De no creer
Informe reservado: no hay ningún problema, señora
Por Carlos M. Reymundo Roberts | LA NACION
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Twitter: @Crroberts |
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Cristina es tremenda. Llegó de Angola con gripe y, como no puede estar un minuto sin hacer nada, me convocó a Olivos para que le diera un informe completo sobre los hechos más relevantes ocurridos en el país durante su viaje. Ella ya había recibido un reporte de Abal Medina, que decía así: "Excelentísima señora Presidenta, durante su visita a la república hermana de Angola nuestro querido país ha continuado su irrefrenable marcha hacia la paz y la prosperidad. Atentamente, Juan Manuel Abal Medina, jefe de Gabinete".
El mío fue un poco más completo. Le dije que en líneas generales todo había funcionado bien, salvo cuestiones menores. Detallista y obsesiva como es, me pidió que le precisara cuáles eran esas cuestiones menores. Así lo hice, y además me permití opinar sobre quiénes eran, en mi opinión, los responsables de cada una de esas situaciones. Porque sé muy bien que a la señora no le preocupan las culpas, pero sí los culpables.
Primer problema: el dólar . Le dije que el paralelo estaba disparado, que los controles con perros en la City no estaban alcanzando (comenté que también los perros querían comprar dólares), que la gente estaba nerviosa y con miedo, que muchos retiran sus fondos de las cuentas en dólares, en fin, que estábamos ante una verdadera estampida. ¿Quién es el culpable de todo esto, señora? Me jugué la vida y dije: "Néstor: ¡qué obsesión tenía con el billete! El nos enseñó que no hay refugio más seguro que el dólar". Cristina estuvo de acuerdo.
Otro problema: el caso Ciccone . Le conté que todo el país estaba hablando de las decenas de viajes que The Old Fund, la empresa que maneja Ciccone, le había pagado a Núñez Carmona y a Juan Bautista Boudou, hermano del vicepresidente, para que pasearan por el mundo, esquiaran en Aspen, hicieran compras en París y vieran el Mundial de Sudáfrica. ¿Quién es el culpable de este escándalo? Vandenbroele, presidente de The Old Fund. Hizo todo eso porque se moría por conocer a Amado Boudou y tenía la ilusión de que Núñez Carmona o Juan Bautista se lo presentasen. Lo peor es que se gastó una millonada y sigue sin conocerlo.
Otro problema, señora, fue que De Vido culpó al Gobierno por la crisis de YPF. En un informe que envió a la Comisión de Valores de Estados Unidos (la SEC), De Vido fue cruelmente sincero y dijo cosas durísimas sobre la política energética del Gobierno. ¿Quién es el culpable? La SEC: ¡nunca debió filtrar ese documento! Estos gringos son terribles: uno se sincera con ellos y te responden así. La venganza será terrible: el próximo informe no lo va a hacer De Vido, sino el Indec.
Otro problema. Faltan productos en las góndolas. En muchos supermercados ya se ven los cartelitos con los faltantes, e incluso algunos no te dejan llevar más que un paquete de azúcar y de yerba. ¿De quién es la culpa? De los argentinos: apenas les ponés plata en los bolsillos salen a llenar el carrito y no paran de comprar hasta que las góndolas están vacías. Y en el caso de la escasez de la yerba y el azúcar, los responsables están a la vista: cada vez hay más gente que toma mate dulce.
Otro problema: las restricciones a las importaciones. Le conté a la señora que día tras día se nota más la falta de insumos en las fábricas y de remedios, alimentos, ropa, repuestos, electrodomésticos. ¿De quién es la culpa? De Grecia. La crisis griega está pegando en todo el mundo, y si no cerrás las fronteras se te cuela el virus.
Otro problema: la inflación. Le dije que ya no podíamos ocultarla más. Me cortó en seco. Me dijo que eso ya estaba en vías de solucionarse. Quise saber cómo. "Con la escasez -contestó-. Cuando no haya más productos habremos derrotado a la inflación."
Otro problema: la inseguridad. Proliferan los robos, los secuestros, las muertes. Le informé que en siete días hubo siete asesinatos. ¿De quién es la culpa? De la gente: sabiendo lo mal que están las cosas, no se puede salir a la calle sin chaleco antibalas.
Otro problema: Scioli dijo que quiere ser presidente. Aunque mida bien, es una verdadera impertinencia. Un desafío que no podemos tolerar. Yo creo, Cristina, que el culpable es Mariotto. De tanto meterle presión, lo hizo estallar. Mi propuesta es que le mandemos a Scioli otro vice, uno que lo hunda en las encuestas: ¿qué le parece Boudou?
Ultimo problema: el programa de Lanata. Confesé mi preocupación: el rating le sube de domingo a domingo. El último programa hizo 20 puntos, contra los dos puntos que hace 6,7,8 . Y está pegando muy fuerte en la juventud. El culpable es Clarín: ¿no deberíamos sacarle ahora mismo El Trece? ¿O expropiárselo? Ya probamos con las interferencias y cortándole la señal en el interior, y no hay caso. Cada vez se ve más.
Cosa rara, la señora se quedó callada. La dejé sin palabras, que es más difícil incluso que dejarla sin dólares. Hasta que reaccionó y me dijo: "Ese Lanata es un demonio. Lo odio. Los domingos no puedo irme a dormir sin verlo".
Rematé mi informe a la Presidenta con una frase optimista. "Como ha podido comprobar, aquí no ha pasado nada importante. Todo está como usted lo dejó: atado y bien atado".
Su respuesta mostró la estirpe de la estadista y la sabiduría de la viajera: "Qué remanso llegar al país. En Angola he visto cosas terribles"..
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