El diario de los Saguier “acusa” a los jóvenes de La Cámpora de “no saber historia”
Publicado el 28 de Marzo de 2011Por
Sacerdote Coordinador del Grupo de Curas en Opción por los Pobres de la Argentina.
“Desde Bartolomé Mitre, genocida del digno pueblo paraguayo, y títere del imperio inglés, narrador de la ‘historia oficial’, hasta la complicidad de La Nación con todos los golpes y dictaduras... ¡Ellos sí que saben historia!”
La Nación de ayer, ese “noble” “tribunal de doctrina”, desde la sabiduría que le dan los años les explica a esos ‘imberbes’ de la Cámpora que no saben historia. El tema tiene que ver, fundamentalmente con la elección del nombre de uno que era un “servil”. Eso es todo lo que tienen para decir del ex presidente. De allí pasan a La Cámpora para cuestionarla como “ambiciosa de poder” que ocupa todos los espacios, sin ideología...
Claro, basta saber quién escribe: es una editorial de La Nación, para darse cuenta que no pretende hacer un análisis histórico. La foto muestra a Randazzo, a Abal Medina y a ¡Máximo Kirchner! en primera fila. Ahí estaba la cuestión...
Es interesante que ante el fracaso de los candidatos de la oposición, que ni la cena de Magnetto logró disciplinar, ahora sin tapujos de ningún tipo, Clarín y La Nación se han decidido a comportarse como verdaderos jefes de la oposición. Ellos sí que pueden enseñar historia... Su misión es abrirnos los ojos (o cerrarlos).
Desde Bartolomé Mitre, genocida del digno pueblo paraguayo, y títere del imperio inglés, narrador de la “historia oficial”, hasta la complicidad de La Nación con todos los golpes y dictaduras; serviles de la Sociedad Rural (y ahora de Expoagro, claro), ¡Ellos sí que saben historia! ¡¡¡Ellos sí que pueden enseñarla!!!
Sin embargo, debo ser mal alumno porque la historia que yo aprendí, y la que es maestra de vida, como afirmaban los clásicos que Grondona no cita, me ha enseñado todo lo contrario de lo que La Nación afirma que es “la historia”. Esa otra historia, la ocultada, la que no ‘escriben los que ganan’, la “verdadera historia”, me hace mirar el pasado, el presente y vislumbrar el futuro con otros ojos. Con “totalmente otros” ojos. Será por eso que no leo La Nación, o será que como tengo memoria, y porque creo en esa otra historia, es que sospecho que La Nación no escribe para mí. ¡A Dios gracias!.
Sacerdote Coordinador del Grupo de Curas en Opción por los Pobres de la Argentina.
“Desde Bartolomé Mitre, genocida del digno pueblo paraguayo, y títere del imperio inglés, narrador de la ‘historia oficial’, hasta la complicidad de La Nación con todos los golpes y dictaduras... ¡Ellos sí que saben historia!”
La Nación de ayer, ese “noble” “tribunal de doctrina”, desde la sabiduría que le dan los años les explica a esos ‘imberbes’ de la Cámpora que no saben historia. El tema tiene que ver, fundamentalmente con la elección del nombre de uno que era un “servil”. Eso es todo lo que tienen para decir del ex presidente. De allí pasan a La Cámpora para cuestionarla como “ambiciosa de poder” que ocupa todos los espacios, sin ideología...
Claro, basta saber quién escribe: es una editorial de La Nación, para darse cuenta que no pretende hacer un análisis histórico. La foto muestra a Randazzo, a Abal Medina y a ¡Máximo Kirchner! en primera fila. Ahí estaba la cuestión...
Es interesante que ante el fracaso de los candidatos de la oposición, que ni la cena de Magnetto logró disciplinar, ahora sin tapujos de ningún tipo, Clarín y La Nación se han decidido a comportarse como verdaderos jefes de la oposición. Ellos sí que pueden enseñar historia... Su misión es abrirnos los ojos (o cerrarlos).
Desde Bartolomé Mitre, genocida del digno pueblo paraguayo, y títere del imperio inglés, narrador de la “historia oficial”, hasta la complicidad de La Nación con todos los golpes y dictaduras; serviles de la Sociedad Rural (y ahora de Expoagro, claro), ¡Ellos sí que saben historia! ¡¡¡Ellos sí que pueden enseñarla!!!
Sin embargo, debo ser mal alumno porque la historia que yo aprendí, y la que es maestra de vida, como afirmaban los clásicos que Grondona no cita, me ha enseñado todo lo contrario de lo que La Nación afirma que es “la historia”. Esa otra historia, la ocultada, la que no ‘escriben los que ganan’, la “verdadera historia”, me hace mirar el pasado, el presente y vislumbrar el futuro con otros ojos. Con “totalmente otros” ojos. Será por eso que no leo La Nación, o será que como tengo memoria, y porque creo en esa otra historia, es que sospecho que La Nación no escribe para mí. ¡A Dios gracias!.
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