Reflexiones, por María Herminia Grande
Momentos de turbulencias
La gran pregunta es quién tiene la tarjeta roja en la mano. Me refiero a quién desde el prestigio, la coherencia, la identidad que da la trayectoria en una pertenencia política, pueda blandir la tarjeta roja que hoy necesita la política argentina. Si por esto entendemos a quien puede erigirse en el árbitro que atento al accionar de los jugadores pueda ordenar el juego, sabiendo interpretar las reglas. Las instituciones argentinas en su debilidad no tienen la fortaleza que debieran, para marcar con autoridad los desvíos que se vienen produciendo. Los partidos políticos no han encontrado aún un impulso renovador. Están abocados, en el mejor de los casos, a mirar para adentro. Algunos, como el radicalismo, no han superado su internismo ni analizado en profundidad qué les sucedió en las últimas elecciones. En el caso del socialismo, el ex gobernador de Santa Fe, Dr Binner, prueba variables que no termina de consolidar porque las mismas no conmueven. El kirchnerismo gobierna rodeado de distintos flancos complicados: la inflación no reconocida, la corrupción imposible de tapar, la creciente violencia social… no obstante redobla su apuesta política y no baja la guardia en su armado en ningún momento. Desde el peronismo definido en sus variantes como no kirchnerista, pareciera a todas luces que son los gremios los que hacen punta. Nunca, que yo recuerde, habiendo sido periodista en temas gremiales, la definición de la conducción de la CGT generó tantas expectativas. Cuando la política no tiene respuestas, el sindicalismo que sigue siendo peronista, se guarece en sí mismo. Para el 12 de julio falta un poquito más de treinta días. Los sectores en los que se encuentra conformado el movimiento obrero están claros. Hugo Moyano y quienes lo acompañan van a representar una CGT dispuesta a luchar no sólo por recuperar y/o mantener conquistas laborales sino, para disputarle al kirchnerismo su prevalencia. El otro sector en el cual todos no son lo mismo, será por distintas razones, un sindicalismo siempre dispuesto a la negociación. Esta clasificación no es tan lineal ni tan exacta porque además se entretejen distintas motivaciones para estar en uno u otro sector. No debemos olvidarnos que Gerónimo Venegas, titular de las 62 Organizaciones Peronistas y Hugo Moyano, secretario general del sindicato de Camioneros, fueron dos gremios que “bancaron” inicialmente al kirchnerismo. Inclusive gremios que hoy acompañan a Moyano fueron muy críticos del líder de la CGT cuando éste obtuvo del kirchnerismo una enorme porción de poder que no compartió. Desde la otra orilla también se aglutinan dirigentes gremiales donde muchos de ellos inicialmente, no abrazaron la fe kirchnerista, pero hoy aún en lo que se podría definir como la etapa menos espectacular del kirchnerismo, creen que acompañar este proceso es el conducto para intentar retener por ejemplo, el manejo de las obras sociales, la devolución de la plata que el gobierno les adeuda, elevar el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias y si es posible, quedarse con alguno de los sectores que manejaba Moyano… Tampoco perdonan que en el apogeo de su poder, Moyano se haya quedado con muchos representados de estos gremios. Un dato demuestra que el sindicalismo está dirimiendo su posicionamiento político: el domingo 10 de junio Scioli jugará un partido de fútbol con Moyano…
El gobernador Antonio Bonfatti concluyó su gira por Medio Oriente y Alemania junto a representantes de la oposición, trayendo logros para mostrar dado que Santa Fe tuvo coherencia en algunas de sus políticas mas allá de los signos políticos que la gobernaron. Esto mismo debiese ocurrir con la creciente escalada de violencia que azota a sus principales ciudades, Rosario, Santa Fe, Villa Gobernador Gálvez, Venado Tuerto, Reconquista… La propia Rosario debiese tener más patrulleros policiales, agentes de la GUM recorriendo sus noches. Noches que muestran demasiada desolación.
La semana pasada dirigentes del PRO realizaron un acto en Rosario con la mirada puesta en el 2015 para Macri y en el 2013 para Miguel del Sel. La notoria ausencia del peronismo más valioso que acompañó a del Sel (Osvaldo Salomón), lleva a pensar que la coyuntura del 2011 podría no repetirse en el 2013. Esto dependerá de si el peronismo no kirchnerista decide sin alianzas mostrarse.
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