Las claves de la manipulación de los comicios que terminaron en escándalo
Publicado el 27 de Marzo de 2011Por
Desde el adelantamiento de las elecciones hasta el montaje de una red de información paralela, la votación estuvo plagada de irregularidades. El rol del Tribunal Electoral, la adulteración de planillas y de votos.
Una diferencia exigua, de apenas cinco décimas. Una llamativa cantidad de votos recurridos y en blanco, incluso a contramano de la media histórica en las elecciones de la provincia. Un escrutinio provisorio cercano al escándalo, cuestionado por la falta de transparencia en el manejo y difusión de la información. Y dos candidatos que se adjudican la victoria.
Hasta aquí, la historia “oficial” de las todavía indefinidas elecciones del domingo pasado por la gobernación de Chubut. La secuencia de decisiones políticas que terminó de teñir con la sospecha de fraude a los segundos comicios locales del calendario 2011 tiene, sin embargo, un punto de inicio más lejano, enraizado en la lógica institucional de la administración del PJ Modelo Chubut que encabeza Mario Das Neves.
El Frente para la Victoria (FPV) y el radicalismo coinciden en ubicar al Tribunal Electoral Provincial (TEP) como la punta de ese iceberg. Ambas fuerzas comparten una evaluación: el proceso electoral en el distrito patagónico estuvo viciado de irregularidades desde el momento de la convocatoria y varias decisiones adoptadas por ese cuerpo tras el cierre del comicio, como la negativa a realizar un recuento final “voto por voto”, resultaron cuestionables.
“Este Tribunal no es el órgano de otro poder independiente como señala con insistencia Das Neves. Tres de sus cinco votos son para el gobierno de la provincia”, razonó el senador nacional y apoderado de la UCR chubutense, Mario Ciamadevilla, en diálogo con Tiempo Argentino.
Bajo la presidencia de Daniel Caneo, también la máxima autoridad del Superior Tribunal de Justicia de Chubut, el órgano electoral está integrado, además, por Jorge Miquelarena, actual procurador general de la provincia, ex fiscal de Estado y un públicamente reconocido “incondicional” de Das Neves. Miquelarena fue designado por la Legislatura provincial en reemplazo de Eduardo Samamé destituido por un juicio político iniciado por la actual Cámara de Diputados que responde precisamente a Das Neves.
La lista se completa con Carlos Tesi, juez de Rawson, y los legisladores provinciales Jorge Pitiot (PJ) y Santiago Cárdenas (Proyección Vecinal de Chubut - Provech), quien asumió a principios de marzo en remplazo de Mariana Ripa, ahijada del vicegobernador, Mario Vargas.
Ese cuerpo fue el que, en una medida objetada por el FPV, habilitó al Provech a la competencia como una lista “espejo”, es decir con los mismos candidatos, del PJ Modelo Chubut, el espacio dasnevista.
El mismo Tribunal también tomó una de las decisiones que cubrió de sospechas al escrutinio provisorio que terminó con el triunfo de Martín Buzzi, delfín dasnevista, por apenas 1151 votos sobre el kirchnerista Carlos Eliceche. La prohibición de difundir el desarrollo del recuento fue objetada por propios y extraños porque afectó, en primer lugar, a los partidos políticos que participaron de la compulsa: sus apoderados nunca recibieron información oficial con el detalle de cómo se iba votando en cada mesa de la provincia, un resguardo para garantizar la fiscalización interna de cada fuerza en las horas posteriores al cierre de una elección.
“La publicación de los datos en Internet no está establecida como una obligación por la ley aunque, en la actualidad, es una especie de derecho adquirido por los ciudadanos y los partidos políticos. Más grave aun que la falta de difusión por esa vía es la negativa a dar información adecuada, analizable y controlable a los partidos políticos como expresa el artículo 108 de la ley aplicable”, le explicó a Tiempo el director nacional electoral, Alejandro Tullio.
Esa ¿falla? fue confirmada a este diario tanto por Ciamadevilla como por el apoderado del FPV, Blas Meza Evans. “Durante toda la noche del domingo y parte de la madrugada del lunes recibimos resultados globales de la marcha del escrutinio. Nos daban, por ejemplo, el resultado de 50 mesas sobre el total de las habilitadas sin decirnos a qué distrito o ciudad pertenecían”, explicó el representante legal del kirchnerismo.
El cuadro se completa con el supuesto montaje de una red de información paralela, con la colaboración de la policía provincial, que le habría asegurado a Das Neves contar con la información de cómo marchaba la elección –reñida, casi empatada desde los primeros cómputos– antes que el resto de las fuerzas políticas.
El lado oscuro de ese escrutinio “a ciegas” para los partidos que enfrentaron al dasnevismo asomó el día después de la elección: errores y diferencias groseras entre las planillas de los fiscales partidarios y las actas oficiales finalmente volcadas por la Justicia Electoral, una urna repleta de votos “olvidada” en una escuela y luego denunciada por la directora del establecimiento, una mesa de votación anulada, entre otras tantas irregularidades.
“Aunque el Tribunal está dominado por el dasnevismo, en el caso de los radiogramas policiales la responsabilidad recae plenamente en el gobernador. La participación de la fuerza aumenta las sospechas de una intervención política para incidir en los resultados”, razonó Ciamadevilla en diálogo con Tiempo. <
Desde el adelantamiento de las elecciones hasta el montaje de una red de información paralela, la votación estuvo plagada de irregularidades. El rol del Tribunal Electoral, la adulteración de planillas y de votos.
Una diferencia exigua, de apenas cinco décimas. Una llamativa cantidad de votos recurridos y en blanco, incluso a contramano de la media histórica en las elecciones de la provincia. Un escrutinio provisorio cercano al escándalo, cuestionado por la falta de transparencia en el manejo y difusión de la información. Y dos candidatos que se adjudican la victoria.
Hasta aquí, la historia “oficial” de las todavía indefinidas elecciones del domingo pasado por la gobernación de Chubut. La secuencia de decisiones políticas que terminó de teñir con la sospecha de fraude a los segundos comicios locales del calendario 2011 tiene, sin embargo, un punto de inicio más lejano, enraizado en la lógica institucional de la administración del PJ Modelo Chubut que encabeza Mario Das Neves.
El Frente para la Victoria (FPV) y el radicalismo coinciden en ubicar al Tribunal Electoral Provincial (TEP) como la punta de ese iceberg. Ambas fuerzas comparten una evaluación: el proceso electoral en el distrito patagónico estuvo viciado de irregularidades desde el momento de la convocatoria y varias decisiones adoptadas por ese cuerpo tras el cierre del comicio, como la negativa a realizar un recuento final “voto por voto”, resultaron cuestionables.
“Este Tribunal no es el órgano de otro poder independiente como señala con insistencia Das Neves. Tres de sus cinco votos son para el gobierno de la provincia”, razonó el senador nacional y apoderado de la UCR chubutense, Mario Ciamadevilla, en diálogo con Tiempo Argentino.
Bajo la presidencia de Daniel Caneo, también la máxima autoridad del Superior Tribunal de Justicia de Chubut, el órgano electoral está integrado, además, por Jorge Miquelarena, actual procurador general de la provincia, ex fiscal de Estado y un públicamente reconocido “incondicional” de Das Neves. Miquelarena fue designado por la Legislatura provincial en reemplazo de Eduardo Samamé destituido por un juicio político iniciado por la actual Cámara de Diputados que responde precisamente a Das Neves.
La lista se completa con Carlos Tesi, juez de Rawson, y los legisladores provinciales Jorge Pitiot (PJ) y Santiago Cárdenas (Proyección Vecinal de Chubut - Provech), quien asumió a principios de marzo en remplazo de Mariana Ripa, ahijada del vicegobernador, Mario Vargas.
Ese cuerpo fue el que, en una medida objetada por el FPV, habilitó al Provech a la competencia como una lista “espejo”, es decir con los mismos candidatos, del PJ Modelo Chubut, el espacio dasnevista.
El mismo Tribunal también tomó una de las decisiones que cubrió de sospechas al escrutinio provisorio que terminó con el triunfo de Martín Buzzi, delfín dasnevista, por apenas 1151 votos sobre el kirchnerista Carlos Eliceche. La prohibición de difundir el desarrollo del recuento fue objetada por propios y extraños porque afectó, en primer lugar, a los partidos políticos que participaron de la compulsa: sus apoderados nunca recibieron información oficial con el detalle de cómo se iba votando en cada mesa de la provincia, un resguardo para garantizar la fiscalización interna de cada fuerza en las horas posteriores al cierre de una elección.
“La publicación de los datos en Internet no está establecida como una obligación por la ley aunque, en la actualidad, es una especie de derecho adquirido por los ciudadanos y los partidos políticos. Más grave aun que la falta de difusión por esa vía es la negativa a dar información adecuada, analizable y controlable a los partidos políticos como expresa el artículo 108 de la ley aplicable”, le explicó a Tiempo el director nacional electoral, Alejandro Tullio.
Esa ¿falla? fue confirmada a este diario tanto por Ciamadevilla como por el apoderado del FPV, Blas Meza Evans. “Durante toda la noche del domingo y parte de la madrugada del lunes recibimos resultados globales de la marcha del escrutinio. Nos daban, por ejemplo, el resultado de 50 mesas sobre el total de las habilitadas sin decirnos a qué distrito o ciudad pertenecían”, explicó el representante legal del kirchnerismo.
El cuadro se completa con el supuesto montaje de una red de información paralela, con la colaboración de la policía provincial, que le habría asegurado a Das Neves contar con la información de cómo marchaba la elección –reñida, casi empatada desde los primeros cómputos– antes que el resto de las fuerzas políticas.
El lado oscuro de ese escrutinio “a ciegas” para los partidos que enfrentaron al dasnevismo asomó el día después de la elección: errores y diferencias groseras entre las planillas de los fiscales partidarios y las actas oficiales finalmente volcadas por la Justicia Electoral, una urna repleta de votos “olvidada” en una escuela y luego denunciada por la directora del establecimiento, una mesa de votación anulada, entre otras tantas irregularidades.
“Aunque el Tribunal está dominado por el dasnevismo, en el caso de los radiogramas policiales la responsabilidad recae plenamente en el gobernador. La participación de la fuerza aumenta las sospechas de una intervención política para incidir en los resultados”, razonó Ciamadevilla en diálogo con Tiempo. <
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