lunes, 19 de agosto de 2013

del blog de artemio lopez

sanata y fe: disidencia para armar...
En línea con el reordenamiento del espacio opositor dándole consistencia al espacio del peronismo "disidente", es Darío Schueri el que consiste la hipótesis en la bota tras las PASO. 

Leemos:

REACOMODAMIENTOS EN EL PERONISMO SANTAFESINO.

¿Por qué Santa Fe sería la excepción del tornado que se llevó puesto al FPV en todo el país?. Esta vez el sacrificado por las urnas fue Jorge Obeid, pero podría haber sido cualquiera que hubiera ocupado su lugar.

Hermes Binner, desde la humildad del triunfo, prefirió no hacer leña del árbol caído a pesar de los mandobles en campaña de su contrincante, dignificando la valentía de Obeid para ocupar un lugar que nadie quería. Se equivoca el líder del FAP (FPCyS en Santa Fe) si cree que Obeid se inmoló por la causa a sabiendas de semejante derrota. Ni en sus mas terribles pesadillas cabía la posibilidad de perder por cinco puntos contra Miguel del Sel (diferencia difícil de descontar en octubre, con riesgo de acentuarse) que ingresó al mundo de la política hace diez minutos.

Obeid pidió en La Rosada como condición para sumarse al proyecto kirchnerista que lo bajen al “Chivo Rossi”, de pésimas elecciones en el 2009 y 2011 (antes había perdido la interna en el 2007 contra Rafael Bielsa). Agustín Rossi con amarga satisfacción (en definitiva está en juego el modelo K con el que comulga) se auto redimió: “cuando me decían que el responsable era yo, me parece que se equivocaban”. El “Chivo” le dobló la apuesta a un Obeid que prefirió provincializar la campaña antes que mostrar los atributos de su nave insignia: el kirhnerismo: “cuando un argentino vota al FPV vota a una serie de cosas: la nacionalización de las AFJP, la Asignación por Hijo, la nacionalización de YPF, de Aerolíneas Argentinas, la movilidad y la inclusión jubilatoria, una política exterior fuertemente latinoamericanista, mayores índices de soberanía, independencia sobre los poderes corporativos, la ley de medios”, remarcó.

Obeid dijo que en estos dos meses previo a la definitoria del 27 de octubre intentará revertir el resultado, y Rossi resaltó con flúor las letanías del catecismo K a recitar por Obeid. Según el “Chivo”, él fue víctima dentro del peronismo de “un espacio de tradición más conservadora-popular, que era lo que expresó Reutemann en esa elección de 2009, y que en 2011 y 2013 lo expresó Del Sel; Obeid, igual que yo en el 2009 y 2011 representa la expresión nacional y popular, que es el kirchnerismo”.

Está visto que para el FPCyS el problema a enfrentar en octubre no es el peronismo que tiende a seguir cayendo, sino al hacedor de esa situación: Miguel Torres del Sel, que sigue usufructuando el malhumor del tercio social que define las elecciones (según el “teorema Roseno Fraga”) y perfora de manera amenazadora las capas tectónicas peronistas, generando un movimiento extremadamente peligroso para algunos, pero providencialmente esperanzador para otros que ven en el “petiso” Del Sel la esperanza blanca para el 2015.

Según el columnista de La Nación Joaquín Morales Sola “el peronismo es un partido de Estado. Surgió de sus entrañas. No concibe la política si no es como un ejercicio permanente de poder. Puede tocar la melodía de Menem o la de los Kirchner con el mismo entusiasmo. Lo único que importa en el peronismo es la capacidad electoral de los dirigentes”. Y – agregamos nosotros- si no aparece el liderazgo dentro del Movimiento hay que buscarlo afuera, como hizo precisamente Carlos Menem en 1991 con Carlos Reutemann (un independiente simpatizante del PDP). ¿Podría ser Miguel Del Sel el émulo del Lole versión 2015?.

¿Y Sergio Massa?. ¿Acaso no conversa con Mauricio Macri, jefe político del santafesino Del Sel?. Antes de ratificar su triunfo en octubre, Massa ya consiguió que un militante del obeidismo, el presidente del concejo municipal de Casilda Roberto Meli, se constituyera en el primer pase del año hacia el Frente Renovador del tigrense. ¿Se vendrá la estampida después del 27 de octubre?.

De todos modos hay que se prudente en el análisis; Del Sel, como decíamos, capitaliza el descontento popular con el kirchnerismo, generando una extraña actitud en el electorado independiente: oculta el voto hacia el ex Midachi en los sondeos desconcertando a los encuestadores, que en algunos casos lo califican como “voto vergonzante” y otros menos severos prefieren hablar de “voto protesta”. Sea como fuere, ¿que pasaría si desapareciese del éter social el adjetivo “rechazo”?; ¿estaría impulsando la clase media la falsa consagración de un líder ocasional?. ¿O Miguel Torres del Sel llegó para quedarse aún sin el kirchnerismo en el cuarto oscuro?.

De ser así, el FPCyS debería comenzar a tomar nota para el 2015.

sobre la existencia de un "peronismo disidente"



 Massa y Lavagna , parte del Peronismo Disidente , en charlas ultrasecretas preparando el tramo de campaña de cara a octubre.

Darle consistencia política y electoral a los retazos peronistas existentes por fuera dele spacio k, es la estrategia tradicional de la derecha conservadora, abandonadas ya las hipótesis de reordenar un espacio opositor vía PJ disidente (Duhalde2005) , UCR (Cobos 2009) o PRO (Macri hasta las PASO) y hoy tras el resultado de las primarias, Sergio Massa.

Sobre la existencia de un peronismo "no k o disidente" , la verdadera clave de la etapa que se abre tras las PASO , resulta como hipótesis una discusión pertinente para nuestro lectorJohn William Puck, hipótesis que supone una construcción aún pendiente , que sin embargo con mayor o menor "picardía" , se ve plasmada como realmente existente en los trabajos de Burdman y la Universidad Di Tella.

Leemos al respecto , un muy interesante análisis deJohn William Puck

La existencia de un espacio peronista no kirchnerista, de tinte claramente conservador me parece algo más que una entelequia. Es parte de una hipótesis política que no puede despreciarse. De hecho el estudio del Di Tella que cita Verbitsky realiza dos picardías, legítimas ambas, pero que hay que considerar. Por un lado quita del cómputo a los votos en blanco, lo cual es legítimo para las elecciones donde se eligen cargos, pero no para éstas. Son 700.000 votos que se quitan del denominador. La otra es más sustantiva: separa al espacio del PRO y sus supuestos aliados de la pertenencia a ese clivaje populista conservador. Como si la distancia que hubiera entre los votantes de Massa y los de Macri fuera mayor que la que hay entre los de Massa y los de De Narváez.

El efecto de esta sutileza es poner a tiro al espacio radical-socialista de la segunda posición, y generar la idea de una competitividad entre tercios en paridad de condiciones. Pero los tercios son asimétricos. Los votos entre los sectores populares y populistas se trasvasan con mucha mayor facilidad de lo que lo hacen entre ellos dos y el tercio “republicano”-radical-socialista. De hecho obedecen a referentes territoriales que hoy están aquí y mañana están allá, pero el aquí y el allá es el de la comarca populista, ya sea en su orientación kirchnerista o en su orientación conservadora. Lo que erosiona el poder territorial no es sólo el pase de caciques locales al sector PJ no K, sino también la falta de correlatos claros y de orientaciones precisas relativas al hecho de NO hacerlo. Quedarse en el segmento K, muy bien, ¿y para qué? Los para qué hoy son todos defensivos. Simplemente asegurar logros pretéritos. Ese no es un buen motivo.

Otras dos cosas: primero, el peronismo no kirchnerista tiene una realidad bien tangible en el territorio y, paradójicamente, hoy tiene claro el objetivo de su posible unión. Yo no veo imposible que se ordenen. La gran dificultad consiste en hacer ver que el PRO, lejos de ser una alternativa nacional, es un socio menor, muy menor, de ese armado, y que Macri, lejos de ser una figura de primerísima línea, es una figura a la altura de Del Sel, De la Sota o De Narváez. La sobre-representación simbólica del macrismo es inversamente proporcional a su efectividad política y su capacidad eleccionaria. Sus desatinos, la falta de cuadros y de criterio pueden dejar al peronismo de derecha sin el millón de votos del dúuo de humoristas Macri-Del Sel, y sin los 400.000 del otro dúo humorístico (Baldassi-De Angelis). Si la derecha peronista resuelve el enigma Macri (y sus réplicas territoriales en el Litoral) yo lo veo en aptitud de ordenarse y competir en serio. Se comunica su electorado sin ambages con el electorado potencialmente kirchnerista.

Segundo, lo que no tiene realidad es el espacio “republicano”: ¿de dónde tomarían votos Binner, Cobos o Carrió, o quien fuera, para estirarse por encima del 25% actual para escalar hasta un posible ballotage? Todo se hace cuesta arriba en este espacio, que aún cuando pudiera ordenarse (y aún eso se ve difícil) no se sabe de dónde tomaría votos, territorios, imaginarios, identificaciones. La pasión republicana es de minorías. Luego del colapso de la convertibilidad el panorama es claro.

En 2003 las distintas variantes republicanas alcanzaron el 34% de las voluntades, divididos en varias candidaturas (Lopez Murphy, Carrio, Bravo, Moreau). En 2005 bajó al 25%, y en el 2007 volvió a estirarse, con las candidaturas de Carrió, Lavagna y López Murphy. Es difícil estimar cuánto del voto de UNA, esa confusa mezcla de radicalismo y el peronismo no kirchnerista detrás de Lavagna puede imputarse al voto anti-populista. Aún así es claro que entre todos esos candidatos orillaron el 40% de los votos a nivel nacional, capturando una parte del voto anti kirchnerista del peronismo. El tercer lugar obtenido, y el magro resultado alcanzado debería ser aleccionador. La simbiosis radical-conservador popular no sumo mucho con el híbrido entre Lavagna y Morales.

Si la mitad de los votos de UNA eran peronistas, el republicanismo nuevamente rondó el 34% de los votos. Más adelante, en pleno clima pos-125, en las elecciones de 2009, sumando el Acuerdo Cívico y Social y algunos grupejos aislados el republicanismo, nos encontramos con que esta “sensibilidad” orilló el 33% de los votos. Luego en 2011 la sumatoria del FAP, de UDESO y de la Coalición Cívica no llega al 30% (29,77% para ser exactos). Ahora en 2013 el espacio republicano vuelve a rondar el 25%. Esto equivale volver al nivel del 2005. Si vemos la secuencia del 2003 al 2013 (34, 25, 34, 33, 30, 25) surge un intervalo que manifiesta descensos en las legislativas y pequeñas recomposiciones en las ejecutivas, sin mayores consecuencias, dada la fragmentación del espacio. El techo de esta orientación es muy claro, tanto como su piso.

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