que esa oficina puede ser el engranaje para la concreción de negocios multimillonarios. Para los privados y para el estado. Ninguna provincia argentina lo tiene. Santa Fe sería la primera, incluso antes que el Estado nacional, que tiene embajada, sí, pero…
Era inútil explicarlo. Me alcanzaba con conversar con la veintena de empresarios que habían viajado y que estaban exhaustos al final del día en el lobby del hotel por la cantidad de reuniones que habían mantenido, y con los asombrosos resultados de esos encuentros, para comprender que desde tan lejos es muy difícil explicar lo de la oficina. Cuando empiece a funcionar, si es que empieza, alguien se acordará de este gil…
Kuwait. La ley seca y los negocios húmedos
Al Kuwait es la capital de Kuwait. Un territorio que no alcanza a la mitad del territorio de la provincia de Santa Fe, pero que tiene una de las reservas de petróleo más importantes del planeta. Un sistema político igual al de Dubai (un jeque que es dueño de todo), pero con una diferencia: en Kuwait, a pesar de la rigidez de las costumbres musulmanas y su estricto cumplimiento, están los Estado Unidos e Inglaterra. Allí quedan vestigios de la Guerra del 91. De la invasión de Sadam, y de la “heroica intervención de occidente”, que hoy explota gran parte de los pozos de oro negro, que alguna vez humearon e intoxicaron al mar.
La llegada a Kuwait fue caótica. A pesar del ordenado recibimiento de la Embajada Argentina, el caos fue inevitable: habíamos coincidido en el hotel con el Real Madrid, que jugaba un amistoso al otro día.
-Claro, el señor se pasea por los pasillos del hotel intentando una foto con Cristiano Ronaldo, mientras en Santa Fe roban un negocio cada siete horas–, me insistía la productora para desestimar la importancia de cualquier noticia que pueda modificar el instinto dramático del periodismo de “actualidad”.
No había respuesta posible. Sólo esperar a que se concretara el encuentro que más expectativa había generado en el viaje: la respuesta del Fondo Económico para el desarrollo de los países árabes, al pedido de la provincia por un crédito de 106 millones de dólares.
Salvo la torpeza de dos mozos paquistaníes, que dejaron caer sus bandejas con jugos de naranja en plena reunión, no había otro ruido en la sala. Bonfatti, Sciara, Fascendini, Rubeo, Marcucci, Mascheroni, Traferri y Baucero estaban sentados de un lado de la extensa mesa a la espera del dictamen. Y el dictamen llegó: Kuwait había aprobado y confirmado el crédito a la provincia luego de un largo y tedioso procedimiento que se extenderá hasta marzo del año próximo. La salida del edificio pareció la salida de un grupo de hinchas de futbol celebrando un título. Todos a celebrar a la embajada, donde se violó la ley seca kuwaití con una copa de vino.
-¿Todos? ¿los opositores también? Hmmm… eso me suena a transa, esos están negociando otra cosa allá, la reforma fiscal, algún negocio tienen, no me cabe ninguna duda–, me explicaba desde Santa Fe un compañero de trabajo, como si fuese él el que estaba en Kuwait.
Kuwait confirmó el crédito. Y la noticia corrió por fin, a los titulares de los medios santafesinos: 106 millones, a pagar en 20 años, con cuatro años de gracia, a tasa bajísima, para terminar buena parte del acueducto del norte. Para darle agua a los que no tienen agua. Paradójico: desde el desierto más extremo del mundo, llega el financiamiento para que Santa Fe, que está rodeada de aguas, pueda abastecer al norte provincial. A sus productores, a su gente.
Eso nos incumbe a todos. Oficialistas y opositores. Es una obra que seguramente cruzará transversalmente a los próximos gobiernos, del color que sean los gobiernos. Allí se respiraba aroma a “política de Estado”. Estaba el gobernador, claro. Pero estaban representantes de la oposición. Y uno podía percibir que todos, sin excepción, entendían la trascendencia de lo acontecido. Eso explicaba la presencia opositora. Un gesto de adultez política muy extraño, muy poco común. “Ni en Alemania se consigue”, habríamos de comprobar algunos días después.
En Kuwait se concretaron, sí, se concretaron, además, decenas de negocios privados. Bastó con hacer una recorrida por los semblantes de los empresarios en el cóctel (sin alcohol, claro) que organizó la Embajada para cerrar el paso por Kuwait, para comprender que, casi con seguridad, en los próximos meses, Santa Fe venderá desde balanzas hasta mozzarella, desde estructuras de hierro hasta comidas para animales, desde legumbres hasta leche en polvo. Todo organizado por el Estado. El provincial, con sus ministros específicos, y el nacional con el CFI. La famosa armonización de los intereses públicos y privados en práctica. El famoso win and win. Políticas de Estado, otra vez. “No recuerdo una gira como esta, tan ordenada, tan efectiva, tan bien planificada”, decía un industrial muy conocido del centro norte provincial. Peronista, según cuentan.
Baja Sajonia, los trenes y la energía que nos falta
El tramo final de la gira fue en Hannover. La capital de la Baja Sajonia. Uno de los estados más ricos e importantes de Alemania. Allí no se cerraron negocios, no. Pero se presentaron proyectos ante la empresa Siemens para la recuperación de los ferrocarriles urbanos y semi urbanos para Rosario y Santa Fe.
-Seguro que los atendió el portero de Siemens–, se burlaba otro amigo desde Santa Fe a través de Facebook.
No. Allí la delegación santafesina fue recibida por el CEO de Siemens Train, y por el presidente de Siemens Argentina, que viajó especialmente hasta Hannover desde Buenos Aires para presenciar el encuentro.
No se puede decir que Rosario y Santa Fe tendrán soluciones inmediatas a la cuestión del transporte urbano por ferrocarriles, pero sí se puede decir que la empresa más importante de innovación ferroviaria del mundo tiene en sus manos el proyecto que llevó el gobierno de Santa Fe, y que expresaron su interés en estudiarlo.
-Eso es como decir que les dejaron el curriculum, no es nada –, insistía mi amigo, esta vez vía Messenger.
“Es que las cosas no se hacen de un día para el otro. Con algo hay que empezar, y hay que tener la cabeza abierta y pensar de acá a 20 años”, decía Bonfatti al cierre de la reunión. Pensar a 20 años, extraña cosa en boca de un gobernador que no tiene derecho a la relección.
De lo mismo se trató el repaso de las nuevas alternativas energéticas que está trabajando y concretando Alemania, de cara a 2020. Año en el que cesará la actividad de las centrales nucleares. Esas que, hoy por hoy, generan el 80 por ciento de la energía alemana.
Allí no se compró energía, pero se comprobó, que a costos importantes pero no irreales, Santa Fe tiene posibilidades concretas de empezar a trabajar en energía renovable, ecológica y barata.
Allí se avanza a pasos agigantados en energía eólica, con enormes molinos de viento capaces de generar hasta 2Gvatios día cada uno (Santa Fe consume 2000Gv en toda la provincia, en días de pico de demanda). ¿Es posible? Sí. El gobernador informó allí que desde hace algunos meses se viene trabajando en el estudio de corredores de viento en la provincia.
Y también en energía de ríos de llanura, mucho menos importantes en generación, pero aplicables a pequeñas localidades ribereñas, lo que podría aliviar la demanda de la EPE.
En el almuerzo de despedida al que invito el gobernador de Baja Sajonia, una colaborada del mandatario alemán dijo en voz alta a la delegación: “Es extraño ver a un gobernador compartiendo una gira con opositores, en Alemania no se consigue”.
-¿Cómo una ofensa? Acá se habla de abrir una oficina de la provincia en Dubai… Acá se están cerrando acuerdos comerciales con empresarios santafesinos, acá el gobernador habló con el ministro de Economía, acá…
-Sí, pero no le importa a nadie eso –respondían del otro lado del teléfono–. Llama mañana, a ver si se enfría lo del violador.
La noticia del violador, como todas las noticias, se desvaneció con la extinción de la fuga y se fue sepultando debajo de otras noticias más recientes. Pero a mí me quedó una enseñanza: salvo la crónica de un hecho importante y concreto –como la confirmación del crédito de Kuwait a la provincia para hacer el Acueducto del Norte– en la diaria es casi imposible hablar de futuro, de mediano y largo plazo, de cuestiones estructurales y de gestos de adultez política. La gente se ocupa de “ahora” y todo lo que salga del “ahora”, por importante que sea, pasa a un segundo plano o directamente “se desubica”.
Nos encanta hablar de la sequía en el norte de la provincia. Nos alucinan las fotos del ganado muerto de sed. Nos fascina mirar las rajaduras del suelo norteño con la “seca” que parecen asomarnos al infierno. Resulta sencillo echar culpas, tomar declaraciones de productores indignados, mostrar la soledad de un paraje seco, con una familia esperando en la ruta la llegada de un camión cisterna, que a veces no llega. Y si llega, no es noticia.
Pero poco decimos de las posibles soluciones. De eso se va a encargar el “futuro”, que “tal como vamos va a ser peor, ¿no?”, reflexiona el “hombre del sentido común”, que promedia y determina de que hablamos y de que no hablamos. Qué es y qué no es importante, en fin...
Hechas estas consideraciones del oficio y del insoportable “cortoplacismo” al que nos sujetamos, permítanme contar algo de la gira del gobernador y los empresarios. Del CFI y de los embajadores. De los legisladores opositores y oficialistas. De las cosas que de verdad, si las hacemos bien, puedan cambiar la imagen que tenemos del futuro.
Dubai. Aquellos beduinos a camello
No es sencillo entender a Dubai. Mucho menos explicarlo. A simple vista se trata de una ciudad de fantasía. Un set cinematográfico, con estructuras gigantes. Todo es gigante en Dubai. Los autos, los shoppings, los precios, los edificios, las Mezquita y los retratos de los Emires. ¿Qué es Dubai? Junto a Abhu Dabhi, es la capital de siete emiratos (o siete familias) que, después de siglos de peleas en pleno desierto, descubrieron que tenían petróleo y que el mundo lo necesitaba.
No voy a hacer historia, porque para eso tienen Wikipedia. Sólo voy a decir que Dubai es un ejemplo de que de la nada es posible construir un montón. Se trata de tener imaginación y decisión política. Ah, claro y de pensar las cosas a mediano y largo plazo. Cosa que nos cuesta bastante a los argentinos.
Dubai, además de tener un hotel siete estrellas, de tener el edificio más alto del mundo y una corriente de arena que ensucia permanentemente el paisaje, se convirtió en el centro de distribución más importante del Golfo Pérsico. Allí compran todo lo que después van a vender al resto del mundo árabe. Dubai es el “Gran almacén” y los dubaitíes quieren comprar todo lo que tenga precios competitivos, porque después se encargan –regateo de por medio– de venderlo al resto de los países del Golfo Pérsico.
Bueno, en Dubai, la delegación oficial santafesina mantuvo varios encuentros con funcionarios dubaities y los empresarios santafesinos, decenas de reuniones con empresarios locales, todas organizadas prolijamente por el CFI –organismo nacional que financió el 70 % de los gastos que implicó el viaje– y que derivaron en resultados todavía impalpables, pero muy relevantes si se terminan concretando, a saber:
El gobernador se llevó una propuesta de abrir una oficina de negocios para la provincia. ¿Cómo? Sí. El ministro de economía de los Emiratos Árabes le propuso a Antonio Bonfatti que la provincia abriera una oficina permanente para la representación pública y privada de la provincia.
-¡Claro!, acá en Santa Fe la gente está puteando porque la policía no controla nada y ¡y vos me venís a hablar de una lujosa oficina en Dubai!, ¿quién la va a gerenciar, el Gabinete Joven?–, retrucaba un amigo vía skype desde Santa Fe.
-Es que esa oficina puede ser el engranaje para la concreción de negocios multimillonarios. Para los privados y para el estado. Ninguna provincia argentina lo tiene. Santa Fe sería la primera, incluso antes que el Estado nacional, que tiene embajada, sí, pero…
Era inútil explicarlo. Me alcanzaba con conversar con la veintena de empresarios que habían viajado y que estaban exhaustos al final del día en el lobby del hotel por la cantidad de reuniones que habían mantenido, y con los asombrosos resultados de esos encuentros, para comprender que desde tan lejos es muy difícil explicar lo de la oficina. Cuando empiece a funcionar, si es que empieza, alguien se acordará de este gil…
Kuwait. La ley seca y los negocios húmedos
Al Kuwait es la capital de Kuwait. Un territorio que no alcanza a la mitad del territorio de la provincia de Santa Fe, pero que tiene una de las reservas de petróleo más importantes del planeta. Un sistema político igual al de Dubai (un jeque que es dueño de todo), pero con una diferencia: en Kuwait, a pesar de la rigidez de las costumbres musulmanas y su estricto cumplimiento, están los Estado Unidos e Inglaterra. Allí quedan vestigios de la Guerra del 91. De la invasión de Sadam, y de la “heroica intervención de occidente”, que hoy explota gran parte de los pozos de oro negro, que alguna vez humearon e intoxicaron al mar.
La llegada a Kuwait fue caótica. A pesar del ordenado recibimiento de la Embajada Argentina, el caos fue inevitable: habíamos coincidido en el hotel con el Real Madrid, que jugaba un amistoso al otro día.
-Claro, el señor se pasea por los pasillos del hotel intentando una foto con Cristiano Ronaldo, mientras en Santa Fe roban un negocio cada siete horas–, me insistía la productora para desestimar la importancia de cualquier noticia que pueda modificar el instinto dramático del periodismo de “actualidad”.
No había respuesta posible. Sólo esperar a que se concretara el encuentro que más expectativa había generado en el viaje: la respuesta del Fondo Económico para el desarrollo de los países árabes, al pedido de la provincia por un crédito de 106 millones de dólares.
Salvo la torpeza de dos mozos paquistaníes, que dejaron caer sus bandejas con jugos de naranja en plena reunión, no había otro ruido en la sala. Bonfatti, Sciara, Fascendini, Rubeo, Marcucci, Mascheroni, Traferri y Baucero estaban sentados de un lado de la extensa mesa a la espera del dictamen. Y el dictamen llegó: Kuwait había aprobado y confirmado el crédito a la provincia luego de un largo y tedioso procedimiento que se extenderá hasta marzo del año próximo. La salida del edificio pareció la salida de un grupo de hinchas de futbol celebrando un título. Todos a celebrar a la embajada, donde se violó la ley seca kuwaití con una copa de vino.
-¿Todos? ¿los opositores también? Hmmm… eso me suena a transa, esos están negociando otra cosa allá, la reforma fiscal, algún negocio tienen, no me cabe ninguna duda–, me explicaba desde Santa Fe un compañero de trabajo, como si fuese él el que estaba en Kuwait.
Kuwait confirmó el crédito. Y la noticia corrió por fin, a los titulares de los medios santafesinos: 106 millones, a pagar en 20 años, con cuatro años de gracia, a tasa bajísima, para terminar buena parte del acueducto del norte. Para darle agua a los que no tienen agua. Paradójico: desde el desierto más extremo del mundo, llega el financiamiento para que Santa Fe, que está rodeada de aguas, pueda abastecer al norte provincial. A sus productores, a su gente.
Eso nos incumbe a todos. Oficialistas y opositores. Es una obra que seguramente cruzará transversalmente a los próximos gobiernos, del color que sean los gobiernos. Allí se respiraba aroma a “política de Estado”. Estaba el gobernador, claro. Pero estaban representantes de la oposición. Y uno podía percibir que todos, sin excepción, entendían la trascendencia de lo acontecido. Eso explicaba la presencia opositora. Un gesto de adultez política muy extraño, muy poco común. “Ni en Alemania se consigue”, habríamos de comprobar algunos días después.
En Kuwait se concretaron, sí, se concretaron, además, decenas de negocios privados. Bastó con hacer una recorrida por los semblantes de los empresarios en el cóctel (sin alcohol, claro) que organizó la Embajada para cerrar el paso por Kuwait, para comprender que, casi con seguridad, en los próximos meses, Santa Fe venderá desde balanzas hasta mozzarella, desde estructuras de hierro hasta comidas para animales, desde legumbres hasta leche en polvo. Todo organizado por el Estado. El provincial, con sus ministros específicos, y el nacional con el CFI. La famosa armonización de los intereses públicos y privados en práctica. El famoso win and win. Políticas de Estado, otra vez. “No recuerdo una gira como esta, tan ordenada, tan efectiva, tan bien planificada”, decía un industrial muy conocido del centro norte provincial. Peronista, según cuentan.
Baja Sajonia, los trenes y la energía que nos falta
El tramo final de la gira fue en Hannover. La capital de la Baja Sajonia. Uno de los estados más ricos e importantes de Alemania. Allí no se cerraron negocios, no. Pero se presentaron proyectos ante la empresa Siemens para la recuperación de los ferrocarriles urbanos y semi urbanos para Rosario y Santa Fe.
-Seguro que los atendió el portero de Siemens–, se burlaba otro amigo desde Santa Fe a través de Facebook.
No. Allí la delegación santafesina fue recibida por el CEO de Siemens Train, y por el presidente de Siemens Argentina, que viajó especialmente hasta Hannover desde Buenos Aires para presenciar el encuentro.
No se puede decir que Rosario y Santa Fe tendrán soluciones inmediatas a la cuestión del transporte urbano por ferrocarriles, pero sí se puede decir que la empresa más importante de innovación ferroviaria del mundo tiene en sus manos el proyecto que llevó el gobierno de Santa Fe, y que expresaron su interés en estudiarlo.
-Eso es como decir que les dejaron el curriculum, no es nada –, insistía mi amigo, esta vez vía Messenger.
“Es que las cosas no se hacen de un día para el otro. Con algo hay que empezar, y hay que tener la cabeza abierta y pensar de acá a 20 años”, decía Bonfatti al cierre de la reunión. Pensar a 20 años, extraña cosa en boca de un gobernador que no tiene derecho a la relección.
De lo mismo se trató el repaso de las nuevas alternativas energéticas que está trabajando y concretando Alemania, de cara a 2020. Año en el que cesará la actividad de las centrales nucleares. Esas que, hoy por hoy, generan el 80 por ciento de la energía alemana.
Allí no se compró energía, pero se comprobó, que a costos importantes pero no irreales, Santa Fe tiene posibilidades concretas de empezar a trabajar en energía renovable, ecológica y barata.
Allí se avanza a pasos agigantados en energía eólica, con enormes molinos de viento capaces de generar hasta 2Gvatios día cada uno (Santa Fe consume 2000Gv en toda la provincia, en días de pico de demanda). ¿Es posible? Sí. El gobernador informó allí que desde hace algunos meses se viene trabajando en el estudio de corredores de viento en la provincia.
Y también en energía de ríos de llanura, mucho menos importantes en generación, pero aplicables a pequeñas localidades ribereñas, lo que podría aliviar la demanda de la EPE.
En el almuerzo de despedida al que invito el gobernador de Baja Sajonia, una colaborada del mandatario alemán dijo en voz alta a la delegación: “Es extraño ver a un gobernador compartiendo una gira con opositores, en Alemania no se consigue”.
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